Los europeos comenzaron a cultivar después que los habitantes del Oriente Próximo y Medio. La agricultura llego a Europa en torno a 6500 a.C. y aproximadamente 4.000 años a.C. ya había comunidades agrícolas asentadas por toda la Europa continental, el sur de Escandinavia y Gran Bretaña.
La Europa neolítica
Los arqueólogos llaman Neolítico o Edad de la Piedra Nueva al periodo de la primera agricultura, diferenciándolo así del periodo anterior, el Paleolítico o Edad de la Piedra Antigua, que fue el de los cazadores-recolectores, que se trasladaban constantemente de un lugar a otro.
Los primeros campesinos europeos cultivaban y criaban el mismo tipo de vegetales y animales que ya se habían domesticado en Oriente Próximo y Medio. Partiendo de Grecia, la agricultura se extendió por la cuenca mediterránea, hacia el oeste, y por Europa central y septentrional, hacia el norte. La mayoría de los primeros agricultores de la zona mediterránea vivían en cuevas costeras, lo que sugiere que las comunidades de cazadores-recolectores locales pueden haber estado en contacto las unas con las otras mediante barcas o a lo largo de la costa.
Esas comunidades probablemente obtuvieran ovejas y grano mediante el comercio, de modo que habrían cultivado al mismo tiempo que pescaban, cazaban y recolectaban plantas. Finalmente, estos grupos se trasladaron tierra adentro y crearon asentamientos en zonas donde había más espacio para sembrar plantas y criar animales.
Según se fueron difundiendo hacia el norte, partiendo en torno a 6000 a.C., las comunidades agrícolas se encontraban en ocasiones con grupos de cazadores-recolectores que habían hallado zonas con una caza y pesca abundantes. Uno de estos grupos vivía justo donde el Danubio atraviesa las montañas del Cárpatos, en una garganta conocida como las Puertas de Hierro. Allí, los habitantes de yacimientos como Lepenski Vir y Vlasac vivían en grandes asentamientos de chozas pequeñas, cada una de ellas con un hogar central de piedra. Los habitantes de estos asentamientos esculpían extrañas estatuas de piedra con cabezas de pez. Esos cazadores-recolectores se aprovechaban de los numerosos animales salvajes de las laderas de las montañas circundantes y también contaban con una abundante provisión de peces en los rápidos y remolinos del río. Finalmente, acabaron adoptando la agricultura de las cercanas comunidades agrícolas.
Cuando los campesinos alcanzaron Europa central, en torno a 5.500 años a.C., sólo encontraron unos cuantos grupos grandes de cazadores-recolectores, de modo que pudieron extenderse rápidamente hacia el oeste, desde Hungría hasta Francia, y hacia el norte, por los valles del Rin, Elba, Oder y Vístula, hasta alcanzar el mar Báltico y el mar del Norte.
Cerámica lineal
Esos granjeros habían comenzado a fabricar una cerámica muy característica, llamada Lineal, debido a su decoración a base de líneas incisas. Las formas de los recipientes y su decoración eran muy similares desde Eslovaquia hasta Francia.
Los agricultores de la cerámica Lineal se asentaron junto a pequeñas corrientes de agua por toda la Europa Central. Sus asentamientos, como Bylany, en lo que hoy es la República Checa, y Schwanfeld, en Alemania, consistían en pequeños grupos de largas casas de madera, cada una de ellas ocupada por una familia, sus animales y sus enseres. Los campos, donde los agricultores cultivaban trigo y cebada, estaban localizados en pequeño claros en el bosque, allí donde los árboles habían sido talados o muertos al quitarles la corteza. Las reses eran los animales más habituales de los campesinos de cerámica Lineal, aunque también tenían ovejas, cabras y cerdos. Parece que se encontraron entre los primeros grupos de personas en criar animales por su leche. Algunos de los asentamientos de cerámica Lineal estaban fortificados con zanjas y terraplenes.
Más al norte, junto a las costas del los mares Báltico y del Norte, pequeños grupos de cazadores-recolectores vivían cerca de la costa, donde podían encontrar muchos alimentos.
Los pueblos costeros
Esos pueblos costeros reunían grandes cantidades de conchas marinas. Los grandes montículos creados a partir de las conchas desechadas después de que las ostras, berberechos y almejas fueran abiertas y comidas, fueron llamados «muladares de cocina» por los primeros arqueólogos. Esos grupos también pescaban con trampas que consistían en cestas especialmente diseñadas para que el pez pudieran penetrar en ellas a través de un pequeño agujero y ayudado por la corriente.
Tierra adentro, los cazadores-recolectores remaban en piraguas en lagos y ríos y pescaban con arpones. Utilizando un nuevo invento, el arco y las flechas, también cazaban aves acuáticas como ocas y patos. En el bosque encontraban plantas comestibles, junto a ciervos y cerdos silvestres. Los niños podían aumentar los suministros alimentarios de la familia recolectando bayas y nueces.
