Las primeras crónicas de los incas fueron inscritas entre los siglos XVI y XVII por cronistas, tanto españoles como andinos, quienes sumaron, a estos relatos, la narración de los acontecimientos en los que participaron. El primer libro sobre los Andes probablemente fue escrito por Bartolomé Ruiz a inicios de 1528. Ya en 1534 fueron publicados La conquista del Perú llamada la Nueva Castilla, de Cristobal de Mena, y La verdadera relación de la conquista del Perú, de Francisco de Xerez, secretario de Pizarro. A partir de ese momento se escribieron muchas crónicas, que profundizaron el conocimiento sobre los Andes, su gente y su cultura. Los primeros cronistas difícilmente pudieron escribir sobre los incas, debido al desconocimiento del idioma y la aún defectuosa traducción. En la década de 1540, Agustín de Zárate escribió la Historia de descubrimiento y conquista del Perú, que es una de las primeras crónicas donde se encuentra una breve historia incaica, aunque elaborada con esquemas y modelos occidentales.
Cieza y Betanzos
Recién entre 1550 y 1560 se culminaron las primeras historias incaicas completas, que fueron Crónica del Perú, de Pedro Cieza de León, y Suma y narración de los incas, de Juan de Betanzos. Ambos entregaron los que sería la versión estándar sobre los incas, con un sesgo evidentemente occidental; adaptaron los cargos e instituciones a la estructura europea, ignoraron la dualidad propia de los incas, entre otros. A pesar de ello, sus crónicas continúan siendo una fuente muy útil. A partir de ellas se escribieron infinidad de historias. Pasada la mitad del siglo XVII, el jesuita Bernabé Cobo escribió **Historia del Nuevo Mundo, donde se realiza un compendio a partir de la información anterior y elementos de su propia investiganción.