Una misión a las grandes lunas heladas de Júpiter, cancelado en 2006, podría haber sido impulsada por un reactor nuclear. Crédito: NASA/JPL
Artículo publicado por Eric Hand el 6 de febrero de 2012 en Nature News
Un informe sobre tecnología espacial prioriza la propulsión nuclear.
Michael Houts quiere que los astronautas vayan a Marte en un reactor nuclear. Está convencido de que pequeñas cantidades de uranio-235 – el cual tiene una densidad de energía un millón de veces mayor que la de los combustibles líquidos – podrían propulsar cohetes de manera eficiente, usando el calor de la fisión para acelerar pequeños almacenamientos de propelente de hidrógeno. Pero aunque Houts, director de investigación nuclear del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA en Huntsville, Alabama, tiene una fe inquebrantable en el potencial de la propulsión y energía nuclear espacial, el patrocinio para desarrollar dicha tecnología no ha sido consistente. Este año está dirigiendo un proyecto de propulsión nuclear con unos fondos de 3 millones de dólares – minúsculo en comparación con los 1300 millones que gastará la NASA en investigación y desarrollo de tecnología espacial en el año fiscal de 2012. “En ocasiones, el presupuesto ha llegado a ser cero”, dice Houts. “Pierdes lo equipos y el momento”.
Aunque un informe publicado el 1 de febrero por el Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos podría cambiar la fortuna de Houts. Space Technology Roadmaps and Priorities es el primer documento comunitario en fijar las prioridades para la división de tecnología espacial de la NASA. El comité de dirección del informe pasó un año recopilando la opinión tanto de la industria como de la academia para crear una lista de las 16 áreas más importantes de desarrollo tecnológico, a partir de 320 temas potenciales. La propulsión y energía nuclear aparecieron en puestos altos de la lista. “Esto podría cambiar la exploración de una forma fundamental y para siempre”, dice Raymond Colladay, Presidente del comité y antiguo Presidente de Lockheed Martin Astronautics en Denver, Colorado.
Otras tecnologías aparecieron por encima en la lista. Por ejemplo, el comité puso énfasis en el desarrollo de ‘sombrillas estelares’ y coronógrafos para bloquear la luz de lejanas estrellas y permitir que los telescopios espaciales disciernan la tenue luz de los planetas que las orbitan. Y el informe prioriza el desarrollo de formas de proteger a los astronautas de la radiación en misiones de larga duración.
Pero el comité también dijo que los pequeños reactores de fisión podrían revolucionar la exploración del Sistema Solar, tanto para humanos como para robots. Los reactores podrían dar soporte a experimentos de larga duración en la superficie de planetas y alimentar misiones en el Sistema Solar exterior, donde el Sol está demasiado alejado para proporcionar suficiente energía incluso para los paneles solares más eficientes. Y una vez que esté en marcha la exploración espacial humana, los sistemas de propulsión nuclear pueden ser esenciales para viajes de varios años a asteroides o a Marte. Con el doble de eficiencia que los cohetes químicos, los reactores podrían impulsar a los astronautas no sólo más lejos, sino también más rápidamente que nunca antes – lo cual podría ayudar a reducir la exposición de los astronautas a la radiación.
Mason Peck, tecnólogo jefe de la NASA, dice que usará la lista de prioridades como guía cuando se fijen los presupuestos futuros. Sin embargo, desarrollar la energía de fisión para el espacio requerirá no sólo de dinero, sino también de voluntad política: la imagen de una nave nuclear estallando en la rampa de lanzamiento en su camino hacia la órbita es un poderoso elemento disuasorio. Houts dice que el riesgo de que el material nuclear contamine la Tierra tras un accidente es despreciable, debido a que el reactor no se iniciaría hasta que el sistema estuviese en órbita. No obstante, intentos anteriores de demostrar la tecnología han fallado. En 2003, la NASA empezó el Proyecto Prometeo, el cual apoyaba el desarrollo de un reactor nuclear que manejaría un impulsor de iones eléctrico para dar energía a una sonda a Júpiter. El programa recibió hasta 430 millones de dólares en 2005, pero fue cancelado un año más tarde, cuando la NASA desvió sus recursos hacia la vuelta a la Luna – un destino para el que no es necesaria la propulsión nuclear.
Aunque el proyecto ha desaparecido, apoyó un trabajo que ahora está dando fruto en forma de un nuevo generador de energía de radioisótopos – una fuente de energía que no usa fisión, sino que depende del calor natural del decaimiento del plutonio. El Advanced Stirling Radioisotope Generator (ASRG) es más ligero y eficiente que los ejemplos anteriores, y el informe de tecnología espacial lo identificó como un “punto crítico” de la tecnología que está casi listo para su demostración en vuelo. Hay dos misiones propuestas que incluyen el ASRG – una para explorar en un bote los mares de hidrocarburos de Titán, la luna de Saturno, y otra para saltar de un cometa a otro – ambas en proceso de consideración de la NASA.
Houts cree que la fuente de energía radiactiva para estas misiones no generaría mucha controversia política – ciertamente no como las protestas cuando se envió la misión Cassini-Huygens a Saturno en 1997 con una versión anterior del generador de radioisótopos. Actualmente, Houts a menudo abre sus charlas académicas preguntando a la audiencia si es consciente de que hay plutonio a bordo del Mars Science Laboratory (MSL), una misión lanzada en noviembre de 2011 para llevar un gran róver a Marte. Aproximadamente la mitad no lo sabe, dice. “De una forma extraña, siento que son buenas noticias”, dice Houts. “Parece que empieza a ser una tecnología muy aceptada”.
Artículo traducido y posteado en Ciencia Kanija, el original se publicó en Nature, su autor es Eric Hand.