Pensando en el Aprendizaje
En 2005, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos revisó todo lo que sabemos sobre el aprendizaje en un documento llamado “Cómo aprenden los estudiantes”. En este informe, de 600 páginas de investigación se resume todo en una sola palabra: metacognición. La metacognición (o pensar sobre el pensamiento) es el secreto y la fuerza impulsora detrás de todo el aprendizaje efectivo. Por ello, si deseamos que nuestros estudiantes aprendan lo más posible; entonces tenemos que maximizar la cantidad de metacognición que están haciendo. El único problema es que la mayoría de las aulas están preparadas para promover la metacognición en los profesores, no en los estudiantes. Para tener éxito, necesitamos pensar acerca de nuestro propio pensamiento (¿Cómo aprendimos esto? ¿Cómo hemos enseñado esto antes? ¿Qué funcionó y no funcionó?). Así como el pensamiento de los alumnos (¿qué saben ellos? ¿Qué van a aprender?). Sin embargo, es recurrente caer en la simplificación de la clase. Lo cual no es favorable, puesto que la enseñanza es un trabajo duro y tenemos que estar constantemente comprometidos, conscientes de su proceso y cómo mejorarlo. Eso es exactamente lo que hace que un estudiante sea mejor. Si realmente queremos eso, entonces tenemos que ponernos en sus zapatos y caminar con ellos.Eric Mazur, profesor de física en la Universidad de Harvard estaba trabajando con algunos de los estudiantes de pregrado más destacados en el mundo y, sin embargo, sus dificultades para entender las lecciones fueron verdaderamente impactantes. Es así que, decidió que necesitaba forzar a sus estudiantes a pensar más, por lo que los hizo enseñarse unos a otros. El cambio fue sorprendente. Su enfoque de instrucción por pares ha crecido desde entonces en el movimiento aula invertida (flipped classroom) y la investigación muestra que constantemente produce mejores resultados que los salones de clase basada en conferencias tradicionales.
Desplazamiento de la Responsabilidad
A partir de las experiencias de Mazur se evidenció que los maestros asumimos el trabajo de asegurarnos que nuestros estudiantes aprendan y tengan éxito. Sin embargo, el deseo de ayudar es lo que a veces hace daño a la mayoría de alumnos. Ellos saben que sus maestros harán todo lo posible por ellos. Por lo que, ellos dejan de hacer las cosas por sí mismos. Nuestra tarea no es facilitarle las cosas sino generar la necesidad de buscar las respuestas por su propia iniciativa. Sobre todo, en una época en la que se tiene acceso a un sinfín de recursos con solo un clic.No importa qué tan entretenida sean las clases expositivas (conferencias), no se puede hacer que los alumnos presten atención. Solo ellos pueden lograrlo; sin embargo, son víctimas de la idea de que, si el estudiante no está aprendiendo o no está prestando atención, es culpa del profesor. Desde la perspectiva de la neurociencia, eso es simplemente incorrecto. Sin embargo, al no darles el espacio para pensar a los estudiantes y corriendo para resolver sus problemas, se refuerza esa idea. Una buena educación no viene de un maestro que piensa por ti. Viene de un maestro que enseña (y empuja) que pienses por ti mismo.El Maestro "Hands Off"
Ser empujado a pensar por ti mismo en un principio puede ser frustrante y emocionalmente incómodo. Pero tenemos que dejar que los niños luchen con ello si queremos que desarrollen las habilidades necesarias para tener éxito por su cuenta en el futuro. Y eso significa que todos necesitamos un modelo más sofisticado de lo que hace un gran maestro. Un gran maestro no enseña tanto como sea posible. Un gran maestro enseña lo menos posible, mientras que el modelado de los comportamientos de la forma de pensar es lo primordial. Es cierto que no todo maestro tiene el lujo de movilizar de una sola vez a su salón de clases, pero aquí hay algunas cosas simples que podemos hacer para mover a nuestros estudiantes hacia una mayor metacognición:
- Al menos una vez cada periodo de clase, negarse a responder a la pregunta de un estudiante y en lugar promover la búsqueda de la respuesta a través de todo el mundo.
- En lugar de marcar exactamente donde están los errores en una prueba, ensayo, o la asignación de tareas; decirles a los estudiantes cuántos errores existen y desafiarlos a encontrarlos.
- Dejar que los estudiantes se encarguen de la planificación de una sesión de clase entera y que se graben a sí mismos dando esa lección. La capacidad de enseñar algo claramente es la mejor prueba de si usted lo entiende. (¡Y no hay manera más rápida para ayudar a apreciar lo que haces!)
- Después de una prueba, dar a los estudiantes la misma prueba de nuevo, pero rellenarlo primero con respuestas incorrectas reales que los estudiantes dieron. Así ellos, al proporcionar correcciones (un proceso típicamente reservado para profesores), van a tener que pensar no solo en la manera correcta de hacer las cosas, sino también por qué alguien podría cometerlos.
¿Cómo piensan los alumnos acerca de su forma de pensar?Adaptado por: Lic. Fredd Tipismana
Fuente: http://www.edutopia.org/blog/hands-off-teaching-cultivates-metacognition-hunter-maats-katie-obrien?utm_source=twitter&utm_medium=socialflow