Revista Opinión

La cuarta dimensión: el tiempo

Publicado el 15 octubre 2012 por Jocoma

 

La cuarta dimensión: El tiempo

Hay un dicho que viene a decir más o menos: Si quieres derribar una casa, haz un agujero en el tejado y espera cien años.

La cuarta dimensión: El tiempo

Casa en ruinas

Esto, que en principio podríamos interpretarlo en clave de paciencia, vamos a hacerlo yendo a la esencia del factor que utiliza: El tiempo.
Hay una corriente científica que nos dice que el factor tiempo es destructor y que lleva al caos. No estoy de acuerdo con esto. En primer lugar, se podría decir que el tiempo aparece por lo menos desde el Big Bang junto a la materia y que son consustanciales, es decir, que la materia existe porque existe el tiempo y puede que al contrario, pero no estoy seguro. También se podría decir que el tiempo es espacio y que este es tiempo. Si consideramos que la máxima temperatura se alcanza con la explosión, desde ese mismo instante la energía comienza a enfriarse, a vibrar en unas frecuencias determinadas y a establecer por en medio unas distancias físicas medibles en tiempo. Es posible incluso que el tiempo fuera anterior a la misma materia y que este hizo que la energía contenida antes del Big Bang, al alcanzar incalculables temperaturas, implosionara y acabara explosionando creando la materia con tres dimensiones acompañada de la dimensión espacio/temporal. Podríamos considerar pues al tiempo como La Gran Dimensión

La cuarta dimensión: El tiempo

Big Bang

Si tenemos en cuenta que el tiempo (dentro de su espacio como una unidad indivisible, singular y relativa) tiene como una de sus funciones el “equilibrarse” con la materia, podremos convenir que cualquier alteración de esta “luchará” con el tiempo porque este intentará llevar a la materia a lo que él entiende que es su “estado natural”, procurará que no se le “vaya de las manos”.

La cuarta dimensión: El tiempo

Espacio-tiempo

Esta es la clave del envejecimiento, de la transformación de la materia, de nuestro concepto lineal del transcurso del tiempo. Ella va a lo suyo, pero es el tiempo quien intenta poner orden, todo lo contrario de lo que piensan quienes son partidarios de que el tiempo lleva al caos. La materia se va transformando (y puede que expandiendo) y no sabemos con qué fin, pero tiene la contraposición de una gran fuerza, la discrepante, el freno, la que en contraposición puede que esté intentando que esto no ocurra, aunque con su función está produciendo quizás otras cosas.
Es evidente que en una nube cósmica procedente quizás de la explosión de una estrella, por efecto de la ley de la gravedad y con la intervención de la dimensión espacio/temporal, está claro digo, que se va a formar un sistema solar. La materia contenida en esa nube irá buscando equilibrios a través del tiempo en el espacio que ocupa. Consecuencia de ese equilibrio, en una órbita determinada se formará un planeta. En ese planeta, se producirán movimientos que crearán montañas. Estas montañas serán consideradas como jóvenes. El calor y el frío influirán en los movimientos de su atmósfera y acabarán afectando a esos riscos de corte afilado fraccionándolos y convirtiéndolos en piedras, y más tarde en arenas y polvo. Se suavizarán los picos y a sus faldas encontraremos sus deshechos “nivelando” el planeta. El tiempo ha intervenido en contraposición a la materia. Pero su consecuencia no ha sido el caos, sino la búsqueda del equilibrio. La explosión de una estrella en la que interviene el factor tiempo (masa, consumo y transformación de la misma) y la “suavización” de la superficie de un planeta, no son el caos.
Este es el gran orden del Universo que comenzamos a percibir.

La cuarta dimensión: El tiempo

Relojes derretidos

¡Qué difícil es llamar las cosas por su nombre cuando vienes de la ignorancia y la oscuridad del conocimiento¡ ¡Qué difícil es dar con estos razonamientos sin la ayuda de la ciencia y la tecnología! ¡Qué difícil nos lo ponen las explicaciones que da nuestra imaginación desbordante y que nos lleva a la superstición! Pues si todo esto nos lo pone difícil… 
Caña a la ignorancia y a la superstición. Que nuestra imaginación sea útil para descubrir y conocer.
¿Vas a esperar cien años para saber de estas cosas? Hala, hala, que “tempus fugit”. ¿Te lo vas a perder?
Juan-Lorenzo [email protected]


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