Vemos claramente el poder transmisor, activista y disidente de las redes sociales en las revueltas en Túnez, primero y en Egipto después.El efecto movilizador, de creación, libre, de grupo y de movilización se ha hecho mayor. No solamente porque el efecto es más grande sino porque su visibilidad pública y política ha crecido. Las conexiones entre las quejas de los tunecinos y los egipcios dan idea de como Internet se ha convertido en un excelente lugar de movilización y activación de grupos que hay que considerar como termómetros. Ya no es solo un juego o una realidad virtual sino foros políticos y de activismo que han crecido y madurado hasta pasar al mundo real.La medida del gobierno egipcio de Hosni Mubarak de controlar Internet da idea de hasta que punto la conectividad, el diálogo y la sensación de pertenencia al grupo disidente ha hecho crecer la queja. El control férreo de Internet en Cuba o en China también indican que una herramienta básica de los regímenes autoritarios es forzar el silencio para evitar la concreción de medidas de queja.Todo esto apoya la sensación de que el único "poder" que se escapa a los poderes político-económicos mundiales es la red. Una vez que el poder del sátrapa Mubarak se tambalea en Egipto gracias a las redes mientras occidente durante décadas le ha sostenido y apoyado, como bisagra necesaria en el siempre movido oriente medio, todo parece indicar que la acción activista, quieran los poderes o no: véase wikileaks, está y estará en las acciones en Internet y en el activismo en red más que en la desabrida y muy descolorida acción social o política en las calles, al menos en la triste, taciturna y resignada España en la que vivimos.,
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.