Revista En Femenino

La Diktatur de la mayoría...

Por Mamaenalemania
Tener un hijo en el colegio es, para cualquier Übermutter que se precie, una confirmación de status importante.
Y es que no es lo mismo andar despeinada y trajinando con bebés vomitones y/o niños de pañal que pasar a convertirte en una auténtica soccer mom con polluelos semiindependientes.
Ser la Übermutter de niños en edad escolar huele a libertad de elección y feliz devoción. Porque se supone, se dice, pero sobre todo se cree, que una vez escolarizada la descendencia (con 6 añitos) no salir a trabajar fuera de la Haus es tan opción como lo contrario.
Esto, como se habrán imaginado ya, no es verdad.
Si a mí y a mi grupúsculo de Rabenmütter nos ha costado Gott, ayuda, 3 años de pesadez taladrante al Sr. Alcalde y pagar el doble conseguir comedor y siesta 3 días a la semana en el Kindergarten , lo que nos va a costar mantenernos en nuestros puestos de trabajo ahora que los Mayores van a aprender a leer y escribir van a ser los nervios. O el trabajo.
Ayer, un par de meses antes de empezar el curso, tuvimos la primera reunión de padres preescolares en el colegio. Para visitar las instalaciones, calentar motores y suavizar al personal materno-currante.
Sí, me pareció todo un detalle que nos avisasen con tiempo de que el Mayor empieza a las 8:35 y sale a las 13:00. Un día. El resto de la semana entra a la misma hora pero sale 2 días a las 11:15 (!!!) y otros 2 a las 11:50. Con dos cojones.
Advierto que el director, un hombre maduro pero modernete, no tiene la culpa. Y yo le admiro profundamente, porque tuvo que demostrar su valentía (y su poca psicología femenina, todo sea dicho) en varias ocasiones.
La primera fue cuando habló de la importancia de no ver la tele en exceso, de leerles a los niños, de dejarles correr, saltar y trepar a los árboles y, sobre todo, del compromiso con una alimentación sana y equilibrada. Mostrar su preocupación por la creciente obesidad de los niños en las Teutonías delante de 26 madres, de las cuales ca. 70% supera con mucho (pero mucho) un peso saludable, es de héroes.
De poco avispados es en cambio soltar eso justo justo antes de proponer a votación una Kernbetreuung. El odio con que le miraban las enormes Übermütter se tornó en cara de sejodaustéytodaslasmütterentacones al rechazar de pleno la posibilidad de abrir el colegio de 7:15 a 13:00 todos los días, con supervisión cualificada en las horas muertas (incluyendo también aquellas en las que la profe tiene mocos o le pica el culo y se queda en su casa) y, lo más importante, gratis.  Una estupidez que espero arregle el buen hombre a principios de curso cuando se repita la votación (por si las Fliegen) con estudiada manipulación diplomática.
O no, porque resulta que uno no llega a director de un colegio porque sí o porque no había otro. Digo yo que el saber decir bastadetonteríashombreya y acallar una masa de gallinas gritonas será un criterio importante.
Por si se lo están preguntando, les diré que sí, que yo me convertí en gallina gritona por unos minutos. Pero es que cuando una de las Übermütter se quejó de que nosequéotramutter dejaba ir a sus hijos al cole solos en bici y que, claro, los suyos también querían y es que tenían que cruzar una calle muy transitada, y claro, que eso no podía ser y que por qué no lo prohibían... a mí se me hincharon las narices.
„Ah, pues yo exijo que se prohíban las camisetas de Spiderman, que es que los míos las ven y las quieren y Spiderman es violento y pega y ha matado a un pulpo gigante y eso no puede ser ¿no?“
Una gilipollez por mi parte, lo sé. Pero me tenían calentita con los horarios, la Eurocopa y se me habían quemado las lentejas. Y les tenía ganas. Muchas.
Ahí sentada en el minipupitre me volví a sentir una niña de coletas y falda tableada cuando el director me telepateó con la mirada un „acabas de perder la razón que tenías, maja“... y no pude más que bajar la mirada avergonzada mientras una contienda verdulera y reproches muy viejos empezaron a volar por la sala.
No se llegó a las manos de milagro y porque un hombre maduro pero modernete dió palmadas y pidió silencio. Y le explicó a la antibicis que eso no podía ser, que cómo iban los Kinder al colegio era cosa de cada uno y que ya podía aprender a decir Neinporquelodigoyoypunto pronto a su criaturita, o a partir de septiembre iban a empezar los problemas en casa.

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