La corona partida es una película que puede considerarse que sirve como bisagra entre las dos series de corte histórico que han sido producidas para Televisión Española en los dos últimos años: Isabel y Carlos, Emperador
Está insertada, por tanto, en uno de los períodos más singulares y especiales de la Historia de España, el de su conformación como Estado moderno.
Y también, en unos momentos especiales, como los que corresponden al Renacimiento, con el fin de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna.
Centrándonos ya en la película, ésta tiene como tema principal la encarnizada pugna, sin cuartel, que se produce entre el Rey Fernando el Católico y su yerno, dueño y señor de Flandes, Felipe, conocido con el sobrenombre de El Hermoso, que estuvo casado con la hija de Fernando y de la Reina Isabel, Juana, también nombrada con el apelativo de La Loca.
Fueron aquellos, pues, años muy convulsos, con la muerte de la Reina Isabel en 1504, el repentino fallecimiento de Felipe en 1507, (a causa de una inesperada ingestión de agua fría después de jugar en un frontón), la transitoria Regencia del habilidoso Cardenal Cisneros y la reasunción de las funciones como Soberano Castilla por parte de Fernando, hasta el año de su muerte, en 1516, (momento a partir del cual su nieto, Carlos V, procedente de Flandes, desembarco en España, dando inicio a los dos siglos más esplendorosos y gloriosos del Imperio Hispánico).
No obstante, la película no se concentra tanto en las figuras de Fernando y Felipe, sino más bien, lo hace con mayor hincapié y énfasis, en Juana, la heredera de la Corona de Castilla, a la que todos consideraban como una trastornada.
Y aquí se localiza, a mi juicio, el gran acierto de la cinta, (como también fue uno de los de la serie Isabel): La elección de Irene Escolar para encarnar a Juana, con una interpretación espléndida y repleta de matices. Exagerando, sí, hasta cierto punto pero sin pasarse, en cómo debían de ser las reacciones cotidianas de la heredera de Castilla.
Aunque tampoco se quedan atrás los otros dos personajes y, por ende, actores, que le dan réplica: El Rey Fernando, (con un competente y asentado Rodolfo Sancho desde la serie Isabel), y Felipe, (con un no menos convincente Raúl Mérida).
Y ya, en un segundo plano, la presencia secundaria pero poderosa y casi ubicua, del Cardenal Cisneros, (un espléndido Eusebio Poncela).
La historia y su hilo conductor están bien llevados, (con las continuas y sucesivas intrigas de los contendientes a la Corona de Castilla y sus respectivos seguidores, que ya tuvieron su preludio en la serie Isabel y su continuación en la serie Carlos, Emperador), pero no tanto como las interpretaciones de los actores.
Con un decorado, una ambientación y un vestuario, también rayando a una buena altura, La corona partida es una película plenamente disfrutable y entretenida, tanto para los que se acerquen a ella para pasar unas apasionantes dos horas, como para los que lo hacen por motivos didácticos y aspirando a aprender más de la Historia de nuestro país.
Alberto Bellido GarcíaÚltima actualización de los productos de Amazon en este artículo el 2021-08-19 / Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados.