La alimentación forma parte de la rutina diaria de cualquier ser humano. Apostar por una alimentación sana y equilibrada implica asumir que la salud es un bien esencial para conquistar la felicidad. Sin embargo, los hábitos de alimentación han cambiado mucho en los últimos años como consecuencia, en parte, del estrés laboral. De hecho, muchos trabajadores no pueden volver a casa para comer ante la imposibilidad de recorrer la distancia que separa la oficina de casa en un corto espacio de tiempo.
El prestigio de la Dieta Mediterránea es conocido a nivel mundial. Por esta razón, el comité intergubernamental de la UNESCO ha incluido la dieta mediterránea dentro de la lista representativa de los bienes inmateriales de la humanidad. Sin duda, la dieta mediterránea es un auténtico tesoro que permite al ser humano alimentarse bien y además, disfrutar comiendo.
Esta dieta es un modelo de alimentación equilibrada muy recomendado por los expertos en nutrición puesto que fortalece la calidad de vida del comensal. La Dieta Mediterránea es un tesoro heredado a través de la cultura de los pueblos que rodean el magnífico Mar Mediterráneo.
Las características de la Dieta Mediterránea son: abundancia de ricos alimentos vegetales, consumo equilibrado de pescado o marisco y dosis pequeñas de carnes rojas. Es mejor apostar por productos frescos y de temporada antes que por productos congelados. También se debe consumir fruta de forma frecuente. Un auténtico placer de los sentidos puesto que en cualquier buena mesa no deben de faltar nunca los buenos alimentos propios de una dieta mediterránea con años de tradición culinaria. De hecho, el aceite de oliva es el más utilizado en la costa del mediterráneo.
Según muestran las estadísticas, solo un 45 por ciento de la población sigue la dieta mediterránea. Una cifra que todavía es más alejada en el caso de los niños y adolescentes que se dejan seducir por los dulces y por el poder de la comida rápida.