Esos cazadores-recolectores costeros no veían ninguna razón para adoptar la agricultura, de modo que durante casi mil años ésta no pasó más allá de la zona ocupada por los granjeros de cerámica Lineal. A pesar de todo, los dos grupos comerciaban y el trigo y la cebada comenzaron a crecer en algunas comunidades costeras en torno a 4.000 años a.C. Es posible que, en un primer momento, los pueblos de la costa practicaran la agricultura a tiempo parcial, pero ésta terminó por convertirse en su principal fuente de comida.
Junto a la costa atlántica de Francia y en Gran Bretaña, los últimos cazadores se convirtieron en granjeros justo después del año 4000 a.C. Poco es lo que se conoce de los asentamientos de estos nuevos agricultores, excepto los pocos yacimientos que se han conservado.
Uno de ellos es el de Skara Brae, en las Oreadas, junto a la costa de Escocia, creado en torno a 3100 a.C. Había pocos árboles en Orkney, de modo que las casas de un sola habitación se construyeron de piedra, así como los hogares, las camas y los aparadores. Pasajes cubiertos conectaban las casas. Los habitantes de Skara Brae y otros similares asentamientos cercanos eran principalmente ganaderos, habiéndose encontrado durante las excavaciones mucho huesos de ovejas y reses.
No mucho después de que se estableciera la agricultura en la Europa occidental, comenzaron a edificarse tumbas megalíticas. Estaban construidas a base de grandes rocas planas erguidas que formaban los muros de la cámara funeraria, que podía tener una sencilla forma de caja o ser un largo corredor con habitaciones laterales. La tierra se acumulaba en el exterior para formar una rampa y luego se arrastraban más piedras hasta la parte superior para formar el tejado, que seguidamente era cubierto de tierra. Estas tumbas eran utilizadas durante muchas generaciones. Cuando moría gente, se abría la tumba y sus cuerpos se depositaban junto a los huesos de sus antepasados. En algunas de las tumbas más grandes se han encontrados varios cientos de esqueletos.
Con el paso del tiempo, los primeros agricultores encontraron buenas fuentes de sílex para hacer herramientas y el comercio de este material puso en contacto a muchas comunidades. En torno a 3000 a.C., los agricultores aprendieron a enjaezar a sus animales para arrastrar arados y carretas. Por último, descubrieron que ciertas rocas, al ser calentadas, expulsaban cobre fundido. El cobre se utilizó primero para hacer adornos, porque es un metal blando que no conserva bien la forma, pero al final la gente comenzó a utilizarlo para hacer herramientas, como hachas.
El hombre de hielo
En septiembre de 1991. unos excursionistas encontraron en los Alpes el cuerpo de un hombre que yacía en un charco de agua que se había fundido de un glaciar. El cadáver fue llevado a la Universidad de Innsbruck, en Austria, donde fue identificado como el de un hombre que había muerto hacia unos 5.300 años, habiendo quedado preservado en el hielo. Como fue hallado en una zona llamada Alpes Otzlaer, el hombre comenzó a ser conocido como Otzi o, sencillamente, el hombre de hielo. Parece que nuestro protagonista estaba cruzando las montañas cuando murió (quizá de agotamiento). Llevaba consigo muchos objetos personales que, junto a sus prendas de ropa, se habían conservado gracias al hielo.
El Hombre de hielo tenía un hacha de cobre, un arco de madera, un carcaj de cuero con 14 flechas y un puñal de pedernal. Puede que también llevara una mochila de cuero. En los pies llevaba calzas y zapatos de cuero, que habían sido rellenados con paja como aislante contra el frío. Cerca del cuerpo había un gorro de piel. En un pequeño contenedor de corteza de abedul se encontraron bayas y hongos. Estos objetos proporcionaron a los arqueólogos una «cápsula del tiempo» que nos ha dicho mucho sobre la vida diaria durante el Neolítico en los Alpes.
Lugares ceremoniales neolíticos
Además de construir impresionantes tumbas, los primeros agricultores de Europa central y occidental construyeron grandes centros ceremoniales donde se reunían para realizar rituales. En un principio, solían situarlos sobre cumbres rodeadas por zanjas y terraplenes. Uno de esos emplazamientos es Hambledon Hill, en el suroeste de Inglaterra, donde varias zanjas rodean una cumbre. Dentro de las zanjas se encontraron muchos esqueletos humanos, parciales o completos, lo que sugiere que los cuerpos de los muertos tenían un papel en las actividades rituales. Otros recintos encontrados en Dinamarca, Francia, Alemania y la República Checa indican que ese tipo de sitios so difundió entro los años 3500 y 3000 a.C.
Con el paso del tiempo, la construcción de grandes estructuras ceremoniales se hizo más importante. Uno de tales «henges» se encuentra en Avebury, el en sur de Inglaterra, en donde se excavó una profunda zanja para rodear un área de 300 metros de largo. El terraplén formado con la tierra excavada todavía tiene 8 m de alto, la misma profundidad que la zanja. En el interior del circulo, se colocaron piedras erguidas formando círculos, mientras que dos avenidas de piedras conducen fuera de la zona ceremonial. Fechado justo después de 3000 a.C., se cree que Avebury fue construido unos siglos antes que su más famoso vecino, Stonehenge, situado unos 32 kilómetros hacia el sur.