Revista Ciencia

La experimentación animal

Por Nkaiglobal

La experimentación con animales es una práctica cotidiana en millones de laboratorios en todo el mundo. Son múltiples las aplicaciones que podemos enumerar, las cuales pueden ir desde emplear animales para la docencia en universidades, hasta la creación de modelos animales de enfermedades, que simulen total o parcialmente algunas enfermedades humanas y que nos permitan sentar las bases para poder comprender el mecanismo de la dolencia y diseñar terapias efectivas. También se usan animales para probar la eficacia y la toxicidad de medicamentos, para investigación de carácter veterinario, para la fabricación de sustancias comerciales, para la creación de animales transgénicos resistentes a enfermedades o para usarlos posteriormente en xenotransplantes. Todas estas aplicaciones suscitan controversias en mayor o menor medida de cara a la sociedad.

PGS
Dentro de los detractores de este tipo de investigación, podemos encontrar las asociaciones u ONGs en defensa de la Naturaleza, que defienden que ésta no nos pertenece, sino que formamos parte de ella. Además, un sector de la comunidad científica cree que los resultados obtenidos en animales no se pueden aplicar en todos los casos al ser humano. La postura más llamativa dentro de las de este grupo es la del “Proyecto Gran Simio”. El Proyecto Gran Simio (PGS) es una asociación que defiende algunos derechos de estos animales, además de pedir la protección para ellos y su hábitat. También, reclaman la integración de los gorilas, los orangutanes y los chimpancés en la “Comunidad de los Iguales”, que “es una comunidad moral dentro de la cual aceptamos que determinados principios o derechos morales fundamentales, que se puedan valer ante la Ley, rijan nuestras relaciones mutuas”. Dado el gran parentesco existente entre estas especies y el Homo sapiens, defienden que no se puede discriminar a los chimpancés, orangutanes y gorilas, dado que pueden sentir como nosotros y la diferencia residiría en que no pueden comunicarnos sus deseos, como ocurre con los discapacitados mentales (de manera que se les estaría equiparando). Piden que si defendemos a las personas incapaces, tenemos que hacer lo mismo con los grandes simios. En definitiva, el Proyecto Gran Simio defiende que el especismo (discriminación por especies), es equiparable al sexismo o al racismo, y por tanto debemos luchar contra él y fomentar la igualdad, incluso entre especies distintas.

Por otra parte, también existen grupos que apoyan la experimentación animal. Es el caso de la Iglesia Católica que, aunque promueve el respeto a la Naturaleza, en su catecismo reza: “Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen dentro de límites razonables y contribuyen a curar o salvar vidas humanas“. También nos encontramos aquí a un gran sector de la comunidad científica, que opina que la investigación con animales es éticamente correcta, siempre y cuando se consiga un beneficio para el ser humano o para los propios animales que sea proporcionado, teniendo en cuenta el daño que debe causarse, es decir, que la relación beneficio/daño sea favorable.

EXPERIMENTACION ANIMAL

En mi opinión, y siempre respetando lo que la ley permite, la experimentación con animales debería seguir controlándose al máximo, pero no podemos abolirla por completo, al menos en este momento. Los animales, y el resto de seres vivos, merecen un trato digno y, por ello, estoy de acuerdo con las normativas europeas y españolas en cuanto a intentar reducir el número de animales que se emplea en investigación y a optimizar los procedimientos científicos para disminuir los daños y maximizar las aplicaciones. En consiguiente, coincido con los defensores de los animales en que la docencia en universidades podría usar sistemas informáticos o modelos artificiales de animales, ya que lo que se pretende es familiarizar al alumno con la fisiología o la anatomía del organismo en cuestión. Tampoco deberían emplearse para la investigación en cosmética. Sin embargo, mientras no tengamos medios alternativos y eficaces para sustituir a los animales en biomedicina (por ejemplo en el caso de modelos de enfermedades), no puedo negarme a la experimentación con ellos. En mi opinión, el ser humano tiene unas armas que la evolución le ha dado para intentar sobrevivir a la selección natural. Entre esas armas está el intelecto, de manera que podemos usar los recursos que la Naturaleza nos proporciona para conseguir nuestro propio beneficio, ya sea este la alimentación diaria o el avance de la ciencia. Por supuesto, también disponemos de una conciencia moral y de sentido común, que nos permite distinguir los actos correctos de los incorrectos, así como comprender que los recursos no son inagotables y que debemos hacer un uso sostenible de los mismos. Por esta razón, no apoyo la tortura inútil a animales y defiendo que se les cause el mínimo daño posible, pero no condeno su uso mientras no haya alternativa, porque eso constituye un beneficio para el ser humano. Tampoco comparto la visión de los seguidores del PGS, creo que están intentando extender valores humanos a otras especies cercanas, pero la defensa de la no tortura de los animales, debería ir más allá y no quedarse en cercanía filogenética, sino que cualquier animal es susceptible de ser reemplazado por un tejido, un cultivo o un modelo inerte, siempre que el estado de los conocimientos de la ciencia y la técnica lo permitan. Yo abogo por el respeto hacia la naturaleza en general, y no por el respeto únicamente de los grandes simios.

Si tienes alguna duda sobre lo que se puede o no se puede hacer en experimentación animal o quieres dar tu propia opinión, no dudes en dejarnos un comentario.

 


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