"Te lo dije", "Te conozco como si te hubiera parido", "Esto lo hace todo el mundo" o la siempre socorrida “Se cayó sólo y se rompió”.
Las excusas más recurrentes,
o cómo la culpa es siempre de los demás
“En la mayoría de las ocasiones la excusa es un autoengaño”, explica Gavilán. "A veces la utilizamos para salvar la propia imagen; en otras ocasiones recurrimos a ella para no herir a las personas, porque nuestras motivaciones desnudas pueden ofender a los demás y para evitarlo, nos inventamos otras”. Se trata siempre de lo mismo, resume el autor: “Atenuar la tensión en una ocasión que nos compromete” y salir victorioso de “situaciones que, de no ser convenientemente excusadas, podrían dañar nuestra autoestima”.
Excusa
Necesidades tan humanas, en el fondo, que nos llevan a todos a demostrarnos increíblemente poco originales a la hora de justificarnos y a recurrir, una y otra vez, a algunas de las excusas más repetidas:Teoría de “la frase sacada de su contexto”
Gavilán explica que “el uso de este tipo de exculpación y de la frase fui malinterpretado es, con frecuencia, una demostración de insuficiencia profesional que implica tácitamente culpabilidad” porque el que la utiliza, “suele carecer de otros argumentos para defenderse”. Son especialmente los políticos quienes más recurren a ella, generalmente como parte de “argumentos defensivos que podrían muy bien enmarcarse en una psicología del kindergarten cuando carecen de ideas razonables o falta de tiempo para elaborarlas”.
El inquietante caso de los lectores de mentes
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