
Adicionalmente, debemos resaltar que otro beneficio que obtenemos de la práctica constante tiene que ver con el desarrollo de habilidades y actitudes, como lo dijo Eurípides “no es lo que el orador dice, sino quien es lo que le da peso a la elocuencia”, y eso lo logramos con asertividad y congruencia.En definitiva, los oradores crecemos en calidad en la medida que aumenta nuestro tiempo de práctica, porque la práctica es un maestro excepcional. Cayo Plinio El Joven