Revista En Femenino

La conciencia del recién nacido sobre su cuerpo

Por Pequelia @pequelia

Mecanismos del percepción del yo

¿Cuándo empieza el ser humano a diferenciar su propio cuerpo del de los demás?, a esta pregunta responde una investigación realizada por el Birkbeck College de la Universidad de Londres. Los expertos explican que la capacidad de diferenciar el cuerpo propio del de los demás es algo muy importante y esencial que permite interactuar con el entorno y con otras personas, y esa diferenciación ya se da en los recién nacidos, los bebes nacen con mecanismos esenciales que facilitan esa conciencia corporal, es decir, la conciencia del recién nacido sobre su cuerpo se podría decir que es innata.

Los investigadores explican que los recién nacidos son competentes y capaces de diferenciarse de los demás, también pueden tener una percepción coherente de sus cuerpos. Los resultados de esta investigación tienen un gran valor, la razón es que se pueden utilizar para predecir de forma precoz trastornos del desarrollo de los bebés, como por ejemplo el autismo, en este caso, se cree que los bebés sufren un deterioro de la diferenciación de su propio yo y el de otra persona.
Los expertos también explican que la presencia de estos mecanismos al nacer ayudan a entender que otros mecanismos se alteran en los trastornos relacionados con el cuerpo y la conciencia en adultos, un ejemplo es la anosognosia, un problema neurológico de tipo cognitivo en el que el paciente no tiene percepción de sus déficits funcionales neurológicos. Con respecto al estudio, en investigaciones anteriores relacionadas con la propiedad del cuerpo en adultos, se había demostrado que la integración de información procedente de diferentes modalidades sensoriales, como puede ser el tacto o la vista, es un factor determinante a la hora de tener conciencia plena del propio cuerpo.

Los investigadores relatan que una persona que observa el rostro de otra persona que está siendo acariciada, mientras recibe caricias similares en su cara, provoca que la percepción de uno mismo cambie para incorporar de forma parcial la percepción de la otra cara, como si esa cara le perteneciera. Estos son trabajos realizados con adultos, evidentemente cuentan con más elementos de percepción que los bebés. En el caso de los recién nacidos, se trabajó con un grupo de 20 bebés a los que se les mostró un vídeo con la cara de otro bebé que estaba siendo acariciada con un pincel suave, mientras, se tocaba a los pequeños en sus mejillas de forma simultánea y con un cierto retraso.

Las sesiones tenían una duración de entre 3 y 6 minutos, o en su defecto, hasta que se sintieran inquietos o somnolientos. En ese tiempo se les mostraba el vídeo, la pantalla estaba situada a unos 35 centímetros. Evidentemente los bebés no podían explicar su experiencia pero sí se podía apreciar que mostraban más interés por el rostro del otro bebé que se veía en el vídeo, cuando el suyo propio era acariciado en el mismo momento. Según leemos en Sinc, si en el vídeo que se mostraba aparecía la cara al revés (boca abajo), algo que hacía más complicado que se pudieran identificar a sí mismos, mostraban menor interés por las imágenes, lo que reducía la probabilidad de que pudieran relacionar el estimulo visualizado a su propio cuerpo.

Ante estos resultados se concluye que los recién nacidos son capaces de detectar la estimulación intersensorial síncrona, prefieren mirar los estímulos relacionados con el cuerpo de forma sincrónica, y que los procesos clave que subyacen a la percepción del cuerpo están presentes al nacer. Sin duda, es un curioso estudio que nos desvela un poco más las funciones y capacidades innatas de los bebés. Podéis conocer todos los detalles del estudio a través del artículo publicado en Current Biology.

Foto| Melissa Schalke

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