IRRITARSE POR UN REPROCHE ES RECONOCER QUE SE HA MERECIDO de Tácito
Me vais a permitir todos que este artículo se lo dedique a Rcalber. El muchacho no deja de darme la murga por descuidarme en hacer justo lo que el no hace: escribir. Es un tipo de fiar para cuestiones de derecho y economía (tiene un manual para el acoso escolar memorable). Nos separan muchas cuestiones: yo soy vasco -con lo que ello significa- y el es un andaluz que siempre me respetó aunque seguramente no comparte la visión que de la configuración del reino tenemos.
Mi pasado va ligado al de las ONGs. En líneas generales las conozco, y por ello hay algo que me llama la atención. Me explico: la mayor parte de ellas nacieron de una disconformidad sobre el orden establecido de muchas cosas. Partían con la ilusión de ejercer un cambio social en el ámbito de la participación que a cada una le correspondía. Los ahora colaboradores entonces eran denominados militantes, entre otras cosas, porque sus actividades respondían a un activismo casi siempre desinteresado. La gratuidad formaba parte de la acción y esta la ejercían apoyándose en la crítica social.
Pero lo que me llama al atención es que la sociedad contemporanea se ha fagocitado el uso de la crítica que las ONGs puedan ejercer sobre ella. De hecho, a muchas las conocemos por lo que hacen pero no por lo que piensan. Cuando precisamente esto debiera ser un toque de atención de cómo hacer un mundo mejor. En la actualidad la transgresión, el culto a la variedad y lo distinto se ha instalado dentro de una sociedad que no se sorprende ante las nuevas propuestas por alocadas que estas sean. En realidad, es habitual que de ellas sólo nos llegue el papelito para la ayuda financiera pero muy pocas veces nos llegan sus análisis ideológicos.
La verdad es que tienen difícil ser críticas en una sociedad en la que todo el mundo quiere ser distinto, original y creativo. Nada mejor para acallar las críticas que puedan provocar transformaciones sociales que el exceso de ella. La disidencia y la no conformidad que fue la causa de su nacimiento en la actualidad se halla instalada en el sistema como algo natural. De hecho son los mismos poderes del estado los que rellenan el discurso hablando de innovacíón y de cambios. Y nada mejor muestra de ello que las campañas electorales o el mundo de la moda.
El sistema se halla inmunizado a la crítica desde que éste se puso de su parte. Quizás lo que cambia es la escenografía de una crítica que busca lo alternativo y la transgresión pero que lo hace con puestas en escena, que aunque sorprendentes, son de asimilación rápida por estar basadas en la inmediatez. La crítica se ejerce pero no llega como un bálsamo para empujar hacia una sociedad más justa porque el mismo sistema admite la negación dando la sensación de que no hay problemas. Lo curioso es que a las ONGs las reconocemos una labor magnífica, pero con la crítica adormecida o callada, no contribuyen a un cambio social que fue en su origen la causa de su nacimiento. En realidad el mismo sistema (llamese Estado si se desea) a quien pretenden combatir, es en numerosas ocasiones, quien las sustenta asumiendo con naturalidad sus contradicciones.