Revista Arte
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...Entonces, en 1906, la pusieron en la Plaza San Martín, en Santa Fe y Maipú, a unos metros del monumento al Libertador José de San Martín.
La obra no tiene grandes dimensiones y está casi a ras del piso. Pero tiene tanta fuerza que el frío mármol de Carrara que su autor usó para hacerla queda en el olvido con sólo mirarla. La escultura se denomina “La duda”, como puede leerse, en francés, sobre el pedestal que la sostiene. Y es obra de Louis Henri Cordier (1853-1925), hijo de otro escultor llamado Charles Henri Joseph Cordier (1827-1905), un hombre que perteneció a la École des Beaux-Arts de París y que, como queda a la vista, también supo trasmitirle su talento a Louis. Fue adquirida por Manuel G. Güiraldes, en 1905.
“La duda”, algo complicado de graficar con imágenes, muestra a un joven y a un anciano quienes, colocados sobre una roca, meditan sobre la lectura de una Biblia abierta, a la izquierda del joven. Este se encuentra en cuclillas, mientras que el anciano, arrodillado, parece estar buscando las palabras precisas para convencerlo de sus cuestionamientos al texto del libro. El gesto adusto del joven, que se refleja en un rostro que denota una actitud pensativa, es la mejor imagen para sintetizar lo que quiere mostrar el título de la obra: irresolución, perplejidad, vacilación. Es decir: la esencia de toda duda luchando entre dos propuestas diferentes.
Muchos creen que esas figuras esculpidas por Cordier tienen un simbolismo: dicen que equivalen al Antiguo y al Nuevo Testamento, algo que representan el anciano (con su brazo en actitud paternal colocado sobre el hombro del joven) y el muchacho, con su brazo izquierdo casi apoyado sobre ese libro abierto que contiene buena parte de la historia universal. Y aunque muchos pensaron que esa connotación religiosa iba a generar críticas porque significaba dudar de ellas, nunca hubo cuestionamientos.
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“'La duda', una joyita en Retiro”
EDUARDO PARISE
(clarín, 02.04.12)