Revista Arte
En este fragmento se analiza la escultura del periodo Gupta en los territorios indios de Sarnath, Uttar Pradesh oriental y Bihar. Durante esta época, que recibe su nombre de la dinastía que reinó desde el año 320 hasta el 540 de nuestra era en la India, se realizaron algunas de las mejores esculturas que ha producido el ser humano a lo largo de la historia.Fragmento de Arte y arquitectura en el subcontinente indio.De Harle J. C.Capítulo VII.Durante los tres primeros siglos de nuestra era casi todas las esculturas de piedra no excavadas en la roca que se conservan, incluidas las estelas, salieron de los talleres de Gandhara y Mathura. Hay unas pocas obras, la mayoría haksis, de estilos relacionados con Mathura que se han encontrado en regiones tan orientales como Patna. Sin embargo, para las imágenes de Buda, tanto erguido como sentado, se recurría a las exportaciones de la propia Mathura. Normalmente se está de acuerdo en que la estela Kanoria Parsvanatha, de Patna, es de finales del siglo IV, y al inscripción fragmentaria del Neminatha sentado de Rajgir se puede asignar al reinado de Candragupta II (aproximadamente 377-414), por la forma en que la prenda inferior de la figura de sirviente en pie termina justo encima de las rodillas, con cuatro ondas vigorosas cayendo entre las piernas. Ambas demuestran las etapas iniciales de un estilo que culminará en los budas post-Gupta de Nalanda, pero no, curiosamente, los grandes budas Gupta de Sarnath, más alejados hacia el oeste.El famoso Buda sentado de Bodhgaya, que data del año 64 de un rey sin identificar que casi con toda certeza reinó dentro de la era Gupta (es decir, 320 + 64 = 384 d. de C.), es una de las piezas fundamentales de la larga historia de la escultura india. Durante mucho tiempo se pensó que era una importación de Mathura porque el cuerpo está en la misma postura que los budas de tipo Katra que se producían allí, los pliegues de la túnica están apretados de una forma parecida y late con su gran vitalidad física. Pero la cabeza es muy distinta: la cara es pensativa, de párpados pesados, los ojos mirando a la punta de la nariz —una evocación extremadamente poderosa del Buda como el gran yogui. En palabras de Stella Kramrisch, se trata de «la primera imagen de India que por su forma significa lo que su nombre implica».El Buda sentado de Mankuwar, en el Uttar Pradesh oriental, que data de 429, muestra la influencia de los estilos más o menos contemporáneos de Mathura, con su base baja que lleva una cakra central y dos leones mirando hacia delante. La cara, aunque es más redonda, también muestra algo de la dureza de los budas de Mathura del siglo V. Incuestionablemente la imagen hindú más hermosa del periodo Gupta que se conoce hasta ahora, procedente de Madhyadesa oriental, es el gran Krsna Govardhana (Krsna sosteniendo la Montaña Govardhan), de 2,1 m, de Benarés, que ahora está en el Bharat Kala Bahvan. Los brazos están restaurados, no sin acierto, aunque quizá sean demasiado abultados. El joven príncipe (kumara) krsna lleva la típica pareja de garras de tigre (vyaghra nakha) en el colgante, una corona baja, y los tres rizos del cabello (trisikhin), marcas habituales de Karttikeya (Skanda) y del Bodhisattva Mañjusri, todos descritos como kumaras. La parte inferior del torso y el estómago tienen la sensibilidad de Sarnath, un rollo de carne apenas perceptible que surge sobre el extremo apretado del dhoti. La ancha cara redonda, sin embargo, y los ojos, no demasiado profundamente situados dentro de la cuenca, recuerdan todavía a Udayagiri.Una de las más deliciosas esculturas indias es el «dintel» o friso de Gadhwa, con su atractivo quizá realzado por la incertidumbre que rodea sus fines y sus temas. En el centro de la larga talla estrecha se alza Visnu Visvarupa, una de sus formas de encarnación. En un extremo está Surya en su carro contra un disco circular, al otro extremo Candra (la luna) sentada con su consorte sobre una media luna. En