Después de muchos años trabajando en diferentes proyectos, uno va sacando sus conclusiones. Al final, entre unas y otras, van surgiendo las claves que nos van dando pequeñas conquistas, esas leyes no escritas que bien por instinto, por imitación o por aprendizaje.
Hace un año comencé un gran proyecto: reunir todo lo que se y todo lo que he aprendido acerca de la comunicación; analizando los diferentes escenarios, las personas que nos rodean y nos influyen, y cómo reaccionar y comportarse en ellos. Ese proyecto verá la luz en junio y es sin duda la obra más completa y actual sobre la comunicación personal (por cierto, en busca de editorial).
Yo ya saqué mi propia conclusión: la clave está en la comunicación. La comunicación es la herramienta fundamental que nos llevará a conseguir metas, ya que a través de ella podemos trasladar a nuestro entorno todo el resto de cualidades; conocimientos, estilo, ideas, trabajo en equipo, aptitudes… todo.
Así, tras indagar en diversos planes formativos acerca de habilidades directivas y sociales, puedo concluir que la comunicación es el padre del liderazgo y la madre de la motivación.
La importancia de saber comunicar ocupa diversos frentes, entre los que podemos destacar:
- La importancia en la aceptación social.
- La capacidad de transmitir conocimientos, sentimientos y emociones.
- Su gran enseñanza en la observación y la escucha de las personas.
En estas tres áreas el dominio de técnicas y herramientas de la comunicación nos llevan a un estado de casi excelencia, una dimensión superior que John C. Maxwell define con gran acierto en El Poder de las Relaciones.
Para liderar, transmitir, convencer y persuadir. Para líderes de grupo, responsables de departamento o docentes liderar es convertirte en guía y referencia a través de tus mensajes y tu actitud. Saber transmitirlo y llevar a los demás hacia un destino común. Liderar porque creen en lo que dices y en lo que haces. Sin capacidad de comunicación el liderazgo es tarea difícil. Y aún llegaríamos más lejos si profundizamos en técnicas de negociación.
Para motivar, transmitir, convencer y persuadir. Motivar es también escuchar y saber que espera cada uno. Motivas si mueves a la acción y si defines el sentido y la meta de la misma, si transmites energía. Motivas si expones, convences, si creen en ti. No hablamos de influir, sino de convencer.
La comunicación también tiene una familia más extensa.
Marca personal, si no comunicas no existes. La puesta en escena de nosotros depende de estar, y para estar hay que comunicar. Saber manejar los tiempos de una conversación, los mágicos 30 segundos donde todo un despliegue de áreas comunicativas se ponen en escena; gestos, palabras, movimientos, emociones… Hacer estando siendo; es la clave de la actitud que nos hará reconocibles y visibles como marcas personales. La persona que no comunica no es marca.
Comunicar también para emprender. Factor clave para construir un equipo emprendedor y generar en él la ilusión por un proyecto. También para convencer a socios, bancos e inversores. Y para buscar empleo, como muy bien explicamos en el libro Mejora y Gana, para gestionar determinandos momentos referentes al proceso y la propia entrevista de trabajo.
En definitiva, en la gran familia de las habilidades sociales y directivas, la comunicación es el Padre, un padrino en toda regla que alcanza áreas más extensas como la PNL, el coaching o la Inteligencia Emocional.
¿De verdad piensas llegar lejos sin dominarla?