En muchas ocasiones, cuando uno ve el resultado final de una fotografía de naturaleza no es consciente de las circunstancias en las que se hizo, ni de las condiciones extremas que tuvo que soportar el fotógrafo para realizarla.
Sirva esta entrada de homenaje a aquellos que en ocasiones, incluso, ponen en peligro su vida haciendo fotografía de naturaleza.
Como ejemplos personales quiero comentar que he soportado más de 50 grados centígrados dentro de un hide y -18 grados centígrados a la intemperie. Cómo no recordar las maratonianas jornadas dentro del hide que en ocasiones alcanzan las 16 o 18 horas.
¿Me quejo de estas situaciones? No, porque sin la fotografía de naturaleza como válvula de escape mi vida sería muy diferente y como dicen en mi pueblo: "sarna con gusto no pica".
La fotografía de naturaleza es uno de los géneros fotográficos más difíciles y duros que hay. Requiere de un alto grado de conocimientos tanto del medio natural como técnicos. Generalmente debes tener un equipo fotográfico costoso que has de complementar con una buena observación del entorno y una alta sensibilidad para la composición. De esto, si me quejo porque considero que es una disciplina poco reconocida y que no se valora lo suficiente.
Como muestra dejo este vídeo de mi último viaje a Islandia en el que la climatología fue sin duda la protagonista. Así que las fotos que hicimos se valoran mucho más por la dificultad de mantener el trípode en pie.
A veces, el peligro no está en el momento de hacer las fotos sino mientras viajas a hacerlas.
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