Traducción: Josep EscarréAño: 2015ISBN: 978-84-61626-111-6Nº de páginas: 482
Una de las propuestas de la editorial Duomo para este verano que más me llamó la atención fue La emperatriz de los helados de Anthony Capella, por lo que cuando unos días después la editorial me hizo llegar un ejemplar, no pude resistirme a hacer un hueco entre mis lecturas inmediatamente.
La trama de "La emperatriz de los helados" discurre en el siglo XVII, dando comienzo en Florencia, ciudad donde Carlo Demirco trabaja en la corte al servicio del persa Ahmad, quien se dedica a la preparación de helados. Ahmad comparte con Carlo los secretos de su elaboración pero no le permite introducir las innovaciones en fórmulas y sabores que este anhela realizar, por lo que Carlo acabará dejando esta vida atrás e instalándose en Versalles, donde entrará a formar parte de la Corte del rey Luis XIV. Aquí conocerá a Louise de Keroualle, hija de una familia noble que ha perdido sus riquezas y que se halla en la Corte esperando encontrar un esposo que compense esta situación, donde ejerce como dama de compañía de Enriqueta de Inglaterra. Sin embargo, pronto ambos deberán abandonar Francia, siendo enviados a Inglaterra con la misión de conquistar al rey Carlos II, ella a través de sus encantos y él, gracias a la elaboración de sus helados.
Anthony Capella
Anthony Capella estructura su novela en cuatro grandes partes, cada una dividida a su vez internamente en diversos capítulos que combinan la historia desde el punto de vista de Carlo y de Louise. Al principio de cada uno se nos indica el nombre del personaje que va a ser el narrador, por lo que no hay lugar a confusión, empleando en todo momento la primera persona como voz narrativa con la diferencia de que Louise utiliza el tiempo presente para relatar lo sucedido, mientras que Carlo hace uso del pasado. El desarrollo de La emperatriz de los helados discurre linealmente y de una forma pausada pero constante, por lo que mantiene bastante bien la atención del lector en el avance de los acontecimientos. Por lo que se refiere al estilo, Anthony Capella hace gala de una prosa fluida, cuidada, sencilla y de fácil lectura, estando adaptado el tono de la narración perfectamente al periodo en el que se sitúa la acción."La emperatriz de los helados" se encuadra dentro de la novela histórica, un género que nos permite acercarnos a determinados periodos y descubrir qué importantes acontecimientos tuvieron lugar en el mismo. En este caso, Anthony Capella nos traslada hasta el siglo XVII, primeramente acercándonos a la Corte de Luis XIV de Francia, “el Rey Sol”, y posteriormente a la de Carlos II de Inglaterra. Seremos testigos así del funcionamiento día a día de ambas, de la estructura interna, de su servicio y, sobre todo, de las luchas de poder, políticas e intrigas palaciegas que tenían lugar en una época marcada por los conflictos asociados al control de los Países Bajos. Aunque la novela histórica es uno de mis géneros favoritos, no he leído demasiados libros ambientados en este periodo y he de reconocer que me ha resultado interesante conocer un poco más acerca de las figuras de estos dos reyes, así como de las negociaciones, tratados y modo de vida en la Corte.Al margen de estos asuntos, otra cuestión que juega un papel determinante en el desarrollo de la novela es todo lo referente a la elaboración de los helados. La elección por parte del autor de esta cuestión para centrar parte del argumento de La emperatriz de los helados me ha resultado atractiva y original ya que es un tema del que, al menos yo, no tenía conocimientos y nunca me había planteado cuál sería su origen o cómo se harían en otras épocas. Es por eso que todo lo referente a su elaboración, composición, conservación, mezclas que Carlo va realizando o pruebas de consistencia entre otros asuntos, ha sido uno de los puntos que más ha llamado mi atención en la lectura, más teniendo en cuenta que se aprecia la labor documental realizada por el autor y que relata estos procesos con detalle y de una forma amena.Louise de Keroualle
A pesar de lo que podamos pensar por su título, en La emperatriz de los helados son dos los personajes que comparten protagonismo y resultan igualmente interesantes, estando caracterizados con detalle y llegando a conocerlos el lector con bastante profundidad, aunque desde mi punto de vista no son unas figuras que calen en el lector, pues al menos a mí ambos me han resultado distantes. Por una parte está Carlo Demirco, quien siendo niño fue vendido a Ahmad, de quien ha aprendido todo lo que sabe con relación a la técnica de elaboración de helados y cuya vida girará principalmente en torno a la investigación y mejora de este postre, en lo que centra todos sus esfuerzos superando cuantos obstáculos van surgiendo en su camino. Junto a él encontramos a Louise de Keroualle, una joven perteneciente a la aristocracia a pesar de que su familia se encuentra arruinada, por lo que se verá en la necesidad de encontrar un esposo que salve esta situación, implicándose en una tarea que la pondrá en una difícil situación al entrar en conflicto con sus firmes principios morales.Si bien Demirco corresponde en principio a un personaje ficticio, Louise de Keroualle sí que existió realmente, siendo uno de los muchos personajes históricos que encontramos en "La emperatriz de los helados", ya que a lo largo de su trama descubriremos a figuras tan relevantes como el rey Luis XIV, el también rey Carlos II, su hermana Enriqueta de Inglaterra, su hermano Jaime o algunos otros miembros de la Corte como el duque de Buckingham.Todas estas cuestiones hacen de La emperatriz de los helados una lectura entretenida cuya trama combina con acierto y equilibro romance, intrigas palaciegas, políticas y gastronomía, todo ello enmarcado en un contexto histórico muy definido que hace aumentar el interés de la novela al permitirnos profundizar en el mismo.Si te ha gustado mi reseña, puedes comprar "La emperatriz de los helados" a través de los siguientes enlaces:Gracias a la editorial por facilitarme el ejemplar para su reseña