Parece ser que la cuenta corriente de Pierce Brosnan anda algo nostálgica de los éxitos de James Bond. Traspasados ya los sesenta años se embarca en esta aventura de espías que más flaquea por sus lagunas de guión que por la edad de un protagonista que aún da el pego en esto de los tiroteos y las persecuciones. El intérprete irlandés encarna a Peter Deveraux, un antiguo agente de la CIA que debe volver a primera línea para echar una mano a alguien cercano que se lo implora. Para que la sucesión de clichés sea completita, tampoco faltarán como ingredientes de la trama una chica a la que proteger, un antiguo compañero que antes le veneraba y ahora es contrincante, un agente doble, varios malos con cara de ajo y, por último, los personajes absolutamente sobrantes en la historia de una asesina letal y un lazo familiar del protagonista. ¿Alguien da más? ¡Ah!, casi se me olvida mencionar que el escenario es el de una original guerra fría ruso-estadounidense, tema apenas tocado en el género que espera dejar boquiabierto al respetable (que no respetado) por los apenas esperados giros de guión; todo ello siempre que susodicho respetable, claro está, posea la capacidad de deducción de la cría de un mandril.
Expuestos así los poderosos argumentos para que olvidemos esta película casi antes de haberla acabado, toca mencionar que los pasajes de acción están, más allá de las tablas de Brosnan, que también, bastante logrados, con aportes de tensión, buena coreografía y un toque de fantasmagoría que en un trabajo palomitero como este puede resultar una virtud si se dosifica su ingesta. La aventura masticada y previsible no permite al espectador pensar demasiado y unirse a la trama, así que lo mejor que puede hacer es dejarse llevar por las virtudes de la narración y no contagiarse por el frío que desprenden las relaciones de los países archienemigos, a pesar de que el resultado final de la película sea de corte veraniego.
Junto al trabajo meritoriamente decente de Brosnan tenemos un cartel de intérpretes secundarios intrascendentes y el rostro de Olga Kurylenko que necesitaba un “reto” de este calibre para demostrarnos que sigue abierta a hacer cine, que sólo estaba de parranda…
Especial y casi únicamente recomendable esta Conspiración de noviembre para los nostálgicos del glamour perdido de James Bond al ser modernizado con la rudeza de Daniel Craig y seguidores de las clásicas aventurillas de espías con ambientación a lo John le Carré.
Dirección: Roger Donaldson. Título original: The November Man. País: USA. Duración: 108 min. Género: Acción, thriller, drama. Intérpretes: Pierce Brosnan (Peter Devereaux), Olga Kurylenko (Alice), Will Patton (Perry), Luke Bracey (David Mason), Bill Smitrovich (Hanley). Guión: Michael Finch y Karl Gajdusek; basado en la novela “There are no spies”, de Bill Granger. Producción: Sriram Das y Beau St. Clair. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Romain Lacourbas. Montaje: John Gilbert. Diseño de producción: Kevin Kavanaugh. Vestuario: Bojana Nikitovic. Estreno en España: 13 Marzo 2015.