Cuando H. Schliemann, el célebre descubridor de Troya y de Micenas, falleció dejaba tras de sí un enorme legado, pero también un sueño sin completar: el de excavar en la isla de Creta. Creía que en este emplazamiento encontraría elementos que reforzarían lo ya expuesto gracias a descubrimientos anteriores e, incluso, no descartaba la posibilidad de dar veracidad histórica a ciertas leyendas, cosa que ya había logrado anteriormente.
Sin embargo, la muerte arrebató a Schliemann la posibilidad de llevar a cabo otro gran descubrimiento. Sería Arthur Evans, un hombre que a diferencia de Schliemann no era un autodidacta sino un estudioso formado en algunos de los mejores centros educativos ingleses, quién llevaría a cabo esta magna empresa.
Evans, consciente de como su predecesor había dado vida a los mitos de la Guerra de Troya, creía que también existía una base verdadera en la leyenda del rey Minos y de la célebre criatura a la que este monarca había encerrado en un Laberinto construido por el arquitecto Dédalo: el Minotauro.La excavación del palacio de Cnossos dejó al descubierto toda una brillante civilización desconocida hasta el momento. Evans no dudó en señalar que había encontrado el palacio de Minos y atribuyó el nombre de minoica a esta civilización.
Tras el descubrimiento el arqueólogo inglés se dedico a realizar una reconstrucción que fue muy criticada, tanto por lo llamativo de sus colores como por el poco cuidado que, en ocasiones, se prestaba a los restos originales. No obstante, dicha reconstrucción permite al visitante de los restos del citado palacio hacerse una idea de la brillantez de la civilización descubierta por Evans.
Los años pasaron y numerosos palacios fueron hallados a lo largo de toda la isla. Así, al nombre de Cnossos se añadirían otros como Festos, Zakros, Malia, etc. Al mismo tiempo fueron encontrados restos de esta civilización en buena parte de la cuenca oriental del Mediterráneo de la misma manera que se encontraron objetos de diversa procedencia (egipcia, micénica, etc) en Creta, lo que hablaba de un intenso comercio desarrollado desde la isla.
La arqueología nos ha ido permitiendo, con el paso del tiempo, hacernos una idea de como funcionaba esta civilización. Pese al triunfo que supone la extracción de estos conocimientos por medio de la ciencia arqueológica queda aún mucho por hacer. La escritura de este pueblo, por ejemplo, a la que el propio Evans denominó como Lineal A, aún no ha podido ser descifrada. Numerosas preguntas siguen sin respuesta con respecto a la civilización minoica, pero ya es mucho lo que podemos contar sobre ella...
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