![La diferencia La diferencia](http://m1.paperblog.com/i/56/564242/diferencia-L-_nHDCO.jpeg)
Ya no siento esa horrenda sensación de querer terminar con todo, ni tampoco la vacuidad del mundo. Se ha ido. Tengo que admitir que tampoco siento que el mundo me pertenezca y que está ahí esperando a que lo tome por asalto. No siento unas ganas incontrolables de vivir y hacer miles de cosas. Pero estoy mejor. Por ahora me conformo con no tener que padecer el dolor y ese sentimiento de orfandad que me aquejaba esos días.
Era horrible. No estaba en este plano. Mi mente y mi cuerpo querían huir para no estar en esa pesadilla incoherente y cruel en la que se había convertido mi vida diaria.
No comprendía nada de lo que sucedía. Estaba sobrepasado por mis circunstancias y sin la menor oportunidad de tomar las riendas de nada. Estaba solo, a la deriva. Solo quiero decir sin mí mismo.
Porque por otro lado, ahí estaba mi esposa, a la que ignoraba olímpicamente como ignoraba a todo lo que me rodeaba, como ignoraba mi propia vida.
Insisto. No siento una felicidad irremediable a la que no pueda controlar, no siento que ahora lo vea todo de un color puro, aunque debo admitir que los primeros días de tomar la medicina, experimenté un cambio en la percepción visual y auditiva. Ahora, más acostumbrado no lo noto.
En fin, que la terapia psiquiátrica parece estar funcionando. No quiero pensar que todo está resuelto, no quiero hacerme a la idea de que el resto de mi vida voy a tener que estar tomando medicinas. Sólo pensar en eso me da cierta náusea. Pero si sólo es posible estar estable con la ayuda de los medicamentos, tendré que enfrentarlo no como un impedimento para vivir sino como una ayuda, una especie de muletas químicas que me ayudan a funcionar adecuadamente, a no atormentarme e intentar escapar de la única vida que me toca vivir.