BASÍLICA DE SANT’ANDREA DELLA VALLE
La Basílica de Sant’Andrea della Valle se erigió sobre el palacio que mandó construir el cardenal sienés Eneas Silvio Piccolomini (posterior Papa Pío II) en la llamada plaza “di Siena”. Constancia Piccolomini de Aragón, duquesa de Amalfi y condesa de Celano dejó en herencia el palacio familiar a los Clérigos Regulares Teatinos, la orden fundada por Cayetano de Thiene y Juan Pedro Carafa, posterior Papa Paulo IV. Los Teatinos tomaron posesión del edificio en el 1586, disponiéndose la construcción de una nueva iglesia dedicada a San Andrés, protector de Amalfi.
Las obras comenzaron hacia el año 1590 por el cardenal Alfonso Gesualdo, que encargó el proyecto a Giacomo della Porta, su arquitecto de confianza. Sin embargo, surgieron ciertas controversias sobre el proyecto puesto que los Teatinos favorecían las propuestas presentadas por el arquitecto de la congregación Francisco Grimaldi. Se decidió por un compromiso entre los dos proyectos, adquiriéndose además otro espacio por su construcción. Entre el 1590 y el 1591, fue derribada la pequeña iglesia de San Sebastián para ampliar la calle de la nueva iglesia. Tanto la plaza como la nueva iglesia tomaron el nombre de la cercana residencia del Cardenal Della Valle.
Entre 1596 y 1599 se completaron las capillas y la bóveda de la nave. En el 1599-1600 fue encargada la fachada de la iglesia, pero tras la muerte del Gesualdo en el 1603, comenzaron a escasear fondos financieros y la construcción se suspendió temporalmente. En el 1608 fue retomada a iniciativa del Cardenal Alejandro Peretti Montaldo (sobrino del Papa Sixto V), que encargó la dirección de la edificación a Carlo Maderno.
En el año 1620 fue levantado el tambor octagonal de la cúpula con ventanas rectangulares separadas por columnas gemelas divididas en secciones iguales. El mismo motivo arquitectónico fue repetido en la linterna, diseñada por Francisco Borromini, quien realizó los capiteles originales. La cúpula, divididas por nervaduras, fue inaugurada en el 1622. Tres años más tarde, la iglesia fue completamente cubierta.
La consagración de la iglesia tuvo lugar en el año 1650, aunque la fachada presentaba una albañilería desnuda y sin ningún estilo arquitectónico. El arquitecto Carlos Rainaldi fue quien completó la nueva fachada con mármol travertino, entre 1655 y 1665, utilizando el proyecto de Maderno pero con un carácter más sobrio y enfatizando los claroscuros.
La fachada de la Basílica fue la primera y más importante fachada de la arquitectura barroca en Roma. Presenta dos órdenes superpuestos y separados por una cornisa sobre ménsulas que sobresale. Cada orden -corintio en la parte inferior y compuesto en la superior- se dispone en ocho columnas, simétricamente emparejadas. La parte inferior es más ancha, disponiéndose cinco espacios, mientras que la parte superior sólo cuenta con tres, dando así mayor vivacidad al tímpano final. Además el espacio entre las columnas es mayor en la parte central, disponiéndose en la parte inferior el acceso sobre una escalera.La puerta de acceso está coronada por un arco decorada con dos virtudes: la “Plegaria” y la “Esperanza”, obras de Fiovanni Antonio Fancelli (1619-1671). Sobre éstas se sitúa el escudo de la familia Peretti. En la parte superior, correspondiéndose con la puerta de acceso, se abre una ventana, decorada con una balaustrada a modo de balcón con barandilla, al cual se accede desde la cornisa interior de la iglesia. Dentro del tímpano que corona la fachada, dos ángeles sostienen el escudo de Alejandro VII.
