Revista Cultura y Ocio

“La excepción” de Auður Ava Ólafsdóttir

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Tú serás la última mujer de mi vida»

 

Cubierta de: La Excepción

Cubierta de: La Excepción

Tras el éxito de Rosa Cándida y de La mujer es una isla, la autora islandesa a la que voy a llamar Ava, pues el resto del nombre es casi impronunciable,  regresa con nueva novela. Hay quién dice que es su mejor novela, Ava me comenta que es una historia de amor, y yo la comento que me parece una historia triste sobre lo “frágil, impredecible y caótica” que es la vida.

     «Entonces le pregunto al hombre de mi vida:
     —¿Qué estabas diciendo sobre Flóki?
     Creo que a lo mejor no he oído bien, porque en cada uno de los jardines y en cada uno de los balcones se está librando la batalla final entre el año viejo y el año nuevo. Mi marido lo repite de nuevo y esta vez lo oigo con claridad.
     —Perdona, pero lo amo. Tú serás la última mujer de mi vida.
     Y me quedo de pie en la crujiente nieve con mis zapatos de tacón alto mientras llueven sobre mí explosiones multicolores e intento mantener el equilibrio a medida que el balcón se mueve como en pleno oleaje. Mi corazón enloquece, una bomba viva ensangrentada, mientras intento concentrarme…»

Esta es la confesión que escucha María después de once años de matrimonio, una Nochevieja de boca de su marido, un matemático especialista en la teoría del caos que parecía el hombre perfecto. Perpleja por la separación, María debe afrontar también la repentina aparición de su padre biológico, que acabará hecho “polvo”. Sin embargo, gracias al cortejo de un joven vecino aficionado a la ornitología y a la amistad entrañable de Perla, «doctora en Psicoanálisis, consejera matrimonial y escritora», sus pasos emprenden un nuevo rumbo.

«Quería que fuera una pareja muy guapa, el matrimonio más bello del barrio, para mofarme de los clichés que dicen que las mujeres que se casan con homosexuales son muy masculinas –comenta–. Y quería contar que esto es mucho más frecuente de lo que se sabe, que un miembro de la pareja sienta atracción por personas de su mismo sexo, hombre o mujer, y que se casen sabiéndolo, es bastante común».

En este punto voy a poner una fotografía que una buena amiga ha colgado en facebook y que le viene al pelo al artículo.

Sin palabras

Sin palabras

Es una novela que no te dejará indiferente. El invierno islandés es muy duro y ocurren muchas cosas. Es duro saber, como ocurre en otros países, que el 20% de los homosexuales se casan por prejuicios o por presiones, y Ava me comenta que  en sus novelas no hay familias típicas y tradicionales. 

Lee las primeras páginas.

Audur Ava Olafsdottir y Guillermo Lorén

Audur Ava Olafsdottir y Guillermo Lorén

 

La autora:
Auður Ava Ólafsdóttir nació en Reikiavik,  Islandia en 1958; es autora de varias obras entre las que destacan Upphækkuð jörð (Tierra levantada), La mujer es una isla, con la que obtuvo el Premio de Literatura de la ciudad de Reikiavik y fue nominada al Premio Menningarverðlaun DV de literatura, y Rosa candida(Alfaguara, 2011), que recibió el Premio Fjöruverðlaun por «el atractivo de sus múltiples capas de significado y su creación de un nuevo paradigma masculino», el Premio Menningarverðlaun DV de literatura, el Prix des Amis du Scribe, el Premio Page des Libraires, el Premio de los Libreros de Quebec a la mejor novela extranjera, el Prix du Roman Venu d’Ailleurs, y fue finalista del Premio Fémina Étranger, del Premio de Literatura del Consejo Nórdico, del Gran Premio de las Lectoras de Elle, del Premio de la revista Lire y del Premio FNAC de Francia. 
Rosa candida significó un gran éxito de crítica y de ventas tanto en su país como en todos aquellos donde fue publicada.

El libro:
La excepción (título original: Undantekningin, 2012) ha sido publicado por la Editorial Alfaguara en su Colección Literaturas. Traducción de Elías Portela. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 294 páginas.

 

     —Perdona que no haya logrado seguir amándote el resto de nuestras vidas. Me mudo a casa de Flóki —aña­de mientras se desliza por la puerta. 
     Poco después, oigo que cierra de golpe la de fuera.


 


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