Hoy os traigo al blog un pequeño cuento que da título a un librito de fábulas con moraleja, del cual me encnata su nombre: La culpa es de la vaca. En muchas de mis conversaciones acabo hablando de esta fábula para explicar como solemos buscar culpables fuera de nosotros para quitarnos responsabilidades a la hora de que algo haya salido mal. No soy partidaria de buscar culpables y castigarlos, pero si buscamos motivos por los que algo no ha salido como nos gustaría, al menos tendríamos que ser justos y mirarnos primero dentro de nosotros mismos.
Me he dado cuenta de que este cuento lo leí hace mucho y me lo he estado inventando bastante, aunque el significado al final es el mismo. Os lo escribo íntegro para que podáis reflexionar sobre este asunto.
Se estaba promoviendo la exportación de artículos colombianos de cuero a Estados Unidos, y un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de mil almacenes en Colombia. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de tales prodcutos son altos, y la calidad muy baja.
El investigador se dirigió entonces a los fabricantes para preguntarles sobre esta conclusión. Recibió esta respuesta: no es culpa nuestra; las curtiembres tienen una tarifa arancelaria de protección de quince por ciento para impedir la entrada de cueros argentinos.
A continuación, le preguntó a los propietario s de las curtiembres, y ellos contestaron: no es culpa nuestra; el problema radica en los mataderos, porque sacan cueros de mala calidad. Como la venta de carne les reporta mayores ganancias con menor esfuerzo, los cueros les importan muy poco.
Entonces el investigador, armado de toda su paciencia, se fue a un matadero. allí le dijeron: no es culpa nuestra; el problema es que los ganaderos gastan muy poco en venenos contra las garrapatas y además marcan por todas partes a las reses para evitar que se las roben, prácticas que destruyen los cueros.
Finalmente, el investigador decidió visitar a los ganaderos. ellos también dijeron: no es culpa nuestra; esas estúpidas vacas se restriegan contra los alambres de púas para aliviarse de las picaduras.
La conclusión del consultor extrajero fue muy simple: los productos colombianos de carteras de cuero no pueden competir en el mercado de Estados Unidos "¡porque sus vacas son estúpidas!"
El librito está lleno de historias de este tipo por si os interesa. Lo adopté y la verdad que tiene cosas curiosas.