Revista Coaching

La economía del conocimiento

Por Interesproductivo @RoberttiGamarra

 

La economía del conocimiento

@morguefile

Hoy en día nos adentramos en un mundo laboral completamente diferente a lo que conocíamos no hace mucho tiempo. Estamos en ese momento donde la ventaja competitiva se ha trasladado del ámbito global a lo personal, y sobreviven mejor quienes son capaces de ajustar sus propuestas profesionales a la economía del conocimiento, ese fenómeno que abarca la flexibilidad, el conocimiento, la inventiva y la capacidad para moverse entre el marco global y el específico.
En un ámbito profesional mucho más competitivo, donde se exige al trabajador más desenvoltura en las diferentes áreas de la empresa, es imprescindible adaptarse a los cambios, para tener la oportunidad de conservar el puesto de trabajo o de postularse a uno nuevo. Al mismo tiempo que las empresas luchan porque las leyes se flexibilicen y se abarate el coste estructural, la competitividad personal crece, las ofertas integran dentro de sus requerimientos la capacidad para trabajar en equipo, la experiencia y la flexibilidad para asimilar nuevos conceptos, así como la especialización múltiple. 

¿Quiere decir esto que se acabaron los conocimientos específicos? No. Simplemente se ha agregado otro factor, que es la disposición a conciliar ese conocimiento específico con los nuevos valores, mucho más globales. Existe la necesidad de complementar los elementos vigentes con los inmediatamente futuros.
Para lograr este cambio en los hábitos profesionales, es necesario comprender la importancia de:
a.   La habilidad para transformar las rutinas de la empresa en tres fases:1.Aprovechar los recursos del pasado,2.Para lograr la transición en el momento actual,3.Hacia las tecnologías del futuro, sin interferir en el desarrollo productivo, en las propuestas ni en los hábitos de consumo del cliente
b.   La preparación en áreas diferentes a donde se desempeñan las funciones actuales, consiguiendo aumentar las posibilidades, ya sea en el manejo del lenguaje, la economía básica, o de atención al público.
c.   El manejo de herramientas sencillas para solucionar los problemas, sin trastocar ni desgastar la marcha de la empresa, aplicando los recursos disponibles y obteniendo el máximo rendimiento, lo cual conlleva el abaratamiento de los costes.
d.   La capacidad para adaptarse a los cambios y para asimilar nuevos conceptos, técnicas competentes que garanticen poder desempeñarse en cualquier área de trabajo sin restricciones ni contratiempos.
e.   La agilidad para captar los nuevos lenguajes de entornos tan actuales como Internet, y habilidad para actuar en él sin causar un cambio sustancial en la política de la empresa o en los conceptos de producción. Esto significa modificar el rumbo sin cambiar los objetivos.
f.   La sapiencia para trabajar con eficacia y conseguir mejor rendimiento de los recursos, en tareas que requieran el esfuerzo en equipo, dominio del arte de escuchar y facilidad para difundir la información corporativa equitativamente, de modo que el mensaje llegue al mismo nivel a todas las áreas.


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