La fachada está decorada con dieciocho figuras en total. En la parte inferior, en la parte izquierda de la puerta de acceso está el Apóstol San Andrés, de Ercole Ferrata (1610-1685), y en la parte derecha San Sebastián, de Domenico Guidi (1625-1701), que son los santos a los que la iglesia está dedicada. A la izquierda de la figura de San Andrés está la de Cayetano de Thiene (de D. Guidi), y a la derecha de San Sebastián, San Andrea Avellino (de E. Ferrata), que son dos santos teatinos. Cada nicho está coronado con dos ángeles que sostienen los símbolos característicos de estos santos. En la parte superior, los dos nichos estaban destinados a San Pedro y San Pablo, pero no se llegaron a realizar. Tampoco se completó el ángel de la parte derecha que debería de formar simetría con el ángel que representa la Fama, de Ercole Ferrata.
Además de su grandiosidad y belleza que la distinguen de muchas otras iglesias de Roma, la familia teatina acoge desde 1623 los restos de los Papas Pío II y Pío III, las reliquias de dos santos mártires: Antonio y Fortunato y el cuerpo del Cardenal teatino S. José Maria Tomasi, junto con la memoria de tantos otros santos que en esta iglesia ejercieron su sagrado ministerio.
LA CÚPULA
La cúpula se terminó de realizar el 6 de noviembre de 1622, obra de Carlo Maderno. Con un diámetro de 16.61 metros y una altura de 71.76 m, es la segunda cúpula más grande de Roma, después de la Basílica de San Pedro.
Los capiteles exteriores de la cúpula son de una gran originalidad, con un orden particular, puesto que presentan un querubín que forma con las alas una especie de voluta. Estos capiteles son obra de Borromini, que trabajó junto a Maderno para la construcción de la cúpula.
La cúpula, al interior se apoya sobre cuatro grandes pilares de la crucería y sobre arcos que los unen, creando cuatro pechinas triangulares sobre la que se dispone la cornisa del tambor, decorada con fondo de oro y en mosaico, se puede leer: ANDREAS CHRISTI FAMULUS DIGNUS DEI APOSTOLUS GERMANUS PETRI ET IN PASSIONE SOCIUS.
El interior de la cúpula fue decorado con frescos de Giovanni Lanfranco, realizado entre el 4 de agosto de 1626 al 9 de febrero de 1628. Este fresco representa una “Gloria celeste”, con la Asunción de la Virgen, rodeada de nubes de ángeles, que se dirige hacia donde la espera Cristo.
La decoración de la cúpula fue encargada por el riquísimo y poderoso cardenal Alessandro Peretti Montalto, uno de los más cultos coleccionistas del principio del siglo XVII. La obra de Lanfranco supuso uno de los primeros ejemplos de ilusionismo barroco, modelo para las decoraciones de bóvedas, cúpulas, techos de iglesias y palacios en los siglos XVII y XVIII. Este ilusionismo ya fue experimentado anteriormente, como en la cúpula de San Juan en Parma del pintor Correggio (año 1520).
El fresco de Lanfranco representa en dos círculos concéntricos la Asunción de la Virgen en la gloria del Paraíso, con un gran grupo de santos, entre los que se reconocen a San Cayetano de Thiene, San Pedro, Agar e Ismael, San Juan, Moisés y Aarón, David, Esther, Adán y Eva, Isaac y Jacob, y una gloria de ángeles músicos; en el interior de la linterna está presenta la figura de Cristo, hacia el que asciende la Virgen.
La decoración fue inicialmente encargada por el cardenal Montalto enteramente a Domenichino, olvidándose de haber prometido el encargo a Lanfranco algunos años antes. Por petición del artista, el cardenal dividió el trabajo entre los dos pintores: a Domenichino la asignó las pechinas con los cuatro evangelistas y a Lanfranco la cúpula. Las fuentes de la época han transmitido la existencia de una profunda rivalidad entre los dos artistas, narrando divertidas, aunque poco probables, anécdotas: Domenichino cortó las palancas del andamio sobre el que trabajaba Lanfranco, y éste a su vez le acusó de plagio.
