Revista Ciencia

La Edad Media en el siglo XXI: "Sincretismo" y el retrógrada "pueblo guadalupano"

Por Daniel_galarza

Edad Media siglo XXI:

Esta escultura ha sido ampliamente criticada. Por un lado, los reclamos de grupos ultra católicos asegurando que se trata de una imagen herética. Por otro el excesivo gasto que se cuenta en millones de pesos, ha hecho dudar a muchos sobre si todos esos recursos realmente fueron para la obra pública o hay algo más.

El día de hoy, mientras ordenaba algunas cosas en casa, escuché en las noticias de la TV que el llamado "Pueblo guadalupano", un colectivo recientemente creado de fundamentalistas católicos (cucarachas de templo), estaba causando un gran alboroto en la ciudad de Guadalajara debido a una nueva escultura: Sincretismo, de acuerdo al  sitio web Tráfico ZMG, es una escultura del artista plástico Ismael Vargas; con una altura de 9 metros, la pieza evoca a través de placas metálicas, una figura de papel picado, con calaveras y serpientes; además de una imagen de la virgen de Guadalupe, haciendo alusión al sincretismo religioso, un hecho histórico en el que dos culturas distintas (con creencias religiosas distintas, obviamente) llegan a mezclar creencias creando así nuevos mitos o tradiciones. La virgen de Guadalupe es un ejemplo de sincretismo religioso, al ser una mezcla entre la mítica diosa mexica Tonantzin y el mito católico de la virgen María.

Un poco de historia para católicos: el mito guadalupano


Edad Media siglo XXI:

San Juan Diego, un santo
del que no se tienen pruebas de su existencia.

Creando así lo que el difunto monero, Rius, llamó como "el mito guadalupano", la "morenita" virgen de Guadalupe, fue una de las obras de arte de los primeros tiempos de la colonia usada para el adoctrinamiento de indígenas. Junto al célebre Sudario de Turín, la imagen de la Guadalupana es considerada de origen sagrado de manera oficial por la Iglesia católica, aunque, al igual que con el santo sudario, sabemos (no, no creemos, sabemos) que tal imagen es solo una pintura que data de 1550-1560 (contrario a la leyenda que la ubica en 1531). Aunque los apologistas católicos le han atribuido variados milagros y anomalías a la imagen (supuestos misterios que hasta el día de hoy la Iglesia se ocupa de divulgar gustosa siempre que puede), no existen evidencias que respalden su origen divino, y básicamente todos los reclamos de supuestos milagros sobre la imagen han sido descartados una y otra vez.
Desde luego, pelear contra la difusión en masa que posee la iglesia es más que difícil, pero los mitos sobre reflejos en los ojos o sobre la convergencia de los astros en el manto caen por su propio peso debido al hecho de que, por lo menos desde  1556, se sabe que la imagen del ayate es solo una pintura. En ese año, el dirigente de los franciscanos en la colonia, padre Francisco de Bustamante pronunció un sermón ante el virrey y la Real Audiencia en el que afirmaba, entre otras cosas que:
La devoción en esta ciudad que ha estado creciendo en nuestra iglesia dedicada a Nuestra Señora, que han intitulado Guadalupe, es gravemente perjudicial para los nativos, porque les hace creer que la imagen pintada por Marcos el indio hace milagros.
Bustamante nos aclara que la imagen es una pintura, nos ofrece el nombre del pintor y muestra desagrado con el naciente culto a la imagen por parte de los indígenas. Si queremos echar más tierra al mito de la divinidad del ayate de "la morenita", basta con recordar dos importantes hechos: el primero, que fray Juan de Zumárraga, el supuesto sacerdote que le pidió al indio Juan Diego la prueba de sus visiones con la virgen, nunca habló del supuesto milagro del ayate con la imagen. Lo que es más, hacia el final de su vida, escribió una carta donde se cuestiona por qué ya no ocurren milagros. Si fue testigo clave del mayor milagro en América, ¿cómo este fraile se cuestionaba sobre la ausencia de milagros? Lo que es más, aunque la tradición ubica la fecha de la aparición de la imagen en 1531, lo cierto es que no existe documentación sobre el tema y no se habla de ella hasta varias décadas más adelante. Esto es una auténtica anomalía si tenemos en cuenta que para mediados de 1500 e inicios de 1600 los textos para adoctrinar indígenas se contaban ya por varios... ¡y ninguno menciona a la virgen! ¿Ausencia milagrosa? No, solo ausencia. El templo que supuestamente la virgen encargaba por medio de Juan Diego no fue construido en los tiempos de Juan de Zumárraga ni de su antecesor (quien murió en 1548 y tampoco menciona nada sobre ningún milagro), sino hasta 1550, con fray Alonso de Montúfar, sucesor de Zumárraga. Presumiblemente, Montúfar encargaría la imagen en aquellas fechas con algún pintor local.
Y en concordancia con los anteriores hechos históricos, tenemos también la segunda razón, la probable inexistencia del propio Juan Diego. Zumárraga no menciona a la virgen, y obviamente tampoco menciona a Juan Diego. Su nombre de hecho no aparece sino hasta décadas después. Es hasta un siglo después, con el Nican Mopohua (una obra náhuatl que se sabe toma toda la historia de un escrito anterior del presbiterio criollo Miguel Sánchez quien habla por primera vez del indio Juan Diego en 1648).
Estos son, a grandes rasgos los hechos históricos sobre el origen de la virgen de Guadalupe: ni aparición ni milagro alguno, solo adoctrinamiento de una institución religiosa conocida por ser oportunista durante toda su historia.

