Y es que hay una cosa que me fascina más allá de las portadas y de las sinopsis, y son sin duda los títulos. Hay títulos para todos los gustos, de todos los tipos y que lo dicen todo o que no dicen absolutamente nada. Hay muchos que sin duda están en mi lista de pendientes por el título. Única y exclusivamente. Que después me llame la sinopsis ayuda, pero si un título me encandila soy sencillamente incapaz de resistirme.
Entre mis próximas lecturas hay algunas que cotilleando por Casa del Libro he leído el título y he dicho: me lo tengo que leer sí o sí. Llamadme superficial si queréis. Pero esto es como todo, hay libros con los que tienes amor a primera vista… que puede que te decepcionen y se queden en un capricho pasajero; que también puede que descubras una de esas historias que se hacen un hueco en tu memoria y ¿por qué no? en tu corazón también.
Después hay títulos que no me dicen nada, y ahí ya influyen críticas, portadas y sinopsis. Y hay otros que tienen unos títulos que me resultan comerciales, vanos, que me dicen menos que nada… a esos sólo me acerco si leo a unos cuantos blogueros que los respaldan.
Dicen algunas lenguas que lo más complicado es ponerle nombre a tu obra, ya sea cuadro, película, canción, libro o lo que sea. Y estoy de acuerdo. Es una tarea complicada. El título tiene que dar nombre a tu creación, tiene que resumirla, evocar su esencia. Y eso es difícil. ¿En qué influye que un título me guste o no? Ni yo lo sé. Simplemente hay algunos que me provocan reacciones, que me llenan de ganas de leerlo, que me resumen la esencia del libro y hacen que quiera devorarlo sin compasión.
Entre mis próximas lecturas hay bastantes que me acerqué a ellos por sus títulos; que si La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey se hubiese llamado Infinito, pues seguramente no me habría hecho con él. Y si la trilogía compuesta por Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes hubiera sido Adicción, Despedida y Medianoche, probablemente me hubiera dicho más bien poco.
Si no fuera por los títulos quizá no estarían esperando a ser leídos El club erótico de los martes, La librería de las nuevas oportunidades, El mejor lugar del mundo es aquí mismo, No pidas sardinas fuera de temporada, Los besos no se gastan, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, El libro de la señorita Buncle, La abuela Lola, Las mujeres casadas no hablan de amor, En el país de la nube blanca, El alma de las piedras… entre otros muchos.
Y aquí vienen mis preguntas…
¿Os dejáis guiar por los títulos? ¿Algún libro os ha creado rechazo o ganas locas de leerlo únicamente por el título?
¿Cuando veis un libro, qué es lo primero en lo que os fijáis?
Maisha