Klara Pölz nació el 12 de agosto de 1860 en la ciudad austriaca de Spital. Su padre, un granjero llamado Johann Baptist Pölzl se había casado con Johanna Hiedler, con quien tuvo once hijos, de los cuales solamente sobrevivieron Klara y dos de sus hermanas pequeñas. Como parte de una familia humilde, Klara no tuvo una infancia muy fácil y con dieciséis años tuvo que marchar a Braunau am Inn donde ingresó como criada en el hogar de uno de sus primos, Alois Hitler. Alois, un funcionario de aduanas de treinta y nueve años, estaba entonces casado con Anna Glassl con quien no tuvo hijos y se separó en 1880 para formalizar su relación con Franciska Matzelberger, una sirvienta con la que se casó tres años después y con quien tuvo dos hijos. En aquel tiempo, la nueva señora Hitler quiso que Klara marchara de la casa por miedo a que se convirtiera en una rival para ella. En 1884 fallecía la segunda esposa de Alois y éste hizo volver a su prima con quien inició una relación que derivó en una sencilla boda el 7 de enero de 1885.
Poco tiempo después nacía el primer hijo de la pareja, Gustav, al que seguirían Ida y Otto. Klara vio con desespero como los tres fallecían siendo bebés. El 20 de abril de 1889 nacía Adolf, quien dio gran consuelo a su madre. Años después, la pequeña familia Hitler se trasladaba a vivir a Passau, en Baviera, donde nacería Edmund, otro hijo que no sobreviviría.
Alois volvió a ser trasladado, esta vez a Linz, pero la familia permaneció en Passau hasta que pudo instalarse en Leonding, una localidad cercana. Para entonces ya había nacido Paula, la última hija que junto con Adolf, sí sobreviviría.
Klara Hitler no tuvo un matrimonio feliz. Alois era un hombre violento y autoritario que, además, obligó a su hijo Adolf, quien soñaba en convertirse en artista, a estudiar para llegar a ser funcionario como él. Un conflicto padre - hijo en el que Klara tuvo que mediar en muchas ocasiones hasta que Alois falleció en 1898. A pesar de que a partir de entonces Adolf pudo convencer a su madre de que quería seguir sus propios sueños, la familia quedó en una situación bastante precaria. Aún así, la pensión de viudedad le permitió a Klara, ayudada por su hermana Johanna, quien se trasladó a vivir con ella, pagar a Adolf unos estudios de arte en Viena.
La tranquilidad familiar se truncó cuando a Klara se le detectó un cáncer de mama que la llevaría pronto a la tumba. A pesar de que el médico de la familia, Eduard Bloch, hizo todo lo posible por salvarle la vida, Klara Hitler falleció el 21 de diciembre de 1907. La desaparición de su madre fue posiblemente el único momento en el que Adolf Hitler mostró sentimientos profundos por otro ser humano. Son muchos los testimonios que han quedado del amor sincero que sintió por Klara.
Años después, Adolf Hitler agradecería al doctor Eduard Bloch, de origen judío, su labor en los últimos momentos de vida de su madre permitiendo que huyera de Alemania con su esposa.
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1. Valquirias, Miguel del Rey y Carlos Canales, pág. 33
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Valquirias, Miguel del Rey y Carlos Canales, pág. 33