En primer lugar, que la relación causal no se entiende “analíticamente”. Esto significa que observando un mero hecho no puedo conocer sin más a qué efectos puede dar lugar (observando una porción de cianuro no puedo concluir que es un veneno mortal, etc.).
David Hume
¿Se percibe una relación causal? Hume afirma que no, veámoslo con un ejemplo. Yo percibo dos “hechos”: por ejemplo, una bola de billar se mueve porque otra ha chocado contra ella (la causa es anterior y el efecto posterior, es decir, la relación causal es una sucesión temporal). ¿He percibido una relación causal? No. ¿Por qué? Porque la causalidad es una “inferencia”: es la conclusión de una observación (o de una serie de observaciones). Y esto es lo que afirma Hume cuando sostiene que la relación causal entre hechos del mundo no es percibida: es “inferida”, “razonada” desde la observación repetida de lo que sucede en el mundo. Dicho de otra manera: percibo hechos – las dos bolas de billar del ejemplo propuesto- e infiero relaciones, principalmente la relación causal).¿Qué significa que “tras la observación se crea en nuestra mente la predisposición a evocar el efecto”? Principalmente lo siguiente: una vez que nuestro conocimiento ha establecido y fijado una relación causal entre hechos (infiriendo de los efectos las causas), ocurre que basta con que perciba la causa para que infiera cuál va a ser su efecto (si pongo un recipiente con agua en el fuego y conozco que el fuego tiene un efecto calorífico concluyo que tarde o temprano el agua hervirá –y no concluyo que se congelará, salvo que desconozca esa ley causal). Dicho de otro modo: la relación causal tiene un alcance “predictivo” (permite predecir efectos desde sus causas).
Una última cosa. Hume sostuvo que las leyes causales de las ciencias no pueden establecer nunca “conexiones universales y necesarias”. ¿Por qué? Porque la relación causal se establece a partir de una inferencia “inductiva”. De aquí surgió toda una rama de las matemáticas: el “cálculo de probabilidades”. Una ley causal enuncia una “probabilidad”, y esta es mayor o menor según el número de observaciones en las que se apoya. Hoy día, por ejemplo, en ramas de la física como la “física cuántica” –o también en la mayoría de las “ciencias sociales”- se sigue esta tesis de Hume: sólo podemos afirmar la probabilidad de que a tal causa le sigua tal efecto, pero no es seguro que sea siempre así ni que tenga que ser así.