Revista En Femenino

La confirmación, un paso al frente en el camino

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

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Desde pequeña he escuchado esa frase: “Muchos son los llamados, y pocos los elegidos”, y con el sacramento de la confirmación parece que se cumple. Bodas, bautizos y comuniones, se llevan la palma en asistencia de público, y es que socialmente todos estos ritos para recibir los sacramentos del matrimonio, el bautismo y la eucaristía quedan genial y visten mucho. Pompa, vestidos, regalos, grandes festejos.

Pero sin embargo, las confirmaciones, se convierten en un acto mucho más íntimo, incluso me atrevería a decir que el bombo que reciben los otros sacramentos, aquí se ve relegado a un pequeño grupo de personas. ¿Acaso no debemos de sentirnos orgullosos de que nuestros hijos, sobrinos, amigos o nietos hayan decidido decir que SÍ a Jesús? Entonces, ¿por qué no vivimos las confirmaciones como las comuniones, bodas o bautizos? ¿Acaso no significa la entrada en la edad adulta del cristiano? ¿Acaso no significa que la semilla de Dios ha florecido en el corazón de una persona que tiene a bien seguro mucho que aportar a nuestra iglesia?

O quizás, los otros sacramentos se hayan convertido en un mero hito social, un evento donde lucir ropajes y derrochar en banquetes y viajes. Ostentación frente a sencillez, y es que parece que el sacramento de la Confirmación no ha perdido esa belleza, esa sencillez de estar reunidos en nombre de Dios, ese sentimiento de unión y oración, esa emoción interna.

Y es que aunque sea un sacramento que de cara a los hitos sociales pase más desapercibido, precisamente y gracias a eso, los testigos de ese rito, de ese momento en el que los confirmantes dan el SÍ a su vida como cristianos, ya que durante el bautismo lo hicieron sus padres y padrinos por ellos, eso le confiere ese respeto, esa solemnidad, que por desgracia en muchas de las otras celebraciones se ha perdido.

El otro día pude compartir con mis amigos Mari Ángeles y Manolo, la confirmación de su hija pequeña, África, fue un honor participar de tan bello momento. El año que viene, si Dios quiere, viviremos la primera confirmación en casa, la de mi hija Ana.


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