Revista Arte
Volver a vivir en una gran metrópoli es volver a fijarse en la
relevancia de los tonos de piel, en la economía racial. En Contratación
y ordenación de 30 trabajadores conforme a su color (2002), Santiago Sierra
contrató a través del Kunsthalle Wien a 30 trabajadores y los ordenó
por el tono de piel, de más claro a más oscuro, colocados de cara a la pared y
en ropa interior. Antes se les había preguntado telefónicamente su origen, y de
ahí se deducía la variedad tonal. Una revisión de la corrupción y de todas esas
promesas que la modernidad vulneró.