Las pseudociencias, las magufadas y los embustes tienen dos categorías, en función de la terminología científica, complejidad y aproximación a la realidad. Los más burdos suelen ser los que consiguen convencer a las personas menos formadas en el tema objeto de glosa, léase astrología, quiromancia, tarot e, incluso, alargadores de penes que se anuncian a las tantas de la madrugada en televisión.
Pero también existe otra categoría, en la que se incluye el diseño inteligente, las bondades de la comida orgánica, las dietas anticáncer, la homeopatía, los efectos dañinos del WiFi e incluso, quizás, la reflexología y similares, que llaman la atención de personas más formadas, incluso muy formadas en ámbitos ajenos al tema objeto de glosa. Estamos hablando de catedráticos de universidad, de filósofos, de escritores y de lectores que van más allá del bestseller de moda. El PNL forma parte de esta segunda categoría.
La programación neurolingüística no tiene tras de sí evidencias científicas, pero resulta tan compleja y tira tanto de bibliografía, que eso puede explicar que a veces nos crucemos con personas fracamente cultas que, sin embargo, se creen a pie juntillas que estamos ante una técnica psicológica válida.
Es fácil tropezar en esta clase de errores, sobre todo si no tenemos tiempo de investigar todas las fuentes o sencillamente no sabemos dónde están las fuentes contrastadas. Y es probable, yo el primero, que todos nosotros tropecemos con otras ideas erróneas y las adoptemos como correctas.
La autoayuda "científica"
Los gurús norteamericanos de la autoayuda Richard Bandler y John Grinder fueron los responsables de lanzar la programación neurolingüística en la década de 1970.
El sistema se funda en la idea de observar en acción a los psicoterapéutas más eficaces y en deducir los mecanismos subyacentes a su éxito. Una de las ideas clave es la de que cada uno de nosotros posee un sistema representacional favorito para pensar acerca del mundo, dominado por los inputs de uno de los cinco sentidos humanos. Otra clave es que reflejar el sistema preferido de una persona ayuda a construir relaciones con ella.
Por ello, los programas PNL llegan a afirmar categóricamente que pueden ayudar ayudar a conseguir casi todo lo que uno se proponga. Por ello, la PNL tiene particular éxito en el campo de los negocios y del deporte.
A pesar de que los conceptos de la PNL son escurridizos, sus fuentes brillan por su ausencia y muchas de sus afirmaciones parecen obviar el estado actual de la neurociencia, algunos investigadores se han preocupado de validar algunas de las afirmaciones clave de la PNL, como la idea de los sistemas de representación favoritos.
En el año 2009, Tomasz Witkowski realizó un análisis exhaustivo de todas las pruebas empíricas controladas de la PNL que habían sido publicadas hasta la fecha. De 33 estudios relevantes, solo un 18,2% había ofrecido resultados positivos para validar la PNL. Un 54,5% eran negativos. Y el 27,3% restante eran ambiguos. Como el autor escribió en Polish Psychological Bulletin:
Mi análisis lleva innegablemente a la afirmación de que la PNL es una estupidez pseudocientífica, que debería ser archivada para siempre.