Más allá de la veracidad del episodio, es cierto que se situaban en extremos antagónicos en la concepción del arte, manifestándose en Sant’Andrea della Valle en todo su esplendor. Los dos artistas representan en realidad los extremos del lenguaje de Carracci. Lanfranco es el exponente de la nueva tendencia pictórica fundada en el color y en las luces, que, recuperando la tradición lombarda-véneta de Correggio y de Ticiano, llega a elaborar el arte de la ilusión, donde las formas se disuelven en las luces y en la fuerza vertiginosa del sentido ascensional del fresco. Domenichino, depositario de una cultura de élite, esta sin embargo ligado a las teorías clasicistas de Giovan Battista Agucchi, que dirigen su arte hacia la búsqueda del ideal renacentista de la Belleza, de las formas clásicas, absolutas y claras. Lanfranco reflejó más bien el clima religioso de principios del siglo XVII, indagando con medios expresivos inéditos efectos espectaculares que, anulando toda referencia al espacio real, sorprenden e involucran emotivamente al espectador en las visiones milagrosas.
Las pechinas decoradas por Domenichino, fueron realizadas entre diciembre de 1622 y febrero de 1628, decorando también la bóveda del ábside. En las pechinas se disponen con gran armonía compositiva los cuatro Evangelistas. San Mateo sostiene su libro, apoyado en la parte izquierda. A su izquierda, un ángel sostiene la cruz, mientras que otro le ayuda. San Juan aparece entre las nubes sobre un águila, a su derecha un ángel sostiene un libro y en lado opuesto, otro ángel le ofrece su pluma para que escriba. San Lucas aparece sentado sobre un toro, desplegando un pergamino donde está escrito FUIT SACERDOS. A la derecha, un ángel muestra el retrato que San Lucas pintó de la Virgen. Finalmente, San Marcos aparece con el león.
NAVE CENTRAL
La planta presenta cruz latina, con unos brazos del transepto de poca longitud (77.96 metros x 42.74 m.). La nave central está flanqueada por seis capillas intercomunicadas, de planta rectangular y cubiertas con cúpulas. La bóveda de la nave central está sostenida por pilastras acanaladas con capiteles corintios, que presentan una larga cornisa que recorre toda la iglesia.
En la nave, la bóveda, con ángeles en estuco de Michel Trpisciano (1860-1913), fue decorada por notables artistas que representaron escenas sobre el misterio de la Inmaculada Concepción de María, como Salvatore Nobili con “El Protoevangelio”, primer anuncio de la salvación de la humanidad, y “La aparición de María”, la madre de Jesús y la nueva Eva, Virginio Monti con “La proclamación del dogma de la Inmaculada” y “La Visita de Santa Isabel”, Cesare Caroselli con “La Sagrada Familia” y “La Anunciación” sobre las paredes de la entrada, mientras que Silvio Galimberti realizó las figuras de los Apóstoles que se encuentran en las lunetas de las ventanas.
1. CAPILLA GINNETTI
Carlo Fontana (1634-1714), alumno de Bernini, fue el responsable de la decoración de la Capilla Ginnetti, considerada como una de sus primeras obras en las que se acerca a su maestro, y entre las mejores de su producción. La capilla, adornada con magníficos mármoles, fue realizada hacia el año 1670. Se compone de ocho columnas de orden compuesto, con capiteles y basas doradas, adosadas a mármoles africanos y a jaspe de Sicilia, con decoraciones en alabastro. En la parte superior, soportado por las cuatro columnas del altar, se encuentra un ángel entre nubes que sostiene una corona, y a los lados las dos virtudes en mármol blanco.
El altar de la capilla se debe al artista lombardo Ercole Antonio Raggi (1624 – 1686), que lo esculpió hacia 1675. El gran cuadro representa en un relieve en mármol la figura de la Virgen sentada con el niño, junto con San Juan Bautista y San José que ve el ángel que le anuncia la huida a Egipto. Más arriba se sitúa el Padre con la paloma que representa el Espíritu Santo entre los dos ángeles. A los lados del altar, dos ángeles sostienen el busto de Gianpaolo Ginnetti (obra de Alessandro Rondone) y el del marqués Marzio Ginnetti.
