La historia nos enseña que no todos los hombres han sido despiadados ni todas las mujeres seres buenos y bondadosos. Magda Goebbels será recordada, en palabras de Anna Maria Sigmund, como la “compañera del diablo”, es decir, como esposa del tristemente célebre ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels. 1
La hija ilegítima
Johanna Maria Magdalena Ritschel nació el 11 de noviembre de 1901. Fue el fruto de una relación entre Oskar Ristchel, un rico constructor, y su joven criada, Auguste Behrend. Aunque sus padres terminaron casándose, se divorciaron cuando Magda tenía solamente 3 años. Su madre volvió a casarse con un fabricante de pieles de origen judío.
Única niña en un mundo de adultos, recibió las constantes atenciones de sus padres y su padrastro. La educada Magda fue internada en un convento de ursulinas en el que pasó 8 años de su infancia, forjando aún más su carácter recto y refinado. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Magda estaba en Berlín, donde continuó sus estudios en un instituto de enseñanza media. Durante aquellos años, la que llegaría a ser esposa de un nazi, se acercó a la filosofía budista y defendió una cultura de la no violencia.
La estudiante y el millonario
En 1919 Magda Goebbels ingresaba en el exclusivo internado femenino de Goslar en el que continuó sus estudios. En un viaje de vuelta al colegio tras unas vacaciones, coincidió en el compartimento del tren con Günther Quandt, un elegante y multimillonario viudo de 38 años con dos hijos pequeños. El amor fue inmediato. Pocos meses después la pareja se prometía previa conversión de Magda a la religión protestante de su novio. Así, en 1921, y con tan sólo 19 años, Magda se convertía en una mujer casada.
La esposa y el amante judío
Magda pronto se topó con una dura realidad. Una familia ultraconservadora que no escondió su abierto rechazo, un esposo que resultó ser un hombre aburrido, frío y amante del trabajo, dos hijastros, tres hijos de un amigo de su esposo a su cargo y un hijo propio. Para huir de aquella situación agobiante, Magda inició una aventura amorosa con Chaim Vitaly Arlosoroff, un joven estudiante ruso de origen judío que se acabaría convirtiendo en un símbolo de la lucha de los judíos en Palestina tras su asesinato en Tel Aviv. El idilio con Arlosoroff acercó a Magda a las ideas sionistas y la alejó de su matrimonio. Después de 9 años de relación, Günther Quandt hechó a su esposa de casa.
Encontrando a Goebbels
Magda y su hijo Harald, del que había mantenido su custodia, se trasladaron a vivir a una bonita casa de Berlín y disfrutó de una libertad sufragada por la pensión de su ex esposo. Fue en el verano de 1930 cuando la vida de Magda cambiaria por completo. Convertida en una dama de la sociedad que tenía que encontrar distintos entretenimientos, decidió asistir al Palacio de los Deportes de Berlín donde la multitud se agolpaba para asistir a un acto del Partido Nacionalsocialista Alemán en el que iba a tomar la palabra Joseph Goebbels. Las palabras de Goebbels llevaron a Magda a afiliarse al partido y convertirse pronto en la dirigente de las mujeres nazis de su distrito. Tras trabajar como voluntaria en la sede del partido, consiguió el secretariado del subjefe del distrito y llegó a conocer en persona a Goebbels con el que empezó a colaborar ordenando y archivando sus artículos periodísticos. A pesar de que Goebbels no era un hombre de físico atractivo, era de baja estatura y tenía un pie contrahecho que arrastraba al caminar, Magda no tardó en enamorarse de él.
Primera dama del tercer Reich
Su relación con Goebbels la llevó a conocer en persona a Adolf Hitler. Si Magda adoraba a Goebbels, el entusiasmo y culto hacia el Führer fue mayúsculo y rayando el fanatismo. Una vez casados, Magda y Goebbels se trasladaron a vivir a una lujosa residencia en la Reichskanzlerplatz que se convertiría en centro de reuniones de la alta burguesía berlinesa y en el cuartel general privado de Hitler para orgullo de la anfitriona. Magda y Goebbels tuvieron 6 hijos, cuyos nombres empezaban todos por la letra “h”, un capricho de la madre: Helga, Hilde, Helmuth, Holde, Hedda y Heide. También su primera hijo, habido del matrimonio con Quandt tenía esta letra al inicio: Harald. En 1938, Magda se ganó el honor de ser la primera destinataria de la “Cruz de Honor de la Madre Alemana” convirtiéndose en el ejemplo a seguir por todas las mujeres. A este honor se sumó el de ser considerada la primera dama del tercer Reich a pesar de no estar casada con el Führer.
La perfecta casada engañada
La vida modélica que llevaba Magda se vio truncada cuando uno de los muchos amoríos de su esposo salió a la luz de manera escandalosa. La relación de Goebbels con Lida Baarova, una joven actriz checa de 22 años no fue para nada del agrado de Magda quien, por otro lado, también mantenía algún que otro idilio extramatrimonial. Orgullosa y segura de su posición, no dudó en pedir el divorcio a Hitler. Pero no calculó bien el movimiento. La separación del entonces Ministro de Propaganda y la mujer ejemplar alemana sería nefasta para la imagen de los nacionalsocialistas por lo que el Führer se negó en redondo, obligó a Goebbels a separarse de su amante y decretó que el matrimonio continuara. Fue entonces cuando Magda fue realmente consciente de con quien estaba jugando. El papel que ella misma había escogido de esposa y madre alemana ejemplar, no podría abandonarlo a la ligera.
La solución final
En 1942, el nacismo llegó a uno de sus puntos álgidos al proponer la conocida como “Solución final” para eliminar a los judíos. En aquel momento Magda se escandalizó por la radicalización de las ideas antisemitas de los nacionalsocialistas pero su ciega idolatría hacia Hitler y Goebbels hicieron que continuara a su lado.
Magda Goebbels tuvo un trágico final. Instalada en el antebúnker de Hitler en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, decidió permanecer hasta el final al lado de los hombres que habían cegado su existencia. A pesar de las desesperadas insistencias de varios miembros del servicio que ofrecieron a Magda huir o al menos ayudar a huir a sus pequeños, decidió terminar sus días al lado de su esposo y de sus 6 hijos. El 1 de mayo de 1945, tras terminar con la vida de sus hijos, Goebbels se pegaba un tiro. Magda se envenenaba. Terminaba de esta espantosa manera la vida de una joven y elegante muchacha que un día soñó con ideas pacifistas y terminó dando su vida y la de sus propios hijos por el nacionalsocialismo.
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1. Las mujeres de los nazis, Anna Maria Sigmund. Pág. 85
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Las mujeres de los nazis, Anna Maria Sigmund Género: Biografías