Revista Cocina

La Escudella catalana, protagonista en Windsor.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Una vez tomada la sopa, le sigue la vianda. Las bandejas se comparten y en ellas encontraremos algo de verdura y hortalizas en una representación minoritaria pero suficiente: col, patata y zanahoria. Un poco de legumbres con una buena ración de garbanzos y, a partir de ahí, la intensidad va subiendo según se puede apreciar en las fuentes. Las mencionadas pelotas, butifarra blanca y butifarra negra, cortes de carne de cerdo y ternera servida en terrina.

La Escudella catalana, protagonista en Windsor.

Está claro que ante tal despliegue es difícil no hacer varias arremetidas tanto a las soperas como a las bandejas. Siempre se empieza de forma comedida, con el pensamiento de ser prudente para no atiborrarse, pero se acaba cayendo en la tentación y repitiendo "sólo un poco" tanto del primero como del segundo. Y es que, es difícil no volver a llenarse el plato cuando se está ante ese pequeño bufet.

Y no se acaba aquí, porque los postres también tienen su lugar. No hay que saltarse su crema catalana. Hecha a su manera, la crema de Windsor se presenta en forma de mousse con alguna sorpresa interior como el helado de caramelo y gominolas de limón. No es tan contundente como parece, así que no prescindáis de ella. Si aún así os cuesta, siempre podéis decantaros por algo de fruta con su naranja con canela y un toque especial que tampoco está nada mal.

La Escudella catalana, protagonista en Windsor.

Los chefs de Windsor Carlos Alconchel y David Rodríguez son los artífices de este menú, cuyo precio es de 55 Euros sin bebida. Para elegir con qué acompañarlo, no hay que olvidar que el restaurante cuenta con más de 450 referencias y que su carta digital fue distinguida con el premio Cartaví 2017 a la mejor de Barcelona.

La Escudella catalana, protagonista en Windsor.

Es curioso como, un plato de toda la vida se convierte en el restaurante en una propuesta innovadora. Volviendo a la reflexión del inicio, platos que a diario se comen en casa son escasos en la restauración. ¿Por qué no ir a un buen restaurante a comer ese plato que nos resulta tan familiar? Puede ser que, precisamente porque salimos fuera, nos hagamos el planteamiento de "voy a elegir aquello que no me hago en casa". También puede ser porque cuando nos hacemos este tipo de platos en casa los tenemos tan adaptados a nuestro gusto que el de otro siempre nos resulta menos agradable. Sea la razón que sea, no deberíamos descartar ir a comer una buena escudella a Windsor que, además, dispone de salones privados para reuniones o celebraciones en los que se pueden llegar a reunir hasta 140 personas.

Quedan meses de invierno, de hecho, no estamos aún ni en la mitad de la estación. Hay que darse el lujo entrar en calor en un lugar único, en el corazón de Barcelona.

El Restaurante @Windsorbcn ensalza la escudella durante todo el invierno. Click to Tweet


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