Blasfemia, cultura y libertad creativa


Aunque sabemos que se trata de una pintura y no de una aparición mágica, la virgen de Guadalupe es un símbolo innegable de la cultura mexicana, con la que millones de personas se han identificado a lo largo de los siglos. Hoy el guadalupanismo es uno de los movimientos religiosos más grandes en Latinoamérica del que sociólogos y antropólogos se deleitan a la hora de investigar sus principios, sus orígenes y su influencia social. En el siglo XXI, México es un país profundamente católico (un hecho que tiene varias razones históricas y políticas) y sobre todo guadalupano. De poco ha ayudado que el papa Juan Pablo II se considerara adorador de la Guadalupana y que canonizara (aún sin tener evidencia de su existencia) al indio Juan Diego.
La Iglesia cuenta con teólogos especializados en el "estudio" de la divinidad de la morenita, llegando a crear incluso una Enciclopedia Guadalupana, y claro, especialistas en marketing para perpetuar el culto a la imagen, entre ellos Televisa, una empresa gustosa de difundir el pensamiento mágico a las masas. Sea como sea, en la actualidad debemos tener presente dos hechos indiscutibles: primero, que el guadalupanismo es un fenómeno cultural que parece no desaparecerá en un futuro cercano (ni siquiera lejano) y muy seguramente seguirá siendo parte de la cultura mexicana. Y segundo, por más fieles que tenga cualquier religión, México es un país laico (con tropiezos, pero laico), lo que significa que ningún credo religioso puede ser considerado como más o menos importante que los demás y que nadie tiene derecho a menospreciar, discriminar o censurar a nadie sobre alguna base religiosa personal.
Esto es algo que parece que en Jalisco no se ha entendido del todo. Vecinos de varias colonias cercanas a donde se instaló la escultura, Sincretismo, se manifestaron este sábado acusando a la escultura de profana y a su creador de hereje, y exigen que la pieza de arte sea retirada. Los manifestantes firmaron una petición en la que se asegura que los católicos consideran una ofensa que “se profane la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y se desdibuje el mensaje que en si mismo dio origen a una nueva cultura mestiza como lo es el pueblo mexicano”. Ahora, este grupo de personas se hace llamar el Pueblo guadalupano, y aseguran que la obra es una provocación a los católicos. Aunque el propio cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, afirma que la escultura no representa una ofensa a la comunidad católica (opiniones contrarias a su antecesor Juan Sandoval Íñiguez, quien también acusa la escultura de ser profana),  de poco ha servido para que cucarachas de templo organizadas se manifiesten y exijan que la escultura, que forma parte del programa de arte urbano de Guadalajara,  sea retirada. El cardenal llama a los feligreces a que traten de entender el mensaje de la obra de arte y muestra una opinión más amable hacia las motivaciones del artista, de quien supone que no era su intención ofender a los católicos.
