Revista Cultura y Ocio

La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930

Por Historia Urbana De Madrid Eduardo Valero García @edjaval
En el Madrid de 1930 vivía la que se decía era la cigarrera “más vieja de España”. Se llamaba Valentina Alonso de Espinosa y contaba con 95 años en mayo de ese año. Este es uno más de los personajes pintorescos que vivieron en nuestra ciudad y forman parte de su historia urbana.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
El escenario adecuado para nuestro relato es la Fábrica de Tabacos del Portillo de Embajadores, lugar donde las cigarreras realizaban una actividad frenética y a su vez poderosa. Frecuentes eran los amotinamientos y reivindicaciones de estas trabajadoras, tanto en el Madrid decimonónico como en el siglo XX. Frente poderoso en todas las luchas: rojas unas, amarillas otras. 
No es de estrañar que nuestro querido Benito Pérez Galdós dijese de aquel gremio de cigarreras:
"... alegría del pueblo y espanto de la autoridad."
El fotógrafo Almazán toma esta instantánea de unas cigarreras en 1934 después de abandonar una huelga de brazos caídos a las doce de la noche.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
Omitimos referencias a la Fábrica de Tabacos para no extendernos demasiado, aunque os ofreceremos imágenes del edifico en tiempos de la protagonista de nuestra historia:
La cigarrera Valentina
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930Había nacido doña Valentina en Toledo el año de 1835 y a los 11 o 12 años la enviaron a casa de unos parientes en Madrid.
Aunque su mayor deseo hubiese sido ingresar en un convento toledano de la Orden Capuchina para cantar al órgano (cosas de la primera juventud), a los 20 años (1855) ingresará a trabajar de cigarrera en la Fábrica de Tabacos.
Llevaba trabajando allí 75 años y en todo ese tiempo había confeccionado la ingente cantidad de nueve millones trescientos mil cigarros puros.
-De diez a doce paquetes de cigarros puros, que antes tenían cuarenta y cinco, y después cuarenta cigarros de los llamados de a cuatro.” Esto respondía la veterana cigarrera a un periodista de Crónica que la entrevistaba. Indicaba además que antes de llegar las maquinarias al edificio de Embajadores todo el trabajo que se hacía era manual y había allí unas diez mil cigarreras. En el año que nos ocupa la cifra descendía a escasas cuatro mil.
Aquella operación de trabajar el cigarro puro era denominada “liar el niño”; formas de definir las cosas que tenían esas mujeres de rompe y rasga; de garbo y salero; chulaponas; castizas, y piquito de oro también.
Vivía Valentina en una casa vieja de la calle Mesón de Paredes, con unos ochenta escalones de por medio hasta acceder a su vivienda. La anciana los subía y los bajaba hasta seis veces al día; una de las veces para ir a la fábrica, porque continuaba trabajando dos horas y media por la tarde. Ya no hacía jornada completa, aunque la había hecho durante décadas, cuando su porte era el de las cigarreras retratadas en tantos sainetes.
A las cuatro me levanto,a las cinco el chocolate,a las seis lío el petate,a las siete a trabajar,y entero en un jornal sacode cigarros un millar.Pues pa repique San Ginés,me sale ya a mí el tabacopor las plantas de los pies.
Ganaba casi cuatro pesetas por día, pero eso dependía de la labor que realizara. Y si un día no acudía, no ganaba nada. Así era la vida de algunos ancianos en un Madrid no tan lejano.
A los 36 años (1871) se había casado con un calesero (cochero), Juan Vivo y López, alias el “tío Vivo”. Fruto de aquella unión nacerán “tres hijos varones y una hembra”, carga que se hizo pesada cuando en 1887 al “tío Vivo” se le dio por morir. Cincuentona y viuda.
De los cuatro hijos sólo quedaba uno en 1930. Se llamaba Pedro y había marchado a vivir a Zamora en busca de mejor porvenir.
El grabado de E. Vela nos muestra el taller de cigarros en 1879. El dibujante G. Meléndez es el encargado de confeccionar el boceto y, seguramente, entre todas las cigarreras esté retratada Valentina.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
Años más tarde, en 1898, será el fotógrafo Compañy quien las retrate. La primera fotografía corresponde al taller de cigarros; la segunda, al de cigarrillos.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
Valentina nunca había estado enferma, a excepción de algún catarro. Hacía dos comidas diarias y no tomaba desayuno. Se cuidaba ella sola y cosía sin gafas, todo un mérito para tan avanzada edad.
Vivía completamente sola, con sus compañeras de trabajo como únicos parientes más cercanos. Y es que al parecer la querían mucho en aquella viejuna fábrica, otrora de Naipes y Aguardientes.
La “tía Viva” le llamaban esas compañeras y amigas. Quizá haciendo referencia al mote de su difunto marido o al personaje creado por Jacinto Benavente para su comedia “De cerca”, otra tía Viva que en 1909 tenía 89 años.
Y muy viva debía estar la cigarrera; incluso lo estaba un año más tarde, cuando Crónica le hace preguntas en un reportaje sobre las cigarreras y lo que esperaban de la República. En esa ocasión la citan como “Flora Alonso” y suman a su edad nada menos que 13 años.
¿Tenía la “tía Viva” noventa y cinco años en 1930 o ciento ocho en 1931? No, se trataba de un error de cálculo; en 1931 tenía 96 años.
El fotógrafo Cámara retrata a Valentina –o “Flora”-, para el reportaje. La identifica con el número 1 y con el 2 a su compañera María Grainés, de 82 años. Ninguna de las dos tenía intención de jubilarse y, junto a otras compañeras, los domingos se echaban una “cana al aire”. En su propia definición, se trataba de ir por ahí a comer paella y pasar la tarde de la mejor manera posible.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
Bien podríamos mentar a la Carmen de Bizet, y a otras de mismo nombre y profesión, sevillanas y de otras provincias. O a las que inspiraron cuplés, sainetes y zarzuelas, que hasta en el mudo y el sonoro cine quedaron inmortalizadas.

