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La ciencia solo es válida si me da la razón, y si no, inventemos otra ciencia

Publicado el 24 agosto 2014 por Evolutionibus

Edzard Ernst nos desgrana hoy en su web un paper publicado en Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine, titulado Research Methodology: Choices, Logistics, and Challenges, básicamente encargado de desgranar los problemas y desafíos a los que se enfrentan las terapias complementarias a la hora de someterse al análisis científico, lo que nos cuenta Ernst no es diferente a lo que muchos ya sabemos en lo relativo a lo que nos responden los partidarios de estas (pseudo)terapias cada vez que les espetamos que la clínica demuestra que no funcionan. Es muy recomendable todo el post, pero me voy a permitir traducir la secuencia de acontecimientos con la que Ernst resume todo el proceso mental e histórico de este asunto.

En palabras de los partidarios y practicantes de las terapias alternativas:

  • ¡Nosotros somos, sobre todo, ALTERNATIVA! Nuestros tratamientos son demasiado únicos como para estar sometidos a una investigación reduccionista; nosotros, por lo tanto, rechazamos la ciencia e insistimos en que somos alternativa.
  • Nosotros (bueno, algunos de nosotros) hemos reconsiderado nuestra oposición y estamos preparados para testear nuestras hipótesis científicamente (PORQUE NECESITAMOS EL RECONOCIMIENTO QUE ESTA NOS PODRÍA TRAER).
  • Estamos consternados al ver que los resultados son, en su mayoría, negativos; la ciencia, al parecer, trabaja contra nuestros intereses.
  • Necesitamos reconsiderar nuestra posición.
  • Encontramos inconcebible que nuestros tratamientos no funciones; todos los resultados negativos deben estar, por lo tanto, equivocados.
  • Siempre decimos que nuestros tratamientos son únicos; ahora nos damos cuenta de que son demasiado holísticos y complejos como para ser sometidos a reduccionistas métodos científicos.
  • Todavía creemos en la ciencia (o al menos queremos que la gente crea que lo hacemos) pero necesitamos un tipo diferente de ciencia.
  • Insistimos en que los ensayos aleatorizados (y todos los demás métodos científicos que fallan al demostrar el valor de las terapias alternativas) no son herramientas adecuadas para testear complejas intervenciones como las de las medicinas alternativas y complementarias.
  • Hemos determinado que los métodos reduccionistas de investigación distorsionan nuestros sutiles tratamientos.
  • Necesitamos ensayos pragmáticos y, de manera similar, métodos “suaves” que capturen la “vida real” de las situaciones, que hagan justicia a las medicinas alternativas y complementarias y que raramente producen resultados negativos.

En resumen, y en palabras del Ernst, “la ciencia sólo es aceptable siempre y cuando produzca los resultados deseados“.

Esto es lo que pasa cuando uno parte de un supuesto que considera cierto a priori y pretende encontrar apoyos y pruebas a posteriori: si las pruebas no aparecen, o son extremadamente débiles, lo mejor es seguir afirmando la mayor y considerar que el resto del mundo utiliza métodos inadecuados o está en nuestra contra. Una verdadera trampa ideológica de la que es verdaderamente complicado salir.

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