Pero lo importante no es si la escultura fue creada o no con intención de hacer una imagen herética de la virgen de Guadalupe, ni si el cardenal la acepta o no. El punto importante es que ninguno de los puntos anteriores son importantes. La blasfemia, gracias a Dios, no es un delito en México. Ofender dioses tiene el mismo peso ante la ley que ofender pitufos o elfos. Si algún dios o semidios (como parece ser la virgen para muchos) se siente ofendido, que baje de su nube y venga a decirnos. Para desgracia de sus molestos fanáticos, nunca ninguna deidad ha bajado a decirnos que esto o aquello les ofende. Entonces, ¿por qué alguien debería molestarse al prestar atención a las manifestaciones contra la escultura?
Edad Media siglo XXI:
Los fundamentalistas católicos tienen el derecho a expresar sus opiniones y a protestar por algo que no les gusta, del mismo modo que el resto de la ciudadanía tiene todo el derecho de ignorar sus protestas que se basan en delitos imaginarios como es el de herejía y blasfemia. La cucarachas de templo tienen todo el derecho a mantenerse en la ignorancia a base de arrogancia, no teniendo el más mínimo interés sobre qué es lo que representa la obra artística (en las entrevistas por televisión se miran a unas ancianas que dicen que las serpientes en la cabeza de la virgen son símbolos del demonio, y que por tanto es inaudito que el demonio esté por encima de la santa virgen. Estas señoras están en su derecho en permanecer ignorantes sobre el simbolismo y sobre arte, del mismo modo que estamos en nuestro derecho de reírnos de semejantes opiniones). Si a los ultra-católicos les  molesta mucho la escultura, pueden hacer una de dos cosas: o pueden cambiar su actitud por una más amable con el mensaje de su autor y darse un rato para saber qué es exactamente lo que el artista quiso mostrar, o sencillamente pueden voltear para otra parte.
El Estado laico no tiene por qué prestar atención a lo que a un grupo de la sociedad le molesta solo por sus convicciones religiosas. Si fuera el caso contrario, éste no podría llamarse Estado laico y la libertad de expresión sencillamente no existiría. La única crítica válida a las esculturas del programa impulsado por el gobierno de Guadalajara, son aquellas que se refieren al extraño manejo de los recursos. Esta estatua, que representa la combinación de la diosa Tonantzin Coatlicue y la morenita de Guadalupe, costó más de 5 millones de pesos, una cantidad exagerada a todas luces. Otras obras ya inauguradas o por inaugurar costaron (o costarán) más o menos lo mismo. La ambigüedad en la autoría de las obras de arte tampoco ha ayudado mucho para calmar las auténticas críticas a este programa. Pero tales críticas no se refieren a si alguien se siente ofendido por sus creencias, sino a cómo se han manejado los recursos públicos.
En conclusión, un pequeño consejo para el Pueblo guadalupano: vayan a sus templos a rezar y dejen de molestar en espacios públicos. Ya no vivimos en la Edad Media. Los delitos de blasfemia, por lo menos de este lado del mundo, son vistos como absurdos y nadie en su sano juicio debería prestarles la más mínima atención.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
*"Juan Diego. ¿El santo que nunca existió?" artículo de Luis Alfonso Gámez, disponible en el sitio oficial de ARP-SAPC.
*"'Miraculous' Image of Guadalupe", investigación de Joe Nickell sobre los reclamos de supuestos milagros de la virgen de Guadalupe.


Volver a la Portada de Logo Paperblog