Si algo debe garantizar la democracia es el derecho universal a un juicio imparcial. El asesinato de Osama Bin Laden, ordenado por el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, es un crimen de Estado contrario a los derechos fundamentales, antidemocrático e ilegal. --- No todo son felicitaciones y celebraciones por el asesinato de Bin Laden. También hay muchas voces que se alzan en el mundo contra esa ejecución ordenada por los Estados Unidos, calificándola de auténtico "Crimen de Estado", contrario a los derechos fundamentales del hombre y a la democracia, que está obligada a garantizar siempre un juicio justo e independiente al ser humano.
La ejecución de Bin Laden es similar, desde el punto de vista del derecho, a los crímenes del GAL cometidos por el gobierno de Felipe González, cuando secuestró y eliminó a gente de ETA para combatir a la banda terrorista. Algunos miembros de su gobierno, entre ellos dos ministros, fueron encarcelados por aquellos crímenes.
Es cierto que nuestra parte animal se alegra porque un asesino de masas ha caído, pero un demócrata debe sobreponerse a ese sentimiento primario y reconocer que ha sido Barack Obama el que ha transgredido las reglas básicas del comportamiento humano decente al ordenar la ejecución sumaria, sin juicio, de una persona, cuyos derechos son inalienables, a pesar de sus crímenes.
Es cierto que estaba en juego el orgullo herido de Estados Unidos, la gran potencia de nuestro tiempo, vapuleada por el terrorismo el 11 de septiembre de 2001, pero no es menos cierto que uno de los principios fundamentales del derecho ha sido violado al ordenar el asesinato de un hombre, perpetrado en su hogar, en un país extranjero, sin juicio y sin defensa alguna.
También es cierto que la política mundial está tan fanatizada, manipulada y pervertida por una clase política inepta, mentirosa y escasa de ética que muchos borregos sometidos del planeta, si les preguntas, dicen que ojalá hubiera sufrido más y que antes de matarlo deberían haberle cortado los huevos, pero esas ideas son propias del lumpen y no tienen cabida en el ordenamiento democrático.
Si el asesinato de Obama es lícito en democracia, ¿que impide a nuestros gobernantes ordenar la ejecución de los que se oponen al poder y lo combaten?
Muchos sólo ven en la operación la muerte de un asesino, la admirable tenacidad de EEUU, la firmeza del presidente Obama y la quirúgica precisión de los comandos Seals, pero otros ven, por encima de todo, un execrable crimen de Estado.
Carlos Carnicero escribe en El Periódico de Catalunya que Barack Obama ha perdido su inocencia y ha ingresado en el sucio panteón de los presidentes USA que se han tomado la justicia por su mano.
Miguel Angel Aguilar, en El País, compara la "gesta" de Obama con lo que ocurrió en España con los GAL.
Arcadi España hace el El Mundo un análisis profundo, turbador, que comienza con una frase draconiana: Ante el cadáver liquidado de un asesino yo siempre me inclino, primero, por el Vaticano: «Un cristiano no se alegra nunca de la muerte de un hombre»
Antonio Casado en El confidencial dice que acontecimientos de este calibre nos retratan a todos y que celebrarlo equivale a celebrar también los métodos utilizados.
Además de críticas, el mundo del periodismo y el gran foro de Internet están plagados de preguntas sin respuestas y de sospechas. La mayoría de ellas se refieren a la escasa información proporcionada, a la imagen falsa de Osama muerto, que fue distribuida, a la increíble información de que el cuerpo del terrorista fue arrojado al mar, a la extrañeza por la torpeza estratégica de la Casa Blanca, que ha creado un martir para la rebeldía musulmana, y a otras muchas incógnitas.
Miguel Ángel Aguilar, como muchos cientos de miles de ciudadanos en todo el mundo, se preguntan por qué no lo capturaron vivo para poder así obtener información sobre las complejas tramas organizativas de Al Qaeda. También plantea con razón que las tropas de la primera democracia del mundo se comportan de manera parecida a como lo hacían los comandos de élite de la antigua KGB soviética.
La red está plagada de especulación y sospechas. Muchos se preguntan por qué se ha ordenado la ejecución ahora o, en el caso, más que probable, de que hubiera muerto antes, por qué se ha dado la noticia en estos momentos. Algunas de las ideas esgrimidas son las siguientes:
- Quieren desviar la atención de la polémica desatada sobre el lugar de nacimiento de Obama –tema en el que existen serias dudas, y que ha hecho a la Casa Blanca divulgar recientemente un certificado de nacimiento- porque en caso de no haber nacido en Norteamérica sería destituido y encarcelado. Si no fuera norteamericano de origen podría estar siendo sometido a chantaje por los poseedores de los verdaderos documentos de nacimiento (en su día se habló de que estos documentos podían estar en poder del Mosad). Algo que apoyaría la hipótesis del chantaje es el hecho de que si Obama tuviera como as en la manga la posibilidad de utilizar la muerte de Bin Laden según su conveniencia, lo haría en fecha cercana a su reelección y no ahora.
- Desviar la atención sobre el genocidio que se está perpetrando en Japón, -al mantener más de un mes la central de Fukushima emitiendo libremente radiactividad, cuando Chernobil empezó a ser enterrada a la semana de su explosión- con unos efectos mortíferos a medio plazo que podrían ser mayores que el de las bombas de Hiroshima y Nagashaki juntas.
- Tener disponible un MOTIVO para que se lleve a cabo un ataque de bandera falsa, quizá más terrible que el de las torres gemelas, que sería fácilmente atribuible a una venganza musulmana.
- Que sirviera de cortina de humo para ocultar un empeoramiento inminente de la crisis económico-financiera en EEUU y en todo el mundo.