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La Décima del Atleti

Publicado el 20 mayo 2014 por Martaserrano @Uni_Actualidad

Primero cayó Diego Costa. Después fue Arda Turan. Y luego llegó el golazo de Alexis, que daba media Liga al Barça en su primer acercamiento con peligro al área. El fin de la secuencia debía ser la rendición del Atlético, sin sus dos mejores jugadores de ataque y en un Camp Nou pletórico que se frotaba las manos pensando en un título que salvaba la temporada de su Barça.

Pero nadie se dio cuenta entonces de que no se trataba de un equipo cualquiera. Ni mucho menos. Era el Atleti de Simeone.  El de la Europa League de Bucarest, el del 1-4 al Chelsea en Mónaco. El de la décima Copa del Rey frente al Madrid en el Bernabéu. El experto en finales. El que cree en un sueño y trabaja, trabaja, trabaja y no se rinde hasta conseguirlo. Por eso, tras cinco minutos dubitativos, todavía en estado de shock por el gol azulgrana, los últimos compases de la primera parte se disputaron en el área de Pinto, con hasta cuatro córners que no consiguieron rentabilizar los rojiblancos pero que avisaron al Barça de que aquello no sería tan fácil. De que para ganarles iban a tener que hacer mucho más que eso. Aun así, ni el más optimista de todos los colchoneros habría imaginado lo que sucedería en el comienzo de la segunda parte. Quizá nunca sabremos lo que dijo el Cholo a sus muchachos en los quince minutos de asueto, pero surtió efecto, y de qué manera. De ese vestuario salieron once hombres absolutamente convencidos de la victoria, once hombres que lucharían hasta el último aliento por alcanzar un sueño que no dejarían escapar por más obstáculos que encontrasen en el camino. Y once hombres que, aunque muchas veces lo olvidamos ante tal derroche de coraje y corazón, juegan al fútbol que da gusto. Porque solo a base de garra y esfuerzo es imposible apabullar al Barcelona en el Camp Nou como lo hicieron en el primer cuarto de hora de la reanudación, con un vendaval ofensivo que, tras rozar dos veces el gol, culminó con el cabezazo picado de Godín que superó a Pinto y se instaló en las mallas de la portería azulgrana, restableciendo en el marcador el empate que daba la Liga al Atlético. Un Atlético que con el 1-1, en lugar de echarse descaradamente atrás como todos pensaban, alargó el arreón ante un Barça desconcertado que intentaba salvarse como podía de la que se le venía encima. Fuera lo que fuera lo que había pasado durante el descanso, lo que estaba claro era que había multiplicado el rendimiento de los rojiblancos, cuya salida fulgurante no encontraba respuesta en los de Martino, que no se esperaban esa reacción de un equipo que, dadas las circunstancias, debía estar hundido.

En ese momento, la lesión de Busquets, por raro que parezca, resultó beneficiosa para los culés, pues el juego permaneció parado unos minutos y cortó el ritmo al Atleti, que ya decidió replegarse algo más para defender el resultado, aunque seguía presionando la salida de balón culé bastante arriba. Llegaron entonces los mejores minutos del Barça, con un Neymar recién entrado bastante activo y Alves creando peligro por la otra banda. En un centro del lateral brasileño, y tras un toque de Cesc en el área, Messi fusiló a Courtois. Gol. Cuando Leo se disponía a celebrar vio al juez de línea con el banderín en alto. Fuera de juego que no encontró siquiera una tímida protesta por parte del argentino ni de sus compañeros, algo bastante extraño por la trascendencia de la jugada, aunque el linier tenía razón.

Los del Tata llegaban entonces con algo más de peligro, y Messi fue derribado claramente cerca de la frontal en una falta que parecía perfecta para él. Pero Courtois sigue siendo infranqueable esta temporada para el ‘10’, que estrelló el balón en el cuerpo de Gabi desperdiciando una ocasión clara de devolver a su equipo la ventaja. La entrada de Sosa por Adrián dio algo de aire al Atleti cuando peor lo estaba pasando, y junto con Villa y Koke trataba de sacar la pelota jugada y salir hacia delante para evitar un asedio del Barça sobre el área rojiblanca. Este fue inevitable ya en los últimos diez minutos, con los del Tata arriba con todo, Piqué de improvisado nueve y solo Mascherano para tapar una posible contra atlética. Simeone sufría desde la banda con los suyos achicando balones de centros laterales que tampoco asustaban en exceso a Miranda, Godín y Tiago, imperiales como siempre en el juego aéreo. Cuando parecía que todo terminaba sin excesivos problemas para el Atlético, un córner en el 93’ puso el corazón en un puño a todo colchonero, sabedor de que era la última piedra antes de la gloria. Pinto subió a rematar a la desesperada, pero Tiago despejó una vez más y el balón terminó en saque de banda para el Atleti, que tras sacar escuchó el pitido de Mateu que le hacía campeón. Simeone y el ‘Mono’ Burgos se fundieron en un abrazo conmovedor, y los jugadores saltaron corriendo al campo para tirarse sobre Godín, el héroe de la noche, que se había desplomado en el suelo, llorando. Como lloraban miles de atléticos que, 18 años después, volvían a ver a su equipo en lo más alto.


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