Revista Espiritualidad
Transcurren los días, las semanas, los meses, e incluso los años.
Esta semana dos nuevos ejemplares de Recovecos van camino de otras manos, de otros ojos, de otros labios. Dos nuevos ejemplares que llevan sus propias dedicatorias, porque cada libro ya es parte de otra historia. La que cada uno lea, la que cada uno encuentre entre los versos, a veces inestables, de esos poemas; y de los párrafos de una prosa que tiembla aún de miedo.
Sin saber muy bien el motivo, esta semana la palabra distancia se ha instalado en mi mente. Coincidencias que se dan en la vida, casualidades que algunos no quieren reconocer que existen, pero la distancia es algo que está a nuestro lado cada día.
Dos ejemplares de Recovecos han iniciado su propio viaje. Uno de ellos recorrerá algo más de seiscientos kilómetros, y ya va camino de la capital de este país en el que vivimos y que parece que anda siempre algo revuelto. Y el otro, está cruzando ya el Océano Atlántico, para recorrer más de ocho o nueve mil kilómetros y llegar a tierras mexicanas.
Buen viaje os deseo, y por un momento, he pensado que a veces la distancia no existe.