2. CAPILLA STROZZI
Erigida hacia 1616, probablemente siguiendo diseños del propio Miguel Ángel que tenía amistad con Roberto Strozzi, la capilla fue fundada por un hijo de Roberto, Leone Strozzi (1555 – 1632). Revestida en su totalidad con mármoles, en el altar destacan las copias en bronce de esculturas de Miguel Ángel, como la Piedad, o las estatuas de Leah y Raquel que proyectó para la tumba de Julio II. Estas copias se realizaron en el año 1616 por Gregorio de Rossi.
3. CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN
Tras la pérdida del cuadro central de la capilla de “San Carlos orante con ángeles” de Bartolomeo Cavarozzi, ésta se dedicó a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Entre 1887 y 1889, Aristide Leonori, discípulo de Virginio Vespignani, renovó la arquitectura. Toda la capilla está revestida en mármol. El trabajo fue realizado con el llamado arte Boggio-Riccardi.
La imagen del altar, pintada por Silverio Capparoni, es una notable obra de arte. Pío IX, ante la pintura excalmó: “Esta es la imagen que queríamos”, y la bendijo. La pintura está encuadrada en una rica cornisa de metal dorado. El altar es de mármol con columnas acanaladas a los lados y con capiteles y basas doradas.
4 y 10. MONUMENTOS DE PÍO II Y PÍO III.
Pío II (de Siena, Enea Silvio Piccolomini) y Pío III (de Siena, Francesco Todeschini-Piccolomini).
Pío II murió en Ancona el 14 de agosto de 1464. Pío III, adoptado como sobrino de Pío II, dándole su apellido y el escudo, fallecció en Roma el 18 de octubre de 1503, sin haber alcanzado el mes de pontificado. Los dos fueron sepultados en tumbas dentro de la capilla de San Gregorio Magno de la Antigua Basílica de San Pedro del Vaticano, junto a sus monumentos funerarios. Sin embargo, los monumentos fueron transportados de San Pedro a la Basílica de San Andrea della Valle entre los años 1614 y 1615 bajo Paulo V, y los restos en 1623 bajo Gregorio XV a las dos de la mañana sin ninguna pompa. Colocados en cajas bajo el pavimento de la tribuna, fueron descubiertos en el año 1758, cuando se intervino en la iglesia para cambiar el pavimento, siendo nuevamente enterrados en algún lugar de la iglesia que se desconoce, pues no han vuelto a ser encontrados. Por ello, los sarcófagos se encuentran vacíos, como también lo estuvieron en la basílica vaticana.
El monumento de Pío II se encuentra en el lado izquierdo de la Iglesia. Coronando el monumento se encuentran dos ángeles que sostienen el escudo pontificio: cruz negra sobre el que se superponen cinco lunas de oro. En el primer recuadro está esculpida la Virgen con el niño; a un lado, Pío II todavía cardenal, está sostenido por San Pablo; al otro lado, San Pedro le entrega las llaves. En el segundo recuadro, el pontífice está esculpido sobre la urna procesional en la que se trasladó la cabeza de San Andrés desde el puente Milvio a la basílica vaticana el 12 de febrero de 1462. Lateralmente, en pequeños nichos, están esculpidos en altorrelieve seis virtudes: la Ciencia, con la antorcha, La Fortaleza, con la columna, la Prudencia, con la serpiente, la Justicia, con la espada, la Fe, con el cáliz, y la Caridad con los niños. Las dos inscripciones latinas cuentan hechos de la vida de Pío II y la colocación del monumento en el año 1614.
El monumento de Pío III guarda muchas similitudes con el monumento de Pío II, con una misma estructura y disposición de los relieves.
