Revista Opinión
La curiosidad intelectual como terapia: libido sciendi
Publicado el 21 mayo 2017 por Alfonso Bárcena @razonable_a_72Ampliar los marcos conceptuales y movilizar el deseo de comprensión puede resultar terapéutico. Cómo nos expone el pensador Salvador Pániker la autoterapia cognitiva que no absolutiza ningún concepto puede despejar el campo de la conciencia.
Dada la cantidad de ideas que circulan ¿es conveniente dejarse poseer por una sola? Pániker nos recomienda que es mejor ensayar varias en lo que los hindúes llaman "posición de testigo", saliéndose fuera del problema y ampliando el campo de conciencia, disminuyendo así la angostura (angst) y obteniendo de este modo una panorámica más amplia.
Pániker continúa exponiendo que se presta atención plena a todo lo que se presenta, fuera y dentro de uno, sin juzgarlo, sin aprobarlo ni desaprobarlo, simplemente observándolo, cobrando conciencia del carácter efímero de todo lo que fluye por la mente, lo cual remite a la vacuidad del ego, incluso a su irrealidad.
La curiosidad intelectual es terapéutica ampliando el marco conceptual cuando nos inscribimos y bloqueamos en ideas obsesivas. Es esa pasión por el saber en lo que se ha denominado como "libido sciendi" o sed de saber y con ello la perspectiva de revolucionar el conocimiento humano y quizás cambiar el mundo.
Como concluye el científico Steven Weinberg: la idea de la curiosidad intelectual que empuja a tratar de entender el mundo es una de las pocas cosas que elevan la vida humana por encima del nivel de la farsa... "Libido Sciendi".
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