Por hacer una comparación, citamos a María Josefa, una cigarrera vieja que el crítico José Félix Tapia describía como de “sangre de chulapona, de castiza, de heroína, de aquella «Malasaña» de 1808”.
María Josefa era uno de los personajes creados por Pilar Millán Astray para la comedia asainetada “Las tres Marías”, estrenada en el Cervantes la noche del 25 de febrero de 1936.
En la fotografía, de Pío, vemos a la actriz Milagritos Leal caracterizada como María Josefa, la anciana cigarrera. A su lado el actor Salvador Soler Mari.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930
Valentina conoció la Castellana cuando era un melonar, y a la reina Isabel II y las Revoluciones. Vivió su juventud en un Madrid que para ella parecía “un corral de vacas”, y fue testigo de otros tantos acontecimientos que dieron paso a la villa y corte moderna.
No podemos precisar cuándo marcho al cielo de los madrileños, sólo podemos afirmar que existió y seguramente falleció cuando ya no pudo “liar el niño”; antes o durante la guerra.
Si pasas por Embajadores y te acercas a la antigua Fábrica de Tabacos, recuérdala. Recuerda a cuantas cigarreras hubo e imagínalas en su plena juventud, con percales en pañuelo y delantal, medias caladas y zapato de tabinete, luciendo ese porte que era imán de los piropos.
Esta anochecer, saliendode la Fábrica e Tabacos—porque yo soy cigarrerapa lo que ustés gusten—marchoEmbajadores arriba,y oservo que vie un muchachocomo de unas diez y nueveprimaveras, muy ufano,con su pitillo en la boca,en los bolsillos las manos,y contoneando el cuerpocomo diciendo: "Esto es garbo;y señora a quien yo mirocon este mirar gitano,es señora que se muerede gusto... por mis peazos."Empezó a chicolearmeatrevido y vivaracho;mas, como a mí no me gustaque me vengan molestando...porque no..., me planto en seco,me pongo en jarras, le aguardoa que se ponga a mi vera,y le digo: "Vamos claros,amigo; si alguna cosatié que decirme, ya estamoscara a cara y pecho a pecho;conque... ¡vaya usté soltando!"Al pronto, el barbián se pusoamarillo, verde, pálido...y oservé que hasta la colale temblaba, del cigarro.Como usté quiera, gachona,me voy a hacer parroquianode usté..., y no va a ser flojolo que la dé... de trabajo.Porque servidor, señora,es de los hombres más largospa consumir cigarrillosque fabriquen esas manos.Conque ya lo sabe, prenda:cuando quiera, nos liamos...usté a arreglarme pitillos;y yo, a su vera, a fumármelos.Se iba usté a poner enfermoporque el... fumar mucho es malo;y mayormente escupiendo,como usté hace a cada paso.Y a mí me gustan los hombresque no consuman cigarroscomo agua, sino que sepanhacerlos durar... un rato...Y me alejé de él, riendo,y el pobre quedó acharadopensando seguramenteen lo que yo iba pensando:en que hay mucha semejanzaentre el amor y el cigarro.Los cigarrillos de a veinteson fuertes, cortos y malos;los de cincuenta, resultande más duración, y... vamosque satisfacen de verasporque son algo más largos,no se queman tan de prisay saben más... a tabaco.En cambio los de sesenta,con ser más finos, más carosy más de postín, no sabenmás que a paja... y por lo tantosiendo más flojos, ni llenanni satisfacen. Pa el casoes como si una tuviesehambre y la diesen un cachode longaniza o jamón .que no haiga, ni pa probarlo,y que se lo zampa unasin sentirlo ni notarlo.Ustés no me negaránque un hombre, a los veinte años,más que un hombre hecho y derechoes un chico que ha empezaoa sentirse hombre, y por esocomienza a quemar tabaco...con más pretensiones y humosque el mismísimo cigarro.En seguida se echa novia,porque de amor y cigarros,a los veinte años, consumenlos hombres un rato largo.—¿Me quedrás mucho, mi vida?Dame un beso, dos, tres, cuatro...y febriles nos estrujanentre sus robustos brazos,y como tien tanto ardorlos infelices... pues, ¡claro!resulta que se les ponela cabeza mal, con tantofuego, y hay que tratárselacon muchísimo cuidao,porque si no, en poco tiempose queda una sin muchacho.Aman lo mismo que fuman:de cada chupá, un cigarro:y asi no se saca gustoque eso... ¡sólo es hacer gasto!Y ahora díganme ustéssi hablo yo mal, cuando habloeso de que se parecenhombres, amor y cigarros.
ENRIQUE GRIMAU DE MAURO“Hombres, amor y cigarros (Monólogo de una cigarrera)”
Madrid, 1930.
La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930

Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2017) "La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325
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© 2017 Eduardo Valero García - HUM 017-004 RECUPAPEL Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

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