6. CAPILLA DEL SANTÍSIMO CRUCIFIJO
La capilla fue restaurada por Giuseppe Antonio Spaziani, enterrado en la tumba junto a Raimondo, su hijo, a Pietro Paolo, su hermano y otros miembros de la misma familia. La capilla está adornada con ocho columnas de orden corintio de mármol negro llamado Portovenere. La cúpula está decorada con estucos dorados. En las esquinas aparecen representadas en estuco los emblemas de la pasión de Jesucristo. En la luneta izquierda está representada en bajorrelieve la Virgen con el niño en brazos, en la derecha San José y en el medio María Magdalena. Bajo el arco de la capilla se encuentran las tumbas de Antonio Pauluzzi, célebre jurista muerto en 1685, y de Lorenzo Rossetti.
El altar fue decorado con mármoles preciosos en 1647, a expensas del Oratorio erigido por el cardenal Antonio Barberini. Sobre el altar se levanta un antiguo crucifijo en madera. Bajo el altar se venera el cuerpo de San Antonio Mártir.
7. PRESBITERIO Y ÁBSIDE
El Altar Mayor es obra de Carlo Fontana, decorado con mármoles hasta el tabernáculo. En 1906, el altar fue desplazado hasta el fondo del presbiterio, labor realizada por Paolo Medici y su hijo Raffaelo. Las obras finalizaron en 1907, siendo de nuevo consagrado el 31 de marzo de ese mismo año. Del altar mayor destacan los dos grandes candelabros de bronce.
Domenichino fue el encargado de adornar el ábside con bandas de estuco blanco y oro con racimos, rosetones, decoraciones en forma de dientes y ángeles sosteniendo escudos en bajorrelieve.
El fresco rectangular sobre el arco fajón del presbiterio representa a San Juan Bautista indicando a los futuros apóstoles Andrés y Juan la figura de Cristo. En el centro “La vocación de los hermanos Pedro y Andrés”. En el recuadro de la derecha, “San Andrés llevado al martirio”. En el recuadro de la izquierda “La flagelación de San Andrés”. Dentro de una doble cornisa, sostenida pos seis figuras en estuco que forman una luneta alargada, “La glorificación de San Andrés”. Entre las ventanas del ábside está pintada las virtudes: Fe, Caridad, Religión, Esperanza, Fortaleza y Plegaria.
Los tres grandes frescos que se encuentran en las paredes del ábside son obra de Mattia Preti, en el que manifiesta la habilidad compositiva y el sensible efecto decorativo gracias al uso de las luces. En la parte izquierda se encuentra “San Andrés izado sobre la cruz”, en el centro “La Crucifixión del santo” y en la derecha “La sepultura de San Andrés”.
La decoración al fresco de Mattia Preti fue realizada entre 1650 y 1651, convirtiéndose en una de sus obras maestras. Estos frescos, junto con sus frescos de Módena, donde representó a “Los Evangelistas” y “El Paraíso”, son un exponente del estilo maduro del pintor.
8. CAPILLA DE LA VIRGEN DE LA PUREZA
Esta capilla en un principio estuvo dedicada a la Sagrada Familia, pero en el año 1647, cuando se declaró a la “Virgen de la Pureza”, patrona de la Orden de los Teatinos, se le dedicó esta capilla. Bajo el altar, consagrado el 20 de noviembre de 1725 por el obispo teatino Giorgio Lascans, se venera el cuerpo de San Fortunato mártir. En 1912, Silvio Galimberti pintó las cuatro lunetas sobre los arcos (“Nacimiento de Jesús”, “Presentación en el Templo”, “Carpintero en Nazaret”, y “Entre los Doctores de la Ley”) y los recuadros de la bóveda (“Coro de ángeles”).
En esta capilla se encontraba el cuadro La Virgen de la Pureza de Luis de Morales “El Divino”, que desde el año 1641 se trasladó a la Iglesia de San Pablo Mayor de Nápoles. En 1647, el pintor napolitano Alessandro Francesi realizó diversas copias, disponiéndose en esta capilla su primera copia.
