Última semana de colegio antes de las vacaciones de navidad. Este fin de semana los expatriados saldremos en estampida. Regresamos al hogar. Casi todos optan por hacer el trayecto en coche. Nosotros no. El Kalvo no quiere. Por los niños. Son demasiadas horas en la carretera, me dice.Yo trato de convencerlo.
-Podemos ir parando. Salir el viernes. Dormir en algún sitio. Comer por ahí el sábado. No tenemos prisa. Tómatelo como si fuera una excursión...
No cuela. El tío es de ideas fijas. Cuando algo se le mete en la cabeza es imposible hacer que cambie de opinión. Me hace gracia. Todos piensan que yo tengo carácter. Sí. Lo tengo. Pero él no es un blandengue. Para nada. Normalmente me deja hacer porque, en realidad, le importa un rábano. Pero cuando le interesa algo, se lo toma muy en serio. Defiende su bastión hasta el final. Como ahora.
Él ya tiene su plan. Es rebuscado, rocambolesco y surrealista. Pero es su plan. Y se sale con la suya. Aquí, el viajecito que se ha montado.
Jueves18 de diciembre de 2014. 6:00 a.m. Salir con Terremoto.
1.Coger el coche y el niño. Meterse en el Ferri destino Tarifa. Rezar para que todo vaya bien.
2.Conducir hasta Algeciras. Dejar el coche en un parking. Cagarse con lo caros que están los precios de las cosas en España.
3.Pillar un taxi de vuelta a Tarifa. Más de los mismo.
4.Coger el Ferri para volver a Tánger. Y rogar por encontrar sitio.
5.Una vez en el puerto, pillar un Petit Taxi hasta casa. Discutir con el conductor para que no le cobre precio de turista.
Sábado 20 de diciembre de 2014. 14:20 p.m. Avión hasta Barcelona. Toda la familia.
Navidad. Comer. Comprar. Gastar. Beber. ( puede que vomitar ) y todo lo que caiga.
Día 2 de enero de 2015. 5:00 a.m. Solo como Dios lo trajo al mundo.
6.Alquilar un coche y pegarse un palizón en la carretera. 900 kilómetros del tirón.
7.Una vez en Algeciras dejarlo en el Rent a Car de turno. Cambiar todos los trastos de un coche al otro (regalos, compras y, sobretodo, material de fotografía. Suficiente para montar un estudio en Tánger). Este es el verdadero motivo de todo el tinglado. Traerse sus cosillas (eufemismo ) de fotografía.
8.Conducir hasta Tarifa con el coche hasta los topes.
9.Coger el Ferri hasta Tánger. Rezar para que los polis marroquíes de Aduanas no le pongan problemas.
10. Llegar a casa. Reventado, petado, hecho polvo o (poner el sinónimo que más plazca).
Toda una aventura que empieza hoy con Terremoto. Que tiene colegio pero hará campana. Así le irá cogiendo el gusto a saltarse las normas de vez en cuando.
Al niño le gusta pasar tiempo con su padre. El Kalvo viaja mucho. Y trabaja más. Y aunque lo de hoy es un verdadero coñazo para Terremoto es toda una aventura. Se salta el cole. Pilla el barco. Y solo de comentárselo, ya se le hace la boca agua.
-Papá ¿en el barco podré comer patatas?
Y es que cuando cogemos el Ferri siempre le compramos una bolsa. Le encantan. Y ese día hacemos una excepción. Se pueden comer guarrerías. Pero el niño, que es pequeño y no tonto, sabe que cuando vamos a España hay más excepciones.
-Papá ¿me comprarás un Playmobil?
Porque es su juguete favorito y en Marruecos no lo venden. Al menos, no en Tánger. Así que cuando vamos a Ceuta o a Barcelona siempre le cae algo. Él, que tienen buena memoria para lo que quiere, lo reclama. Y como su padre en esto sí que es un blandengue. Estoy segura que el niño se lo camela y vuelve a casa con el dichoso regalito. Y ya van tropecientos mil.
Yo estoy enferma. Cansada. Arrastrada. Petada. Me quedan solo tres días y no veo el momento de marchar. Pero tengo que escribir. Esa es la idea. Así que abro el ordenador. Me siento. Y constato que soy incapaz. No puedo. Imposible. Antes hago un pino.
Así que me pongo a ver cintas antiguas. Ordenar papeles. Buscar música para un vídeo que estoy editando para un amigo. Lo que sea. Cualquier excusa es buena con tal de no trabajar. Y en este momento de vagancia camuflada recibo un What's Up. Del Kalvo.
-¿Habéis perdido el barco?
-No, pero sale con retraso.
-Ha venido la policía. Están buscando gente. Parece que hay chavales escondidos.
-Nosotros hemos visto a uno que iba nadando.
-¡Qué putada! Con este frío. El agua debe estar helada.
-Tenía un traje de neopreno que estaba hecho polvo. Llevaba una bolsita en la espalda e iba descalzo. Al final lo han pillado los de seguridad.
Aprovecho que va a pisar suelo español para pedirle que compre un gorro de Papá Noel. Es para Terremoto. Me lo piden en la escuela. Para la función del colegio. Que es MAÑANA. Y yo me acabo de enterar.
¿Dónde compro yo un gorro de Papá Noel en Marruecos? No tengo ni puta idea. Primero, porque aquí no celebran la Navidad. Segundo, no hay chinos. Porque en España, cuando no sabes donde encontrar algo, piensas: ¡En los chinos! Allí tienen de todo. Si no lo encuentras en un bazar chino es que estás jodida. Exactamente como estoy yo ahora. Jodida y desesperada. Llamo por teléfono a una de las madres y se lo pregunto.
-Oye ¿tú dónde lo has comprado?
-En Ceuta. Se lo pedí a un amigo que tenía que ir y me lo trajo.
Está claro que no voy a ir a Ceuta a comprar el gorrito de las narices. Solo me queda el recurso de mendigar a las otras madres que conozco. Las españolas. Quizás ellas tengan uno de sobra y me lo puedan prestar.
Quiero vacaciones. Esto es una chorrada y me está poniendo histérica. Necesito desconectar. He comenzado a hacer como Terremoto. Sólo pienso en los días que faltan para irme. Empieza la cuenta atrás.
Estoy bien en Tánger pero, de vez en cuando, como ahora me entra una morriña... Ganas de ver a mi familia. Aunque luego me canse rápido. Ganas de ver a losamigos. Aunque acabe agotada de tanta cervecita. Ganas de ir de tiendas. Aunque después la tarjeta se quede tiritando. Ganas de hacer todo lo que aquí no suelo hacer. Ganas y más ganas. Tengo tantas ganas y tanta energía que cuando llego a Barcelona parece que haya esnifado cocaína. Un saco entero.
Pero después... a medida que van pasando los días. Las ganas se transforman.Las ganas de llegar se convierten, poco a poco, en ganas de volver. Ganas de rutina. De horarios. De hacer mi vida. De ir a mi bola. De dedicarme a lo mío. Así somos los humanos. Siempre desenado lo que no tenemos. Unos capullos. Y yo me llevo la palma.