Revista Cine

La espalda, mi amor

Por Francescbon @francescbon
LA ESPALDA, MI AMORAprieta justo ahí. Se lo digo a mi mujer. Tanto rato sentado. Las cervicales, sabes. Ese tirón y esa sensación de tortícolis que se vuelve crónica. Uy. Quiero abrir bien los ojos. Fijar la vista en algún punto detrás de la pantalla. Ah. Dicen que relaja la vista y evita ese cóctel pernicioso que carga la cabeza. La espiral que aboca al consumo de cafeína y analgésicos. Una espiral que es la más exenta de glamour no solo de este universo, sino de unos cuantos. Dormirse de cansancio. Señores, qué cosa más revolucionaria. Cárguese de ron el café, consúmase con escaso sentido del decoro, y deje que el mundo fluya a su alrededor. Olor de polígono industrial. Gente vaga que vaga.Uh. Es esa sensación tan deprimente o tan grotesca del gato y el ratón. Siéntense en la escalera de la entrada y fumen sus cigarrillos furtivamente: conversen de temas banales relacionados con el devenir de la jornada. Bajen el tono de voz después de echar un rápido vistazo alrededor. Miren como marcianos a los que se sientan a leer un libro. Claro: el azote de los bosques del Mato Grosso. Papeles apilados en equilibrio precario. Mirarlos y especular sobre su futuro más inmediato. Reposan en una caja un par de años. Tinta reciclada y olor a papel caliente.Cruje la cervical. Qué letra le toca a esa vértebra. Una letra de cambio, seguro.

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