Revista En Femenino

La experiencia en la piscina con Lola

Por Pilarta
Llevo esperando el calor desde hace unas semanas, además esperando que el día 15 de junio, abran la piscina de mi casa porque no había cosa que más me apeteciera que era que Lola disfrutara del agua.El jueves, me fui corriendo al centro y le compré el kit completo de piscina. Le compré un poncho de toalla, una camiseta contra el sol, porque ella tiene la piel regular, unos crocs de su talla y un maxi flotador, donde ella podría estar segura. Son dos flotadores y en el centro se puede meter ella, con una tira en medio para que no se vaya para el fondo.

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Sus zapatillas de piscina, que no se las quita ni para dormir la siesta

Yo también me compré el super bikini, para acompañar a Lola en su aventura acuáticaEl caso es que el sábado era el día, el día de la piscina, el día de la inauguración de la piscina y me imaginé que sería genial, que Lola sonreiría y que se lo pasaría genial.El caso es que entre echarnos cremas, colocarla el pañal bañador, la camiseta, yo mi bikini  tardamos unos tres cuartos de hora en bajar.Yo era una madre orgullosa del bebé más contento de la piscina y de repente la cagué. Como siempre. Resulta que la cogí en brazos y abrí la ducha y cuando le empezó a caer algo de agua en la cabeza, empezó a poner pucheros y lloró. Lloraba mucho. Parece que paró y cuando la acerqué a la piscina, otra vez. Y el ser_padre, la cogió (aclaro que el padre de Lola tiene una esguince y lleva una venda en el pie, por lo que no podía meterse en la piscina).Me metí en la piscina y Lola lloraba mucho. Así que nada, me salí y vuelta a casa.
Ayer otra vez, resulta que bajamos a la piscina y al bajar, Lola se quedaba rezagada y no quería llegar a la zona de la piscina. Esta vez, el padre de la criatura, se quitó la venda del pie y se duchó y metió en la piscina mientras yo la sostenía entre mis brazos. De repente, empezó a poner sus pucheros y lloró. Me fijé en algo y es que cuando mi marido, se sumergía en el agua, era cuando más lloraba la pobre.
No estoy enfadada, ni frustrada, me hubiera gustado que Lola disfrutara en la piscina, como esperaba, pero me di cuenta que no tiene por qué aceptar meterse en el agua. Y eso que le encanta la bañera, pero claro no tiene nada que ver.La pobre debió imaginarse que a su padre o a mi nos pasaba algo, cuando nos metíamos en la piscina y quizás pensó que ya no nos vería más. La verdad es que de esos momentos en los que realmente te das cuenta cómo depende de nosotros y cómo nos necesita.
Así que aprendimos la lección, que las nuevas experiencias para Lola, no tienen por qué ser placenteras, es un bebé que no lo ha hecho nunca y puede ser que unas veces le guste a la primera, otras veces, más adelante y otras veces no le guste.
Menos mal que no acepté ir a un evento bloguero con una clase de matronación, porque sino el espectáculo iba a ser fino.
Así que señores y señoras, lo que a continuación pongo, es lo que no ocurrió con Lola.
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¿Qué experiencia tenéis en la piscina con vuestros bebés?

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