“La huelga se ha solucionado gracias a las medidas de la reforma laboral, que permite que se rebaje el coste laboral con unas medidas de flexibilización, y que son las que más progreso han traído en la historia la humanidad”. Es una declaración real (si no os lo creéis ved el vídeo) de una persona real que ostenta el cargo de alcaldesa de la capital de España. Su nombre es Ana Botella, y no me atrevo a afirmar que sea la peor política de la historia de la humanidad, pero vamos, está en el top five sin duda.
Una persona razonable, de inteligencia media, no hace falta que sean ninguna lumbreras, se enterraría en estiércol antes que hacer el espantoso ridículo de comparar, no comparar, sino de poner por encima de cualquier otra cosa que haya ideado el ser humano la reforma laboral del PP. Esas declaraciones no pueden ser obra de una persona capaz de escribir su nombre. La idea de que la reforma laboral sea el mayor avance de la historia de la humanidad no se le habría ocurrido ni al más irreverente de los guionistas. Se sale del mapa de las frases posibles para ridiculizar a un ser humano.
Los políticos que tenemos la desgracia de soportar en este país se superan a sí mismos cada vez que abren la boca. Parece que compitan por demostrar quién es más gilipollas. Y, la verdad, Ana Botella ha puesto el listón a un nivel que se diría insuperable… de no ser porque la capacidad de gilipollismo de sus colegas hace asumible cualquier reto.
No pueden ser personas reales. Tales estupideces no se las pueden creer ni ellos mismos. Es que un chimpancé borracho daría una imagen pública más seria. Por favor…
Nos reímos (por no llorar) e indignamos a partes iguales siendo testigos del espectáculo lamentable que protagonizan sus señorías, empeñadas en destrozar por completo cualquier atisbo de prestigio que pudiera quedarle al ejercicio de la política. No son todos iguales, claro que no, pero es que los que se sitúan al nivel intelectual de las amebas arrasan con todo. Si la alcaldesa de Madrid considera que la reforma laboral que ha acabado con las condiciones de dignidad de los trabajadores españoles es el mayor avance de la humanidad, ¿qué no dirá cualquier concejal de pueblo? El silogismo es comprensible. Porque es que el propio presidente del gobierno, del que podría escoger unas cuantas declaraciones para ocupar puestos de honor en el museo de la estupidez humana, dijo el otro día, en sede parlamentaria, con toda su vergüenza torera, que este año no ha aumentado el paro. ¡Olé! Desde luego, todo un éxito que debemos a la reforma laboral… Lástima que la realidad sea muy diferente, como medio millón de puestos de trabajo diferente, pero vamos, minucias. Y él se queda tan ancho mintiendo como un bellaco en la casa de la democracia, cosa que, por otra parte, no le es extraña, pues tiene un largo historial en tan sólo dos años al frente del país, con el asunto de los sobres como tema estrella.
La secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal, también podría impartir un master en estupidez humana. Baste la famosa rueda de prensa, de vergüenza ajena, sobre la destitución del ex tesorero, Luis Bárcenas, y su indemnización en diferido:
Existen varios niveles de gilipollismo político. Ana Botella representaría el de quien no sabe lo que dice y va vomitando palabras, haciendo la pelota tan grande que al final salen cosas como la de la reforma laboral. Están los mentirosos compulsivos, como Rajoy, a los que no les tiembla ni un pelo mientras lo hacen. Los indecentes, como otro elemento del PP llamado Rafael Hernando, quien no duda en acusar a los hijos de los represaliados del franquismo de acordarse de su padre “cuando había subvenciones para encontrarle” (independientemente de la mezquindad de tales palabras, quizás él no recuerde que su sueldo y prácticamente la totalidad de los recursos de su partido salen del bolsillo de todos los españoles, incluidos esos que se acuerdan de su padre cuando hay subvenciones). Y los que tras la careta de buenas personas esconden el verdadero rostro de político de baja estopa, vendido a los intereses del mercadeo, y que ahora pretenden resarcirse publicando libros que sólo de verlos en las librerías dan ganas de vomitar. Me refiero al ex vicepresidente Pedro Solbes y al ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene la desfachatez de hacer pública ahora la carta con la que el Banco Central Europeo le exigía las medidas que escenificaron el fin de la democracia y que ocultó a la ciudadanía. ¿Pretende con ello redimirse ante el país? En fin, que se tape y siga disfrutando de su jubilación dorada.
Y así estamos, asistiendo al teatrillo en el que se nos rifan y nos escupen a la cara sin que seamos capaces de reaccionar. Es más, no son pocos los que no sólo no se indignan, sino que aplauden semejantes exhibiciones de estupidez. No dice mucho en favor de nuestra inteligencia, desde luego que no.
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