Revista Arte

La (de)construcción de la memoria

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Magnífica esta novela de Yishai Sarid, que nos ofrece una amplia gama de motivos para la reflexión sobre la construcción de la memoria y la deconstruye a su vez, temática universal que hay que mantener viva para vigilancia y prevención de los horrores que el ser humano puede desencadenar y el sufrimiento que es capaz de infringir.

El monstruo de la memoria, que versa sobre la Shoá, concretamente sobre los campos de exterminio nazis de Polonia -Chelmno, Belzec, Treblinka, Sobibor, Majdanek y Auschwitz-Birkenau-, no es, como puede parecer por lo pronto, la historia de supervivientes de estos campos. El propósito de Sarid (1965), abogado, periodista y novelista, es bien diferente: lo que interesa al autor israelí es la gestión de la memoria histórica tanto desde el punto de vista institucional como individual-personal y, más allá de eso, plantear si el ser humano es capaz de gestionar esta memoria. En todo caso, el texto tiene el mérito impagable de sobrepasar los límites de la ficción y la historia narrada, en tanto que obliga al lector a hacerse preguntas incómodas, que son siempre las más urgentes y productivas. Otro gran valor del libro es la sólida documentación en que se basa en cuanto a la descripción de los campos, muy minuciosa, y en detalles históricos relativos a la maquinaria nazi del exterminio, por lo que interesará también sin duda el estudioso.

Narrada en primera persona y sin diálogos explícitos, la novela adopta la forma del informe que su protagonista envía al presidente del Iyad-va-Xem, institución creada en Jerusalén en 1953 con el objetivo de mantener viva la memoria de las víctimas del exterminio nazi, para aclarar unos hechos relacionados con un encargo que la institución le había hecho: servir de guía para algunos de los campos a un director de cine alemán que se propone rodar una película. Con la intención de contextualizar y justificar los eventos, el informador comienza la descripción de los hechos desde los inicios de su trayectoria como guía y hasta intercala momentos de su vida privada y familiar.

El personaje principal, joven historiador israelí que ha escrito una tesis doctoral sobre los métodos de exterminio alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en buen especialista, por lo que la Iyad-va-Xem lo recomienda a las agencias de viajes como guía a estudiantes de secundaria israelíes en sus Rutas de la Shoá, cuando visitan Polonia. Así el lector acompañará estas visitas, que más adelante cambiarán el tipo de público -miembros del ejército israelí primero y turistas internacionales de la tercera edad después-, entrará con ellos en los campos y escuchará las explicaciones del guía. Sin embargo el lector tiene el privilegio añadido de leer también sus pensamientos, de participar en los sentimientos que le provoca su trabajo y las reacciones de los visitantes.

Sarid es enormemente crítico con las instituciones de enseñanza israelíes, que, fruto de las políticas culturales de los gobiernos del país y lejos de educar a sus jóvenes en la verdad histórica, transmiten a los estudiantes una versión de la Shoá construida en función de determinados intereses. Asistimos a menudo a enfrentamientos entre el guía y algunos profesores acompañantes.

Pero Sarid no se limita a la crítica de la manipulación o la ocultación de la verdad histórica, también se plantea hasta qué punto todo ser humano lleva dentro la semilla del nazismo. Y lo hace sin erigirse en ningún momento en juez. A través de su personaje plantea el colaboracionismo de otras naciones y de los propios judíos con los nazis, y apela con frecuencia a la propia conciencia, poniendo a su personaje en el punto de mira. En este sentido el autor parece participar de la tesis de Hannah Arendt ( Culpa organizada, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal), que desmonta la teoría de la culpa colectiva como rasgo biológico de un pueblo o una raza. Los factores que apunta como posibilidad del desencadenante del odio o la violencia son de una variedad aterradora, a menudo rozando el capricho, a veces incluso son razones estéticas.

El autor intercala en su informe historias que a primera vista parecen anecdóticas, como el problema de su hijo pequeño, agredido por sus compañeros constantemente en la guardería, y que sirven para iluminar la reflexión que quiere impulsar. En este abanico de posibilidades incluye la breve duración de la memoria, que se hace visible en la indiferencia con la que muchos de los estudiantes israelíes acogen sus explicaciones, de los cuales el guía afirma que hasta parecen sentir admiración hacia los alemanes, la aversión inexplicable que manifiestan hacia los judíos asquenazíes, la anécdota de los judíos ultraortodoxos, que se fabrican la historia a su medida, la banalidad de incluir una visita a Auschwitz como parte de un viaje turístico en unas horas de ocio entre compra y compra en las tiendas, la transformación del exterminio nazi en un videojuego como cualquier otro o la organización de los actos conmemorativos del 75 aniversario de la Conferencia de Wannsee como una puesta en escena en la que el efectismo y los focos se ponen por encima de la verdad.

Una novela altamente recomendable.

Yishai Sarid es autor de otras novelas, de las cuales en España, además de esta, solo se ha publicado Limassol (Club Editor, 2012) en catalán. La novela fue traducida a ocho idiomas y ganadora del Premio de Novela Negra extranjera en Francia. También Club Editor ha publicado en catalán este mismo año la que aquí reseñamos.

Yishai Sarid El monstruo de la memoria

Traducción de Ana María Bejarano

Ediciones Sigilo, 2020, pp. 160


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