la parte izquierda propiamente aparece una larga procesión de músicos, muchachas jóvenes y otros personajes que llevan comida que van andando, tras una figura arrodillada a los pies de Visnu, con un parasol, que denota alto rango, sostenido sobre su cabeza. En el otro lado, con más regalos de comida, se aproxima otra procesión, incluyendo a un corpulento soldado (?) con una gran mata de cabello llevando una espada que se parece a un kukri de Nepal. A la cabeza hay también una figura con un parasol. Son recibidos por otros dos que salen de un edificio, probablemente una dharmasala o sala de peregrinos, donde unas figuras agachadas están siendo alimentadas por mujeres que llevan una prenda distintiva que les cubre la cabeza y acaba debajo de la barbilla. El dintel de Gadhwa se distingue por la ausencia de elementos puramente decorativos (ni siquiera las figuras llevan joyas) y por la artística colocación rítmica y la variedad de actitudes que se pueden apreciar en la procesión, obra de un maestro de la escultura «raramente aficionado a representar poses en tres dimensiones, con un canon de proporciones excepcionalmente esbelto». Basándonos en el estilo, el dintel parecería pertenecer a la última parte del reinado de Kumaragupta (aproximadamente 414-55), cuyas inscripciones aparecen en el emplazamiento entre otras de fecha Gupta. Representa el cenit del relieve narrativo Gupta.Por lo que respecta a imágenes, los budas de Sarnath probablemente sean el mayor logro del escultor indio. También son los más extendidos geográficamente y continuaron ejerciendo influencia sobre las representaciones de Buda en la India oriental y mucho más allá, en el sudeste de Asia, durante siglos. Por un golpe de suerte que rara vez se da en la historia del arte antiguo de India, existen ejemplos fechados, que demuestran que son un producto relativamente tardío —no anterior al tercer cuarto de siglo V. Nada parece presagiar estas suaves creaciones de una perfección casi única; muestran una ruptura total, por fin, con respecto a las concepciones plásticas de Mathura, y un tratamiento del cuerpo humano que prevalecerá a partir de entonces en el este de India.Los budas se levantan en un déhanchement muy ligero. Llevan la prenda inferior convencional, cubierta con el shamghati, que está indicado sólo por las líneas que siguen los bordes; el cuerpo está, por tanto, totalmente a la vista, excepto los órganos sexuales. Los grandes halos, bellamente decorados, se parecen mucho a los de los budas erguidos de Mathura que son de la misma época; las caras, por el contrario, son las de seres que han trascendido el mundo de samsara o flujo y existen en un estado de conciencia espiritual perfecta —cualidad que impregna la totalidad de la imagen. Los cuerpos, de proporciones perfectas, no están tratados de forma naturalista, pero alcanzan una armonía de planos entrelazados casi milagrosa. Se encuentran entre las grandes obras clásicas de todo el mundo: clásicas tanto en cuanto no tienen rival posterior como en el sentido histórico, es decir, en la determinación de la forma que la imagen de Buda iba a adoptar durante siglos.En la mayoría de las estelas de Buda de Sarnath Sakyamuni está sentado, con las manos en la mudra de dharmacakrapravartana, «poniendo la rueda de la ley en movimiento», esto es, predicando el Primer Sermón en el Deer Park de Sarnath —tema muy apropiado. En las bases los ciervos miran de frente a una cakra. La mayoría de las imágenes de Bodhisattva son posteriores, pero se conservan una o dos de este periodo. Sarnath también produjo una escultura narrativa de primer orden, sobre todo estelas que muestran acontecimientos de la vida de Buda. De estilo Gupta elevado, no obstante tiene una cualidad ligeramente naïf si la comparamos, por ejemplo, con el dintel de Gadhwa —quizá debido al carácter tradicional del tema del que se ocupan.Fuente: Harle J. C. Arte y arquitectura en el subcontinente indio. Madrid: Ediciones Cátedra, 1992.