Cuando Williams Phillips escribió su artículo en la revista de la London School of Economics, donde daba clase, jamás imagino la trascendencia que años más tarde tendrían sus aportaciones. El artículo que le hizo famoso fue titulado de la siguiente manera: “The Relation Between Unemployment and the Rate of Change of Money Wage Rates in the United Kingdom ,1861-1957″ (La relación entre el desempleo y la tasa de variación de los salarios monetarios en el Reino Unido, 1861-1957), y publicado en el año 1958. Fue un artículo sobresaliente porque mostraba la existencia de una correlación negativa entre la tasa de desempleo y de inflación, es decir, que en el los años en los que el desempleo era bajo, la inflación tendía a ser alta y viceversa. Phillips llegó a la conclusión de que estas dos variables macroeconómicas poseían una importante relación que los economistas (hasta ese momento) no habían conseguido ver. Esa relación recibió el nombre de ‘Curva de Phillips’.
Pronto otros economistas famosos de la escuela de Harvard como Samuelson y Solow demostraron con más datos que la curva de Phillips también se cumplía en otros países como Estados Unidos. El razonamiento era sencillo: la correlación entre inflación y desempleo se debe a que una situación de bajo desempleo va unida de una demanda agregada en expansión. Debido al mayor consumo e inversión (fase expansiva) el nivel de precios de la economía se dispara. Posteriormente algunos economistas vieron en esta curva la posibilidad de que las autoridades económicas fuesen más eficientes a la hora de tomar decisiones sobre políticas fiscales y monetarias. Y es que los responsables políticos se enfrentan a una disyuntiva entre inflación y desempleo.
En relación a la curva de Phillips, los economistas neoclásicos lo vieron muy claro: la curva de Phillips no es una curva, sino una recta totalmente vertical. ¿Por que vertical? Porque según estos economistas (algunos tan conocidos como Friedman y Phelps) toda variación de demanda agregada (sobre todo vía aumento de la oferta monetaria), no afecta a variables reales (producción y desempleo) sino que influye sobre variables nominales (inflación). Dicho de otra manera, según estos economistas, la política monetaria apenas tiene efectos en la economía real (a corto plazo) y ningún efecto a largo plazo; por lo que la curva de Phillips a largo plazo es totalmente inelástica. O sea vertical.
Estas aportaciones hicieron pensar a los economista sobre las distintas formas de la curva de Phillips. Se llegó a la conclusión de que a corto plazo esta curva es inclinada (con pendiente negativa) y a largo plazo es totalmente vertical. El responsable de que esta curva pase de ser inclinada a vertical es de la inflación esperada. En este sentido las expectativas de los agentes económicos juegan un papel fundamental.
Curva de Phillips de España
Si analizamos la curva de Phillips de España para el periodo que va entre 2006 y 2013, vemos que tiene dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas es la que está comprendida entre 2006 y 2009, y tiene la forma característica de la curva de Phillips a corto plazo: inclinada y con pendiente negativa. La segunda parte, que transcurre entre 2009 y 2013, se caracteriza porque presenta una ruptura clara. En 2009 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó un plan de estímulo de la economía (Plan E), que fue aprobado con posterioridad a los recortes en los tipos de interés de referencia del BCE a finales del año anterior. Las consecuencias de esas medidas de carácter expansivo en la economía española se muestran en el gráfico. Como podemos ver, a partir de 2009, el nivel general de precios experimenta un incremento, junto a un descenso del empleo (aunque se desacelera la caída con respecto a 2008). En cierto modo, esta ruptura de la curva de Phillips española refleja claramente los postulados de los economistas clásicos: “Las políticas monetarias expansivas sólo actúan sobre el nivel de precios a largo plazo”. En este caso, tampoco la política fiscal expansiva del entonces Gobierno español tuvo consecuencias favorables sobre las variables económicas reales, tal y como refleja el incremento de la tasa de desempleo.
Como hemos visto el estudio de la curva de Phillips arroja ideas interesantes a tener en cuenta. No debemos obviar que este es un estudio simplificado de la realidad económica y no se deben dejar de lado otras muchas variables que influyen en cómo afectan ciertas políticas públicas. Tampoco debemos olvidar que cada país presenta unas características económicas diferentes, en base a factores estructurales. Por este motivo, es probable que nos encontraremos con distintas curvas de Phillips, en función de cada una de las naciones que tratemos de analizar.