9. CAPILLA DE SAN CAYETANO
San Cayetano de Thiene (1480-1547) fue el fundador de los Clérigos Regulares Teatinos, siendo beatificado por Urbano VIII en el 1629 y canonizado por Clemente X el 12 de abril de 1671. El brazo izquierdo del transepto siempre ha estado dedicado al culto de San Cayetano. En él se disponía una pintura de Andrea Camassei da Bevagna del año 1627 (actualmente perdida), en la que se representaba a San Cayetano escribiendo las reglas de la Orden. En la actualidad se conserva el cuadro de Mattia De Mare (1711-1773) del año 1770, que ilustra la visión que San Cayetano tuvo en 1517 en Santa Maria Maggiore.
El altar de la capilla de San Cayetano, erigido en 1912 gracias a la contribución del marqués Gaetano Ferraioli, es rico en decoración de preciosos mármoles y de estatuas y relieves en bronce. Este altar sustituyó el altar de estilo barroco que en 1770 Alessio D’Elia pintó en las paredes, adornado con 4 columnas laterales, con dos virtudes en la basa y dos ángeles en la parte superior. La disposición de las columnas, la decoración con estatuas y relieves de bronce, la profusión de mármoles del actual altar de Cesare Bassani (1873-1939) denotan una clara inspiración en el modelo barroco anterior. A los lados del altar se disponen las estatuas de la Providencia y de la Sabiduría, realizadas por Giulio Tadolini (1849-1918).
Las paredes están decoradas con frescos realizados en 1770, del pintor napolitano Alessio D’Elia, alumno de Solimena. En estos frescos se representa a San Cayetano en Roma (1508-1518) ayudando a pobres y enfermos; San Cayetano en el altar de la Confesión de San Pedro el 14 de septiembre de 1534; San Cayetano oprimido por los lansquenetes durante el Saqueo de Roma de 1527; San Cayetano glorificado, protector contra la peste. La decoración de la bóveda pertenece a 1912, donde se representan distintos episodios de la vida de San Cayetano.
11. CAPILLA SAN SEBASTIÁN
La Capilla de San Sebastián fue decorada con pinturas de Martinucci en el año 1869. El cuadro de “San Sebastián” que preside el altar de la capilla es obra de Giovanni de’ Vecchi, realizado en el año 1614.
12. CAPILLA RUCELLAI
La Capilla Rucellai o de los Beatos fue proyectada en 1610 por Matteo Castelli de Melide, un pariente de la familia Borromini. El cuadro sobre el altar está atribuido al pintor siciliano Francesco Manno (1754-1831), en el que representa a tres Teatinos: Marinoni, Burali D’Arezzo y Tomasi. En la pared derecha se encuentra un cuadro de Cristoforo Roncalli (Pomarancio) del “Arcángel Gabriel en presencia del Padre Eterno”. Del mismo autor se sitúa en el lado derecho el cuadro “El Arcángel Rafael y Tobías el mayor”, y los frescos de la cúpula “Gloria de ángeles músicos”.
En la pared lateral izquierda se encuentra también el monumento sepulcral en mármol negro de Orazio Rucellai (1604-1673) y la tumba de Giovanni della Casa, mientras que en lado derecho se alberga la tumba de Annibale Rucellai (muerto en 1601), obispo de Carcasona, Francia.
13. CAPILLA BARBERINI
La capilla Barberini fue encargada por el Cardenal Maffeo Barberini (que posteriormente se convertiría en el Papa Urbano VIII) a Matteo Castelli di Melide en el año 1616. Sobre el altar se encuentra “Asunción”, (entre cuatro columnas de orden corintio en antiguo mármol rosa), y los cuadros “Visitación” y “Lucía recoge el cuerpo de San Sebastián”, de Domenico Cresti (Passignano).
En la pared izquierda sobre el nicho más lejano se encuentra la obra “San Juan Bautista” de Pietro Bernini, mientras que en el nicho más cercano está “Santa Marta”, de Francesco Mochi en el año 1629. Esta escultura es significativamente mayor que las otras tres esculturas.