El otro día recibíamos la noticia que IU de Asturias, aunque apoyando la investidura del nuevo Presidente, no iba a entrar en el Gobierno de la región. Hemos visto que en tres comunidades diferentes, Extremadura, Andalucía y Asturias, la coalición que lidera Cayo Lara a nivel federal ha mantenido tres escenarios diferentes. Personalmente y aunque no soy militante de IU, me gustaría opinar al respecto desde una perspectiva pragmática, de la que siempre es necesario considerar, teniendo en cuenta ahora la situación económica y la crisis del sistema capitalista en toda Europa. Mi opinión es que los partidos están para gobernar y se presentan a las elecciones para gobernar, solos o en coalición, y siempre será mejor gobernar que no hacerlo, porque de esa manera se influye en lo que se hace. Esto es difícil, no cabe duda, y más con la que está cayendo, pero pienso que es lo más honrado y por eso creo que la posición de Valderas y su equipo ha sido la más acorde y la más dura y arriesgada. Llenarse la boca con discursos retóricos o condenas moralizadoras, por mucha palestina que uno se ponga sobre el cuello no vale, hay que hacer política. ATTAC-Andalucía y otras organizaciones sociales, precisamente por eso, apoyaron la creación de un gobierno de coalición de izquierdas. Ahora ha tocado estar a las duras (no solo a las maduras) y aplicar en la mejor medida de lo posible los recortes que vienen desde Madrid, con un gobierno cruel, enemigo de esta tierra. Ahora ha tocado hacer de poli y muchos de los contrarios a la participación de IU en el gobierno se han puesto las botas atacando a los dirigentes de la coalición. Para empezar Andalucía no es un Estado sino una región. En una comunidad autónoma las políticas de ingreso y gasto son resultado de las que toma el gobierno central, y mucho más en el momento de ajuste presupuestario, y las impone de obligado cumplimiento. El gobierno andaluz tiene que adoptar medidas restrictivas que condiciona sus decisiones. Las medidas del gobierno andaluz no se realizan por voluntad propia sino como resultado de la obligación de no superar un déficit público superior al 1,5% del PGE e impuesto por el rodillo del PP. ¿Queremos ser intervenidos por Madrid? ¿Vamos a caer en la trampa del señorito Arenas, que con toda la vergüenza del mundo critica el recorte del gobierno andaluz, obviando que ha sido ese partido es el que realmente lo ha impuesto a través de su gobierno de Madrid? Estoy seguro que Griñán y Valderas harán un esfuerzo porque el obligado recorte se haga con las menores pérdidas de empleo y las reducciones de sueldo se hagan en consideración de la renta y afectando lo menos posible a servicios públicos esenciales que se hubieran deteriorado en mayor medida de haber aplicado directamente las propuestas del gobierno central. Es difícil gobernar desde la izquierda, pero hay que intentarlo porque es la mejor solución para los que somos más, para una economía por el bien común. Es importante también trasmitir esta idea con políticos honrados, con nuevas formas y con un lenguaje lo más cercano a la ciudadanía. Ese es el reto.
[Publicado hoy en Diario de Cádiz]