Pero, nos preguntamos: ¿cómo sabemos si se trata de una “alarma real”, un “conato”, una “avería”, o una “falsa alarma”?.
Ahí está nuestro sistema regulador pensante: cuando la señal visual llegó al tálamo, éste, al mismo tiempo que envió señales a la Amígdala, lo hizo a la Corteza Prefrontal Medial quien las ha analizado y procesado, actuando como un interface. La Corteza Prefrontal Medial valora cosas del tipo “¿he visto un león o me lo ha parecido?“, “¿es un león de verdad o es un león en una pantalla de cine en 3D?“, “¿los leones son peligrosos?“, “¿qué intenciones tiene el león?“, “¿es probable encontrarse con un león en un cine?“.
En función de toda esta información contextual, en cuya obtención intervienen otras estructuras como el Hipocampo, la Corteza Visual o la Corteza Cingulada Anterior, la Corteza Prefrontal Medial manda señales a la Amigdala con el mensaje: “Si, es un león. Peligro de Muerte Inminente. Hay que correr (no parece que luchar contra el león sea lo más inteligente)”, o bien “Falsa alarma. No pasa nada. Solo es una película en 3D.” Todo esto ocurre tan rápido que es probable que solo podamos pensar en lo que ha ocurrido una vez que la situación amenazante ya ha pasado.
Vemos, pues, que existe una especie de doble vía desde que recibimos un input externo y, además, dos velocidades distintas.
En cinética, la fórmula de la velocidad es : velocidad = espacio /tiempoSea la Vía 1 aquella que parte del Tálamo y actúa, directamente, sobre la Amígdala y nuestros estados emocionales; aplicando la fórmula de la velocidad :
v1 = espacio1 / tiempo1 y, despejando : tiempo1 = espacio1 / velocidad1
Y ahora llamamos Vía 2 a aquella que parte del Tálamo, pasa por la Corteza Prefrontal, la Amígdala, y le dice a nuestro sistema nervioso central cómo actuar fisiológicamente (sea alarma, avería o falsa alarma).
v2 = espacio2 / tiempo2 y, despejando : tiempo2 = espacio2 / velocidad2
¿Cómo podemos actuar sobre las emociones y conseguir que éstas que sean menos impactantes y más racionales?. Podemos hacerlo variando los tiempos t1 y t2. Por otra parte, el espacio2 es mayor que el espacio1 (la distancia tálamo-corteza-amígdala es mayor). Por tanto, la única forma existente para variar estos tiempos es variando las velocidades v1 o v2.
Y voy más allá : aceptando que v1 es una variable generalmente fija para todos nosotros, la forma en la que podemos influir en el resultado final de nuestras emociones es actuando sobre v2.Y llamando a v1 “Velocidad emocional” y a v2 “Velocidad racional”, os emplazo a pensar en dureza, tenacidad, enfados y reflexiones.
No siempre hay que decir lo que pensamos, pero siempre hay que pensar lo que vamos a decir.
Hasta pronto, Pops!!.El comportamiento humano y las leyes de la fisica