Barcelonesa, nacida en 1925, con un cuento escrito e ilustrado cuando sólo contaba con cinco añitos, dos veces enferma por culpa de un riñón vago que hizo que la enviaran a vivir a Logroño, niña de colegio de monjas, autora de su primera novela a los diecisiete (Pequeño teatro, obra que se publicaría ocho años después) y perteneciente a la llamada “generación de los niños asombrados” en los inicios de una carrera literaria definida siempre por un estilo muy personal que juega con lo lírico, lo sensorial, lo imaginativo y la denuncia social.
Hoy, la maestra Matute, como muchos en el mundillo la llaman con cariño, tiene 85 años, el pelo blanco, una trayectoria literaria excelente a sus espaldas y cuenta en su haber con el Premio Nadal (1947), el Café Gijón (1952) o el Nacional de las Letras Españolas (2007). Desde ayer, también custodia el Premio Cervantes 2010, el galardón de los galardones.
Ilusionada y muy nerviosa por la posibilidad de alzarse como ganadora, la noche antes de conocer el fallo del jurado Ana María Matute no pudo pegar ojo; después, en cuanto recibió la llamada de la ministra, brindaron en casa con cava, como si se tratara de una fiesta, y es que realmente lo era; y más tarde, cuando llegó la hora de contestar con una sonrisa sabia al bombardeo de los medios de comunicación, además de gritar en alto “¡Soy muy feliz!”, confesó que, aunque el Cervantes era algo que deseaba, “(…) hay algunos que escriben para que les den premios, pero otros escribimos porque es nuestra forma de estar en la vida. De todos modos sienta estupendamente que te premien”.
Al recibir este reconocimiento, la creadora de Los Abel, Algunos muchachos, La torre vigía, El último rey Gudú o Paraíso Inhabitado, su último trabajo novelado, se convierte en la tercera mujer en la historia en llevarse a casa el Cervantes, después de María Zambrano y Dulce María Loynaz. Todo un hito y, según palabras de la Ministra de Cultura, “un ejemplo para todas las mujeres”. Y más hoy, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia de Género.
Cuentan que hay que leer a la señora Matute para saborear la buena literatura y que todo escritor debería aprender de su pluma: aquí os dejamos su página oficial, repleta de letras, a las que probablemente pronto se unirá su próxima novela, una que planea comenzar en Navidad y “con toda la ilusión e ímpetu”. Felicidades, Ana María Matute.
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